La cerveza alemana contiene, a pesar de la ley de pureza, muchas sustancias nocivas. Con la variante ecológica, las fábricas apuestan por una manera más biológica de elaborar cerveza.
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La noticia, en febrero de 2016, sobre la existencia de glifosato en la cerveza alemana hizo saltar las alarmas, y más aún en el año en el que se celebra el 500 aniversario de la ley de pureza alemana.
En marzo de 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) categorizó al pesticida glifosato de “posiblemente cancerígeno para los seres humanos”. A pesar de eso, el Instituto Federal de la Evaluación de Riesgos puntualiza que un adulto tendría que tomar mil litros de cerveza al día para temer que el glifosato perjudicase su salud, dice Sophia Guttenberger: “Ya no se puede decir que la cerveza es pura, ya que la pureza que se le sugiere al consumidor, no existe”. Guttenberger es coautora del estudio realizado sobre el contenido de glifosato en la cerveza, publicado por el Instituto de Medio Ambiente de Múnich. Ella reivindica que las fábricas de cerveza germanas prescindan totalmente de pesticidas en el cultivo de cebada y lúpulo.
Pureza no equivale a normas ecológicas
Solo unas pocas fábricas de cerveza en Alemania dan por sentado renunciar a los pesticidas. La marca Lammsbräu, por ejemplo, se elabora desde hace más de 30 años de acuerdo a unas normas propias de la ley de pureza ecológica que incluso van más allá de los criterios de la ley de pureza alemana, que solo estipula que la cerveza debe incluir lúpulo, cebada, levadura y agua.
El agua para la cerveza procede de una fuente propia que se halla a tanta profundidad que, según la empresa, está protegida de impurezas que puedan causar la agricultura y la industria.
“Queremos hacer algo bueno por la naturaleza y preservarla para las próximas generaciones”, dice Susanne Horn, gerente de esta fábrica ecológica. “Estamos convencidos de que solo a través de la agricultura ecológica es posible renunciar a los agroquímicos.” Si no, le arrebataremos a la naturaleza una gran parte de la biodiversidad y la calidad del suelo, cosas que nunca le podremos devolver.”
Un mercado en auge
De acuerdo a Biovista, una empresa de análisis de mercado, la cerveza ecológica aumentó su venta en un 14% entre 2013 y 2015 en Alemania. Lammbräu, por su parte, alcanzó vender un 6% más. Sin embargo, Horn dice que "todavía hay que facilitar más información”, ya que muchos consumidores creen que la ley de pureza significa que el producto es ecológico.
Marc-Oliver Huhnholz, portavoz de la Federación Alemana de Fabricantes de Cerveza, considera que la cerveza ecológica no es un producto de masas, pero sí es verdad que algunas fábricas convencionales intentar ampliar su gama para atender la demanda del producto orgánico.
Cambios necesarios
Desde que el Instituto de Medio Ambiente diera a conocer que, en 14 de las cervezas preferidas por los alemanes, había restos de glifosato, la confianza del consumidor germano en la ley de la pureza se ha resquebrajado. “Nuestros clientes nos comentan que cada vez más gente prefiere nuestros productos”, dice Horn de Lammsbräu.
Esta empresaria también consume alimentos ecológicos en su vida diaria: “No quiero ni pesticidas ni fungicidas en mi cuerpo. No hay estudios a largo plazo que mencionen si son perjudiciales para la salud. Tampoco quiero que por el uso de esas sustancias, perdamos la diversidad de las especies y contaminemos nuestra agua.”
La agricultura convencional ha creado un sistema que conllevará a su propia destrucción, cree la bióloga Guttenbeger. Para reducir el uso de pesticidas, el Instituto Federal de Medio Ambiente creó recientemente un programa para la protección sostenible de la flora. Es un tema que concierne a toda la agricultura convencional y no solo a la elaboración de cerveza.
Las reinas de Alemania
Los alemanes aman a sus reinas. En el país hay más de 100 monarcas, desde la que ostenta el cetro de la salchicha hasta la que lleva la corona de Miss Germany.
Imagen: Marco Felgenhauer
El imperio de la cerveza
Es lógico que en Alemania la cerveza tenga una reina. De hecho, hay varias monarcas: la de la cebada, la del lúpulo, etc. Y cada cual debe cumplir determinados requisitos. La Reina de la Cerveza de Baviera, por ejemplo, debe ser mayor de 21 años y ha de representar la cultura bávara a nivel internacional. Para ello recibe un traje típico y un entrenamiento para espitar barriles de madera.
Imagen: picture-alliance/dpa/P. Kneffel
Monarca de la Salchicha Blanca
La reina bávara Christin I impera actualmente en el mundo de las salchichas blancas, muy típicas de la zona. Se impuso sobre sus competidoras no solo por sus dotes para el "Gstanzl" (un canto en el que se improvisa en dialecto) sino también por sus amplios conocimientos sobre el embutido en cuestión.
Imagen: Marco Felgenhauer
Cerros y praderas
En Baviera hay tal profusión de reinas, que parece que cada localidad tuviera una. En el pueblito de Pfronten se elige la Reina de las Praderas Montañosas, cuya misión es atraer turistas y representar a la comunidad en la Semana Verde, una feria agropecuaria anual. El título está actualmente en manos de Sinja I.
Imagen: Pfronten Tourismus, E. Reiter
Manzanas en Berlín
La manzana es la fruta predilecta de los alemanes. Cada año se cosechan más de 960.000 toneladas en el país. No sorprende entonces que en múltiples lugares de Alemania haya una Reina de la Manzana. Una vez al año, la canciller Angela Merkerl invita a Berlín a las de las principales regiones de cultivo y se reparten cestitas con manzanas en el edificio de gobierno.
Imagen: picture-alliance/dpa/M.Kappeler
Sabiduría del vino
Cada región vitivinícola de Alemania corona una vez al año a su soberana. Además, anualmente se elige a una Reina del Vino a nivel nacional. De ella no solo se espera belleza física, sino también que sepa de vinos, como la actual: Su majestad Josefine Schlumberg estudia enología y ya de niña pasaba mucho tiempo en el viñedo de sus padres.
Imagen: picture-alliance/dpa/U. Anspach
Mar de rosas
Muchas regiones tienen también una Reina de las Rosas. Doreen II. (izquierda) impera sin embargo sobre la mayor coleción de rosas de mundo: el Rosarium de Europa. En un terreno de 13 hectáreas, en Sajonia-Anhalt, florecen más de 8.300 tipos de rosas. La princesa Sophia I apoya a la monarca y la acompaña en sus viajes.
Imagen: picture-alliance/dpa/H. Schmidt
Fiesta popular
Luisa I anima a la gente a subirse a los carruseles y las ruedas panorámicas. La asociación de ferias de diversiones elige una reina desde 1989. Entre sus labores se cuenta la de ir de kermés en kermés y velar porque el ambiente sea siempre festivo.
Imagen: picture-alliance/P. Schönberger/Geisler
Fresa virtuosa
La Baja Sajonia es la principal región de cultivo de fresas en Alemania. 40.000 toneladas se cosechan allí anualmente. Obviamente, esa comarca cuenta con una Reina de la Fresa. Britta I adora esa fruta: subraya que sabe bien, tiene muchas vitaminas y ayuda a adelgazar.
Imagen: picture-alliance/dpa/S. Prautsch
Décadas de tradición
Nueve días dura la fiesta de las flores en Amelinghausen. Hay fuegos artificiales, un escenario flotante al ire libre y un festivo desfile. El punto culminante de esta fiesta popular anual es la elección de la Reina de la Landa. Victoria -a quien la foto muestra en la ceremonia de coronoación- es ya la monarca Nr. 67.
Imagen: picture-alliance/dpa/P. Schulze
La más bella
Cada año se elige también a Miss Germany, la reina de belleza de Alemania. En el concurso participan las ganadoras de las eleciones de Miss de cada estado federado.