El último fin de semana fue para muchos alemanes como una fiesta nacional. Los amantes de la cerveza pudieron llenar sus frigoríficos y sus bañeras con latas de cerveza, agua mineral, coca cola u otros refrescos a precios casi regalados.

No fue el Papa Noél el responsable de estas maravillas sino el ministro alemán de Medio Ambiente, Jürgen Trittin. La nueva legislación alemana de envases de bebidas, que gravará su venta al público con tasas de reembolso, ha provocado una campaña de liquidación de latas de cerveza, ofrecidas estas Navidades a precio de saldo por las más populares cadenas de supermercados.

Delirios de cerveza

"Espuma de alegría en Alemania: todos a comprar cerveza barata", titula hoy en su portada el diario popular 'Bild', respecto a la operación 'limpieza' iniciada en algunos comercios, que ofrecen latas de esa bebida a cinco céntimos de euro, menos de la mitad de lo habitual.

La razón de la campaña es el temor de los comerciantes a la entrada en vigor de la legislación, el 1 de enero, que supondrá gravar con 25 a 50 céntimos de euros los envases hasta ahora no retornables de cerveza, refrescos y aguas minerales gasificadas.

La ley, impulsada por el Gobierno roji-verde para animar al consumidor a retornar los envases que, hasta ahora, a menudo acababan en la basura. El ministro Jürgen Trittin considera que se necesitarán aproximadamente 80.000 autómatas en toda Alemania para introducir las latas en el ciclo de reciclaje.

Todo afuera

Algunas cadenas de supermercado, como Aldi y Lidl - que suelen ofrecer los productos a precios más bajos- han anunciado que, a partir de año nuevo, retirarán de la venta las bebidas enlatadas. "Nosotros ya no venderemos latas" declaró un portavoz de Aldi que cuenta con 3800 filiales en Alemania. Lidl, con 2300 filiales, sigue buscando una solución pero se deshacen igualmente de sus bebidas enlatadas antes de fin de año.

Los Fabricantes y comerciantes trataron de frenar la ley pero han agotado ya los recursos judiciales, tras ser rechazada, por no fundamentada, su últimas demandas ante el Tribunal Constitucional.

Mientras, los ciudadanos invadieron los supermercados y se volcaron sobre las bebidas. La fiesta del fin de año esta salvada. ¡Salud!