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¿Chavista contra chavista en Venezuela?

27 de febrero de 2018

Presuntos exchavistas y chavistas rebeldes lanzaron sus candidaturas presidenciales, aparentemente dispuestos a evitar la reelección de Nicolás Maduro, quien se postuló con un nuevo apoyo: el del Partido Comunista local.

Maduro winkt, als er zum Treffen mit der Kommunistischen Partei Venezuelas (PCV) in Caracas kommt
Maduro durante su encuentro con el Partido Comunista de Venezuela. (26.2.2018)Imagen: Reuters

Las postulaciones para los controvertidos comicios presidenciales venezolanos fueron aceptadas hasta este martes (27.2.2018). Así lo informó la máxima autoridad electoral de la nación sudamericana, refutando tácitamente los rumores sobre un posible aplazamiento de la votación. Los políticos más prominentes de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) –la más grande coalición de grupos antichavistas– anunciaron que no participarían en la contienda. Henri Falcón, cuyo talante opositor sigue siendo puesto en duda por muchos, esperó hasta el último minuto para lanzar su candidatura oficialmente, catapultada por su partido, Avanzada Progresista, por el socialcristiano COPEI y por Movimiento al Socialismo (MAS).

También se postularon el pastor evangélico Javier Bertucci, el empresario Luis Alejandro Ratti y el exmilitar Francisco Visconti, implicado en los fallidos golpes de Estado de 1992. El primero en formalizar su candidatura fue el ingeniero Reinaldo Quijada, coordinador de Unidad Política Popular 89 (UPP89), un partido que en 2016 abandonó la mayor alianza de formaciones oficialistas –el Gran Polo Patriótico– sin dejar de defender la “Revolución Bolivariana”. Todos ellos dicen estar dispuestos a evitar la reelección del hombre fuerte de Caracas, Nicolás Maduro. “La recuperación del país sólo será posible si logramos reencontrarnos con la dimensión ética de la política, hoy totalmente perdida con el presidente Maduro”, señaló Quijada hace poco.

El PCV, viejo camarada

“Chavistas no maduristas” es el nombre que se les ha dado a quienes reivindican el “socialismo del siglo XXI” impulsado por el mandatario Hugo Chávez hasta su muerte (1999-2013) y abominan de la gestión de su sucesor. Pero Maduro sigue contando con un respaldo nada desdeñable en el seno del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y de los poderes públicos bajo su control. Es ese apoyo el que le ha permitido adelantar la fecha de los comicios presidenciales de diciembre a abril, excluir a la MUD como bloque del proceso de revalidación de partidos, negarle al grupo opositor Primero Justicia la posibilidad de proponer a un candidato y fundar un partido de la nada –Somos Venezuela– para cazar votos entre los indecisos.

También la lealtad del Gran Polo Patriótico, un conglomerado de diecisiete grupúsculos creado para promover la reelección de Chávez en 2012, parece seguir siendo importante para el mandamás del petroestado caribeño: este lunes (26.2.2018), uno de sus integrantes más emblemáticos, el Partido Comunista de Venezuela (PCV), le dio un espaldarazo a su postulación. Maduro lo agradeció en un acto solemne, ensalzando su estatus como el partido más antiguo de los que siguen existiendo en el país. A juicio de Héctor Briceño, profesor en el Centro de Estudios del Desarrollo (CENDES), con sede en Caracas, es evidente que el PCV será usado “como un bloque más en la fachada de legitimidad que Maduro está construyendo en torno a las elecciones” para que el mundo acepte su validez.

“Fachada de legitimidad”

“El régimen intenta convencer a quien le preste oídos de que los comicios presidenciales son creíbles; de que el triunfo de Maduro no ha sido asegurado a punta de artimañas, como sostienen sus críticos; y de que Maduro debe esforzarse en hacer campaña y negociar para ganar voluntades. Él está concibiendo la ficción de que en Venezuela tendrán lugar elecciones presidenciales justas y transparentes”, asevera el analista. Ivo Hernández, de la Universidad de Münster, coincide con Briceño: “Todo político con una mínima noción de historia sabe que lo que se está buscando es crear una ilusión de democracia que le permita a Maduro perpetuarse en el poder y distraer la atención de la crisis humanitaria, que hoy por hoy es el problema más grave del país”.

A los ojos de Hernández, el PCV, fundado en 1931, es un partido que “perdió su brújula completamente” hace décadas. “Ese es un partido sin agenda y sin ideología que no hace más que secundar las ofertas hechas por el PSUV”, esgrime el docente de Münster. En lo que respecta a Reinaldo Quijada, el “chavista rebelde” del partido UPP89, ambos entrevistados lo perciben como otra marioneta en las manos del oficialismo. “Maduro quiere permanecer en el poder como sea y, si eso implica cooptar e instrumentalizar a partidos más pequeños que el PSUV, no dudo que lo haga”, dice Hernández. “Quijada es otra ficha al servicio de Maduro que puede ayudarlo a darle un aura de limpieza a las elecciones”, agrega Briceño. 

Según el catedrático del CENDES, aunque el partido UPP89 carece de relevancia en términos de membresía, la postulación de Quijada –la primera de todas– buscaba evitar que Maduro fuera solo a las urnas. Ahora tiene cinco presuntos contrincantes en total, pero, hasta el 23 de febrero, Quijada era la única garantía de que Maduro tendría por lo menos un rival y de que los comicios podrían, al menos, recibir el beneficio de la duda. Para pulir la imagen del régimen, Maduro ganará las elecciones presidenciales del 22 de abril, pero no con el 99 por ciento de los votos, como lo hacían Fidel Castro en Cuba y otros dictadores en otros países, augura Briceño.

*Este artículo fue actualizado para incluir los nombres de todos aquellos que formalizaron sus candidaturas presidenciales a última hora del 27 de febrero de 2018.

Evan Romero-Castillo (VT)
 

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