Chelsea Manning en el Festival Transmediale Berlín 2018
31 de enero de 2018
Como parte de un espectáculo de arte interdisciplinario, el ADN de esta informante y activista transgénero fue utilizado para crear una exposición de "posibles retratos" que desafían los estereotipos de género y raza.
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La artista estadounidense Heather Dewey-Hagborg contactó por primera vez a Chelsea Manning en 2015, cuando la informante cumplía una sentencia de treinta y cinco años de prisión por filtrar información clasificada mientras trabajaba como analista de inteligencia del ejército estadounidense en Irak.
Dewey-Hagborg había recibido mechón de pelo e hisopos con pruebas genéticas de las mejillas de Manning, sacados de contrabando de la prisión. Este fue el comienzo de una colaboración que constituye la pieza central del Festival Transmediale de este año en la Casa de las Culturas del Mundo de Berlín. El festival anual destaca las conexiones entre las artes, la cultura y la tecnología mostrando una gama de proyectos relacionados con un tema elegido cada año.
Como parte de la exhibición titulada "A Becoming Resemblance", Dewey-Hagborg y Manning crearon una instalación que dieron por llamar "Probablemente Chelsea", compuesta por treinta máscaras impresas en 3D, que la artista describe como una muestra de "posibles retratos" derivados de una muestra del ADN de Manning que apunta a liberar a su sujeto en varios niveles fundamentales.
Revelando a Chelsea
"La primera vez que hablé con Manning fue leyendo su ADN en 2015", dice Dewey-Hagborg a DW. La artista había sido contactada por Paper Magazine en Nueva York para producir una descripción de la informante que se publicaría junto con una entrevista por correo realizada por artistas y activistas con Manning, incluyendo a Jacob Appelbaum, quien, como Manning, trabajó con Wikileaks.
¿La razón?
Después de ingresar a una prisión militar para hombres, la imagen de Manning fue censurada y vigilada a través de una política de visitas restringidas. De acuerdo con Dewey-Hagborg, en ese momento nadie había visto realmente a Chelsea Manning. Después de haber recibido muestras del cabello y las mejillas de Manning, Dewey-Hagborg trabajó para crear una imagen basada en la misma imagen determinada por su ADN que había utilizado para la controvertida serie de retratos "Visiones extrañas", en 2012.
La colaboración de Dewey-Hagborg y Manning resume literalmente el tema de la Transmediale, "Face Value", de 2018, que investiga los "valores actuales que han contribuido a divisiones políticas, económicas y culturales extremas".
Sumugan Sivanesan (jov/vt)
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El cosmopolitismo berlinés de los años veinte
En los años veinte del siglo pasado, Berlín no sólo era el corazón de la República de Weimar, sino también la capital internacional del arte y el placer. Un nuevo libro celebra esa etapa de la ciudad alemana.
“Cae la noche sobre Berlín en los salvajes años veinte” es el título del libro de gran formato que la editorial alemana Taschen acaba de dedicarle a este período de la gran urbe alemana. Sus páginas exhiben las ilustraciones del aclamado diseñador Robert Nippoldt y los textos de Boris Pofalla.
Tras la devastadora Primera Guerra Mundial, los habitantes de Berlín estaban ávidos de divertirse de nuevo. El ocio y la diversión eran sus prioridades y la mejor hora para entregarse a ellas era la noche, bajo el anonimato propiciado por la penumbra.
Ya en esa época, los eventos deportivos atraían a mucha gente. Estrellas del boxeo como Max Schmeling convertían los estadios en imanes para multitudes. Las carreras de bicicletas en el palacio deportivo de la Potsdamer Strasse eran espectáculos que sólo se perdían aquellos que realmente no tenían ni un centavo en el bolsillo.
En el famoso Wintergarten, las luces bañaban a las estrellas del espectáculo más disímiles. “Está oscuro en el Wintergarten. Lo único que se ve es el resplandor de dos proyectores gigantescos. Y unas tres mil personas escuchan la voz de Claire Waldoff; con un repertorio de 300 canciones, la intérprete ha alcanzado el punto más alto de su fama”, cuenta Boris Pofalla en el libro.
Cuenta la leyenda que Berlín acogía sin prejuicios a personas que en otros lugares eran objeto de desdén y burla, que los gays, las lesbianas y las personas transgénero se sentían atraídas por el anonimato y la tolerancia de la gran ciudad. Se dice también que, debido a la gran demanda, unos 130.000 hombres y mujeres se dedicaban en cuerpo y alma al trabajo sexual.
La República de Weimar también es conocida por las tensiones sociales y políticas que la sacudían. Aquellos con vocación de oradores solían articular discursos para persuadir a la población de apoyar a este o a aquel partido o movimiento político. De alguna manera, sus dones los convertían en artistas seductores, en las calles y en los estadios.
Esas tensiones sociopolíticas dieron pie a sucesos importantes en los años treinta. Aunque ese período trasciende el foco del libro de Nippoldt y Pofalla, ambos le dedican algunas páginas a los hechos que propiciaron el ascenso de los nazis. Ninguna otra imagen podría ilustrar mejor el desastre por venir que el presidente Paul von Hindenburg estrechándole la mano al futuro dictador Adolf Hitler.
Una de las ilustraciones más dramáticas del libro está dedicada al incendio del Reichstag, el fuego que destruyó la sede del Parlamento alemán el 28 de febrero de 1933. La toma del poder por parte de Hitler no sólo fue una calamidad para Europa y el mundo, sino también para la cultura alemana. Numerosos artistas fueron arrestados, asesinados o expulsados del país.