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Chemnitz, capital europea de la cultura y bastión de la AfD

17 de junio de 2024

En casi toda Alemania del Este, el partido AfD, parcialmente de extrema derecha, se ha convertido en la fuerza política más potente. También en Chemnitz, capital europea de la cultura en 2025.

Busto gigante de Karl Marx delante de un bloque de apartamentos.
Chemnitz, conocida antiguamente, en la Alemania del Este, como la Ciudad Karl Marx, ha sido elegida capital europea de la cultura en 2025. El partido AfD es la primera fuerza política de la localidad.Imagen: Hans Pfeifer/DW

Quienes apoyan el partido "Alternativa para Alemania" (AfD) celebran los últimos éxitos de la formación con la llamada "ola azul", el color de la derecha radical. Si en un mapa de Alemania coloreamos de azul todas las circunscripciones en las que la AfD fue votada de manera mayoritaria en las recientes elecciones europeas y locales, concluiremos que prácticamente todo el este de Alemania es de color azul. Incluida la ciudad de Chemnitz, elegida capital europea de la cultura en 2025.

"Se nota que la gente está despertando", dice con satisfacción Nico Köhler, empresario y presidente de distrito de la AfD en Chemnitz, que representa al partido en el ayuntamiento. En esa ciudad,la AfD obtuvo un 24 por ciento de los votos en las elecciones municipales y un 28 por ciento en las europeas. ¿Qué va a hacer con este apoyo político?

"Hay que aumentar el bienestar ciudadano", dice. "Orden y seguridad, en eso tenemos que trabajar". Köhler quiere que haya más policía en su ciudad: "A la gente no le gusta ir al centro, sobre todo por la noche. Ocurren muchas cosas: atracos, robos a personas, manoseos a mujeres… Eso ha sido una constante desde 2015". También podría haber dicho: "Es por los extranjeros", pero no, dice "2015".

La AfD, contra refugiados y migrantes

La AfD cifra en el año 2015 el momento en el que considera que casi todo empieza a ir mal en Alemania. Fue en 2015 cuando alrededor de dos millones de personas huyeron de Siria e Irak hacia Europa. La mayoría de ellas acabaron en Alemania. Los debates sobre asilo y migración se intensificaron después con la guerra de Rusia contra Ucrania a partir de 2022, cuando una nueva oleada de refugiados llegó a Alemania.

Para el partido AfD, admitir refugiados implica un proceso de "intercambio de población". La formación declara enemigos de Alemania a todos los demás partidos, que quieren "llevar al país al abismo y conducirlo a una guerra con Rusia". Sus eslóganes calan entre los votantes.

Nico Köhler está contra la entrega de armas alemanas a Ucrania. Para él, resulta comprensible que el grupo parlamentario de la AfD boicotee casi unánimemente la visita del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, al Bundestag. "Ya hay gente en el Bundestag alemán que no está a favor de que le estén dando constantemente armas y dinero" (a Zelenski). Este tipo de consignas son populares en las calles.

Nico Köhler, representante de la AfD en el ayuntamiento de Chemnitz, quiere tomar medidas contra los migrantes en su ciudad.Imagen: Hans Pfeifer/DW

Las guerras de los últimos años han cambiado Chemnitz. La ciudad tiene 250.000 habitantes, con una proporción de extranjeros que ha aumentado bruscamente hasta alcanzar los casi 35.000. Ya son parte del paisaje urbano: hay salones de té, bares donde se fuman pipas de agua conocidas como shishas y tiendas de comida árabe.

Según las estadísticas policiales sobre delincuencia en 2023, Chemnitz es una de las ciudades más seguras de Alemania. Y Alemania, uno de los países más seguros del mundo. Pero la AfD alimenta masivamente los prejuicios y el miedo contra los inmigrantes. Esta es una de las razones por las que la Oficina de Protección de la Constitución de Sajonia la califica de "definitivamente de extrema derecha".

Nico Köhler pide medidas duras contra los inmigrantes y los extranjeros de Chemnitz. Quiere que muchos de ellos salgan de las escuelas: "La proporción de migrantes en las clases debe disminuir", dice, y pide además que se prohíba la entrada en Chemnitz a los delincuentes extranjeros.

Las dos caras de Chemnitz

Zeran Osman tiene una visión muy diferente de su ciudad y de la criminalidad en ella. Osman vive desde hace ocho años en Chemnitz, donde estudió y donde ahora desempeña labores de educación para el desarrollo en la asociación ASA-FF, una red por la democracia y contra el racismo.

A Osman le gusta que ahora haya más extranjeros viviendo en la ciudad que hace diez años. "Antes, las calles del centro estaban completamente vacías, ahora, sencillamente, se han revitalizado y eso no habría ocurrido si no hubiera vida migrante". En realidad, ella es de Halle, a una hora y media en coche de Chemnitz, pero lucha por convertir su ciudad de acogida en un lugar democrático y diverso. Y lucha también contra la AfD.

La victoria de este partido en las elecciones europeas y municipales del 9 de junio le afectó mucho. La AfD lleva años en ascenso en Alemania, aunque cada vez se está volviendo más radical y extremista. Tal vez precisamente ahí radique la clave de su ascenso. Y está adoptando un tono cada vez más agresivo en sus disputas con otros partidos. Para Zeran Osman, resulta especialmente alarmante la reacción de los votantes: "Personalmente, tengo la sensación de que quieren un cambio, cueste lo que cueste", lamenta.

Chemnitz, refugio de neonazis

El ascenso de la AfD tiene consecuencias concretas para la vida en Chemnitz: los insultos y agresiones verbales contra inmigrantes van en aumento. Así lo demuestran las estadísticas de los centros de asesoramiento a las víctimas. Por otro lado, Chemnitz ha sido refugio de neonazis alemanes durante muchos años. Concretamente, la banda asesina de extrema derecha NSU se escondió aquí a finales de los noventa, porque tuvo el apoyo de una gran red de simpatizantes y ayudantes.

En agosto y septiembre de 2018, hubodías de marchas nazis y disturbios en Chemnitz, desencadenados por el asesinato de un hombre en un festival de la ciudad. Según los medios de comunicación, los presuntos autores tenían origen migrante. Una turba de extrema derecha se lanzó a la caza de presuntos migrantes reales, contramanifestantes, agentes de policía y miembros de la prensa. También fue atacado un restaurante judío de la ciudad.

Trabajadoras de la asociación ASA-FF, de Chemnitz. A la derecha, Zeran Osman.Imagen: Hans Pfeifer/DW

Personas como Zeran Osman y muchas asociaciones comprometidas llevan años luchando apasionadamente por un cambio en la ciudad. Reciben mucho apoyo, pero esto es algo que está en peligro con el ascenso de la AfD. Y es que, en general, la AfD rechaza proyectos democráticos como el de Zeran Osman, de la ASA-FF. Los constantes ataques minan las fuerzas del personal. Osman dice que necesitan ayuda urgente del Gobierno central: "Porque aquí, sobre el terreno, en Chemnitz, en la región de Sajonia, no vamos a recibir nada más hasta las elecciones regionales, al contrario. Todavía nos encontraremos muchos obstáculos en el camino".

Amenazas y abusos verbales

"Hay sitios Chemnitz a los que no me atrevo a ir", dice Avery. El joven tiene 19 años y está sentado en el centro, frente al monumento a Carlos Marx, el símbolo de la ciudad, que en la antigua RDA se llamaba Karl-Marx-Stadt o Ciudad Carlos Marx. "La gente me grita 'maricón de mierda'". Y todo porque sus zapatillas llevan impreso un arcoiris, el símbolo del movimiento LGBTIQ+.

La AfD se defiende de las acusaciones de que alimenta la incitación al odio, y de que es un partido extremista y racista. El partido se autodenomina "normal". En Chemnitz, normal significa que Lars Franke, un hombre que se ha paseado con una camiseta con un smiley de Hitler, que está afiliado a la organización NSU y que ha participado en marchas neonazis, va a ser compañero de Nico Köhler en el ayuntamiento de la ciudad como uno de los representantes de la AfD.

Conocemos a otro joven en el monumento a Carlos Marx. Se llama Leon, es simpático, lleva una sudadera con capucha y monta en bicicleta BMX. Nos confirma que votó a la AfD, nos dice, "por los extranjeros". ¿Qué opina de que los detractores de la AfD digan que es un partido nazi? Eso no parece molestarle. Aunque piensa en ello por un momento y dice que tal vez sea cierto en parte. Pero dice que Hitler también tenía razón al 50 por ciento. Aunque, reconoce, no se sabe toda la historia. (ms/rml) 

 

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