Chile dio el domingo carpetazo al último remanente de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) con una contundente votación en favor de enterrar la Constitución heredada de ese régimen.
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De ese modo, Chile se encamina a actualizar una democracia que vivió por 30 años bajo las reglas establecidas por el gobierno cívico-militar.
De manera abrumadora, un 78,28% de los más de 7,5 millones de votos registrados, con el escrutinio al 99,72%, fueron en favor de la opción "Apruebo" el cambio de una Carta Magna.
La actual Constitución, ideada en plena dictadura, ha sido, según expertos consultados por la agencia AFP, una camisa de fuerza que apuntaló evidentes desigualdades económicas y sociales en el país de 18 millones de habitantes.
La opción alternativa, el "Rechazo", acumuló el 21,72% de las papeletas, en una jornada en la que participó el 50,86% de los más de 14,7 millones de chilenos habilitados para votar en el plebiscito. En Chile la abstención suele rondar la mitad de los llamados a las urnas (las últimas elecciones presidencial registraron un 49,02% de participación en la segunda vuelta).
Para Marcelo Mella, politólogo de la Universidad de Santiago, el triunfo del cambio de Constitución inicia un camino nuevo para la democracia chilena, nacida de otro plebiscito en 1988 en el que la población decidió terminar con el gobierno de Pinochet tras 17 años de dictadura.
"Supone abandonar de una vez por todas la sombra de la dictadura en lo institucional y resolver las deudas que tiene nuestra democracia y que terminan convirtiendo el juego político democrático en un juego trivial sin relevancia para una gran parte de los chilenos y chilenas", afirmó Mella.
Si bien Chile ha vivido treinta años en democracia, las reglas por las que se rige fueron establecidas todavía durante la dictadura, y la nueva realidad abierta tras el aplastante triunfo cosechado por la ciudadanía en el plebiscito termina de sepultar un régimen del terror que dejó más de 3.200 muertos y la violación sistemática de los derechos humanos.
Además de la victoria del "Apruebo", que muchos comparan en importancia histórica con la victoria del "No" en aquel otro plebiscito que derrocó a Pinochet, los chilenos también optaron mayoritariamente por una "Convención Constitucional" como el órgano que redactará la nueva Carta Magna.
Con esta decisión, será un grupo de ciudadanos electos (hombres y mujeres en igual número) quienes tengan la fundamental labor de escribir las reglas a las que se ajustará una sociedad que desde el pasado 18 de octubre de 2019, cuando comenzaron las protestas sociales en Chile, con un saldo de al menos 30 muertos y miles de detenidos y heridos, reclama terminar con la desigualdad y mejorar la salud, la educación y las pensiones.
CP (afp, efe)
Chile: la semana en que se desató la furia (octubre de 2019)
Las protestas por el alza del pasaje del Metro se convirtió rápidamente en una expresión de descontento popular que no ha logrado ser controlada, ni siquiera por intermedio de la presencia de militares.
Imagen: picture-alliance/AP Images/E. Felix
Todo partió con la evasión
Las manifestaciones contra el alza en el precio del boleto del Metro comenzaron el 14 de octubre y fueron convocadas por secundarios, que se coordinaron a través de las redes sociales. Cuando los entrevistaban, decían hacerlo por sus padres, que ya gastan mucho dinero en transporte. El llamado era a evadir el pago saltando las barreras en las estaciones del ferrocarril urbano de Santiago.
Imagen: Reuters/C. Vera
Vandalismo y enfrentamientos
La manifestación, originalmente pacífica, fue reprimida por la policía militarizada chilena, lo que generó malestar entre los jóvenes. La consigna "basta de abusos", sin embargo, comenzó a permear otras capas sociales en un país donde la desigualdad no ha podido ser eficientemente combatida en los últimos años. Comenzaron, así, los primeros enfrentamientos con la policía.
Imagen: Reuters/I. Alvarado
El caos se extiende
Las protestas se extendieron rápidamente por todo Santiago, y al comienzo tímidamente en otras regiones del país. También empezaron los saqueos a supermercados y la destrucción de bienes públicos y privados. Al mismo tiempo, la ciudadanía siguió expresando su malestar por el alto costo de la vida, bajos salarios, pensiones miserables y otros problemas a través de ensordecedores cacerolazos.
Imagen: Getty Images/AFP/C. Reyes
La destrucción del Metro
Quizás las escenas más desoladoras para los santiaguinos, siempre orgullosos de su Metro, fueron las que mostraban la destrucción de casi un centenar de estaciones del tren urbano, las que fueron incendiadas y vandalizadas por hordas. Algunos ataques parecieron coordinados. A estas alturas, las fuerzas de seguridad se vieron superadas por la acción de inadaptados.
Imagen: AFP/J. Torrest
Militares a la calle
El viernes 18 de octubre, el presidente Sebastián Piñera decretó el estado de excepción y ordenó que las Fuerzas Armadas salieran a las calles para ayudar a restaurar el orden. Pronto los militares, ya a cargo de la seguridad, decretaron toque de queda en la capital y otras ciudades, pues las protestas, pero también los saqueos, se habían extendido a todo el país.
Imagen: picture-alliance/AP Images/AP Photo/E. Felix
Toque de queda y problemas
El toque de queda, una medida constitucional que no se utilizaba desde la dictadura de Augusto Pinochet, generó una serie de dificultades. El aeropuerto de Santiago se vio totalmente colapsado debido a que se suspendieron vuelos porque las tripulaciones no pudieron llegar a trabajar y muchos turistas quedaron varados en el terminal aéreo, sin recibir información ni tener acceso a alimentación.
Imagen: Imago-Images/Aton Chile/D. Yankovic
Medida ineficaz
A pesar del toque de queda y de la cada vez más dura represión, las protestas siguieron su curso, incluso una vez que imperaba la prohibición de salir de los hogares. Las fuerzas de seguridad seguían viendo con impotencia los saqueos, incendios de centros comerciales y siendo muchas veces desbordados por las masivas manifestaciones pacíficas, en las que -de todas formas- actuaban con dureza.
Imagen: imago images/Aton Chile/J. Torres
Numerosas denuncias de abusos
Los desmanes y la represión han dejando una veintena de muertos, casi 200 heridos a bala, más de 5.000 detenidos y daños, solo en el Metro, que superan los 300 millones de dólares. El Instituto de Derechos Humanos denunció que al menos cinco de las muertes fueron obra de la acción desmedida de las fuerzas de seguridad, y en un caso un militar fue detenido por haber disparado contra un ciudadano.
Imagen: Getty Images/AFP/M. Bernetti
Un paquete de medidas
El martes 22 de octubre en la noche, el presidente Piñera presentó un paquete de medidas con las que pretende calmar la furia ciudadana. Entre ellas está un aumento de la pensión básica y del salario mínimo, la reducción del sueldo de los parlamentarios y la creación de un seguro de salud para enfermedades catastróficas. El paquete surgió tras una reunión con partidos de gobierno y oposición.