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Chile: las claves de su posición frente a Israel

21 de marzo de 2024

La condena chilena a la ofensiva de Israel en Gaza no solo se explica por un Gobierno de izquierda. También desde la sociedad civil y la derecha hay acciones pro Palestina. ¿Qué factores determinan esta postura?

Mujer eleva una pancarta durante una protesta que pone: "A romper lazos con Israhell"
Manifestación propalestina en Santiago de Chile el 4 de marzo de 2024. Imagen: Lucas Aguayo Araos/Anadolu/picture alliance

Tras el ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre, en el que murieron más de 1.200 personas, el presidente de Chile,  Gabriel Boric , expresó su condena, pero asimismo ha rechazado, con declaraciones y acciones, la arremetida israelí en contra de la población civil palestina.

Desde que se inició el conflicto, el Gobierno llamó a consultas a su embajador en Tel Aviv. Ante la Asamblea General de la ONU, la embajadora Paula Narváez planteó que "Chile no permanecerá indiferente frente a la actual situación y al dolor del pueblo palestino”. El país sudamericano pidió, junto a México, que la Corte Penal Internacional (CPI) de La Haya investigue eventuales crímenes por parte de Israel y ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) dijo que este país violaba el derecho internacional.

En una reciente medida que causó controversia en diversos sectores, Boric decidió excluir a las empresas de Israel de la Feria Internacional del Aire (FIDAE), un importante encuentro de negocios del área militar, que se celebra en abril en Santiago. No es algo inédito. En la anterior edición de la FIDAE, el entonces presidente Sebastián Piñera, de derecha, rescindió la invitación de Rusia, argumentando la violación al derecho internacional por la agresión contra Ucrania.

El episodio sumó mayores roces con el embajador de Israel, pero el canciller chileno, Alberto van Klaveren, ha descartado que se contemple romper relaciones diplomáticas. "Chile tiene una historia de cercanía con la causa palestina, pero también con la neutralidad y, aunque pueda resultar paradójico, también ha tenido buenas relaciones con Israel”, dice a DW el historiador Pablo Álvarez.

Soluciones diplomáticas

El académico de la escuela de Historia de la Universidad Diego Portales afirma que "históricamente, Chile ha tratado de propiciar y bregar por soluciones diplomáticas para los conflictos internacionales. Ahora, la posición del gobierno está condicionada por cuestiones propias de su contexto interno. Ante críticas de ser dubitativo, tanto desde la oposición como de sectores progresistas, es una oportunidad de mostrarse firme en una posición pro humanitaria y pro Palestina, pero que resulta conflictiva también”.

En opinión de la presidenta de la comunidad judía en Chile, Boric "toma decisiones ideologizadas”. La abogada Ariela Agosin señala a DW que "no todos en el Gobierno ni en el aparato estatal piensan y habrían actuado como él. Como jefe de estado tiene derecho a tomar estas decisiones, pero deberían ser consultadas con el Consejo de Relaciones Exteriores y las comisiones de defensa en el Congreso, porque afectan a todo el país. Aleja a empresas clave para la defensa nacional y deja a Chile en una situación vulnerable. Y como comunidad judía nos sentimos en mayor peligro ante algún tipo de atentado”.

El conflicto importado a Latinoamérica


Tradicionalmente, en América Latina la izquierda se ha cuadrado con la causa palestina, y la derecha, con Israel. "Pero esto no tendría que tener que ver con el color político, es mucho más complejo que eso”, opina Agosin.

La abogada considera que, dentro de la comunidad judía, también hay posturas políticas y opiniones diversas, "pero hay consenso en que lo que pasó es la tragedia más grande que le ha ocurrido al pueblo judío desde el Holocausto y no puede volver a pasar. Si las medidas que se han tomado son las correctas, en eso puede haber divergencia”.

El doctor en derecho internacional Jaime Abedrapo observa cierta transversalidad en la postura frente a Israel, "incluso la de no invitar a Israel a la FIDAE. Hay actores tanto en el Congreso, como exministros del período del presidente Piñera, que están de acuerdo con la posición que ha tomado el Gobierno de Chile en este asunto”.

El director del Centro de Derecho Público y Sociedad de la Universidad San Sebastián considera que la postura del Gobierno se condice con los principios de su política exterior, "de respeto al derecho internacional, promoción de los Derechos Humanos e impulso de la cooperación”.

El senador Francisco Chahuán, del opositor partido de derecha Renovación Nacional, coincide. "No hay que romper las relaciones diplomáticas, pero sí corresponde que Chile, como ha sido históricamente su posición, pida que no se vulneren las normas del derecho internacional humanitario”, señala a DW.

El parlamentario, de raíces palestinas, estima que el Estado ha mantenido una línea consistente en su política exterior y recuerda que fue Piñera quien reconoció al Estado palestino. "Chile ha apoyado todas las resoluciones de la ONU que condenan la ocupación ilegal en territorio palestino e instan a las partes a la solución de dos Estados y a generar una paz justa y duradera”.

Por su parte, el abogado Nelson Haddad, exembajador en Jordania, Egipto e Irak, dice a DW que se trata de "una posición de principios, una política de Estado que no cambia según el Gobierno de turno. Aquí se defienden los Derechos Humanos y la adhesión al derecho internacional humanitario”.

El peso de la comunidad palestina


Una particularidad de cómo se vive este conflicto en Chile es la populosa colectividad palestina local, presente en todo el espectro político, la economía y organizaciones sociales y deportivas. "Más allá de Medio Oriente, esta es la comunidad más grande en la diáspora. Hay 600 mil chilenos de origen palestino”, indica Chahuán.

"Ha hecho una importante contribución al desarrollo y al progreso del país, se ha integrado completamente a la sociedad chilena, pero no se olvida de sus raíces. Hoy está sufriendo por la muerte de más de 30 mil civiles en Gaza y por eso estamos haciendo las gestiones para buscar justicia y hacer responsables a los autores de estos crímenes”, subraya el exembajador Haddad.

Si bien las colectividades israelí y palestina en Chile datan de finales del siglo XIX, "no siempre fueron tan receptivas a los problemas geopolíticos del Medio Oriente. En algún momento del siglo XX hubo una suerte de importación no solo del conflicto sino de algo anterior, que es el nacionalismo”, explica el historiador Álvarez.

Denuncia ante La Haya


Desde la sociedad civil, un grupo de 620 abogados chilenos presentó una denuncia ante la Corte Penal Internacional contra el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, su ministro de defensa y jefes militares, por delitos contra la humanidad, genocidio y crímenes de guerra cometidos en Gaza, Cisjordania y Jerusalén oriental.

Una delegación encabezada por Haddad e integrada por el senador Chahuán fue recibida en La Haya el pasado 11 de marzo. "Chile condenó el 7 de octubre e hizo esfuerzos para la liberación de los rehenes, pero lo que ha ocurrido a partir de esa fecha es un castigo colectivo a la población civil de Gaza. Chile no puede permanecer indiferente. Eso es ser cómplice con el genocidio”, señala el parlamentario. "Hemos acreditado con testimonios, fotografías y fuentes directas de testigos presenciales el genocidio que se está cometiendo”, añade Haddad.

Al respecto, la presidenta de la comunidad judía en Chile rechaza que la acción de Israel constituya genocidio y explica que se debe analizar cada caso para establecer si se configuran crímenes de guerra. "El presidente hablaba de genocidio mucho antes del 7 de octubre. Usan la palabra con una liviandad absoluta. Jurídicamente tiene una carga muy importante, pero se ha banalizado”, apunta. A su juicio, "Israel ha seguido las normas del derecho internacional humanitario”.

¿Chile antisemita?


El embajador de Israel y la comunidad judía han rechazado la postura del Gobierno. "Hay una diferencia muy grande entre cómo toma ciertas crisis en el mundo. Hay una visión ideologizada, no es solo una cuestión de principios”, observa Agosin.

La presidenta de la comunidad judía ve un sesgo preocupante en Chile: "Hay antisemitismo y prejuicios horribles. Una cosa es criticar al gobierno de Israel de turno y sus decisiones, y otra es cuando se cruza el antisemitismo, que es en contra de los israelíes y judíos en general”.

"En lo personal no veo antisemitismo en el presidente o el Gobierno, pero el sector de izquierda que representa tiene una sensibilidad especial respecto del conflicto y efectivamente es muy crítico de Israel”, contrasta Álvarez.

"Aquí no hay ningún tipo de animadversión. Respetamos al Estado de Israel y al pueblo judío, y mantenemos relaciones con Israel desde hace 70 años”, afirma Haddad. Abedrapo coincide y advierte que "quien cuestiona la acción de Israel, rápidamente es rotulado como antisemita, es una particularidad de una estrategia comunicacional”.

Para Agosin, en tanto, "condenar no sirve para nada, los países tienen que instar a que esta situación termine. Tenemos importantes comunidades palestina y judía en Chile. Quizás entre ambas podemos hacer un diálogo que sirva de ejemplo, hablar con las dirigencias más razonables de ambas partes y ojalá salir de este círculo de violencia y odio. Hay que dejar de lado los colores políticos y los prejuicios”.

(ms)

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