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Chile: tareas pendientes en memoria y derechos humanos

13 de diciembre de 2019

El desafío de entregar medidas de reparación para las víctimas de Colonia Dignidad, cobra actualidad en medio de la crisis social y los cuestionamientos por las recientes violaciones a los Derechos Humanos en Chile.

La crisis social chilena ha reabierto el debate sobre los derechos humanos y el control del orden público.
La crisis social chilena ha reabierto el debate sobre los derechos humanos y el control del orden público.Imagen: picture-alliance/dpa/Agencia Uno

En medio de una serie de obstáculos, el trabajo para establecer un sitio de memoria en Colonia Dignidad sigue su avance. Ahora se suman dificultades propias de la crisis social que vive Chile, con la postergación de la reunión de la comisión mixta chileno-alemana.

Esta instancia debe revisar la propuesta de sitio de memoria y centro de documentación, presentado recientemente por el grupo de cuatro expertos de ambos países. Como parte de esta tarea conjunta, la chilena Elizabeth Lira, psicóloga con vasta experiencia en temas de memoria y reparación para víctimas de violaciones a los derechos humanos en América Latina, está visitando Alemania y conociendo el trabajo en este campo.

Deutsche Welle: ¿Qué dificultades enfrenta la tarea de establecer un sitio de memoria?

Elizabeth Lira: Hay por lo menos dos grupos de víctimas. Están quienes sufrieron violaciones a los derechos humanos por parte del estado de Chile, y los adultos que de niños fueron abusados sexualmente. Los primeros son un grupo más organizado, con claridad en que la colonia fue un lugar donde funcionó la DINA (policía secreta de la dictadura de Pinochet), lo que fue denunciado a las comisiones Rettig y Valech. Las otras son víctimas más dispersas y menos reconocidas, porque se trata de asuntos privados y abusos de personas particulares, no de agentes del Estado.

¿Qué reconocimiento han tenido estas víctimas?

Elizabeth Lira (derecha) junto a Elke Gryglewski, del memorial de la Casa de la Conferencia de Wannsee. Ambas integran el equipo de expertos que trabaja en el concepto de sitio de memoria para Colonia Dignidad.Imagen: E. Hevia

Al comienzo, el Estado chileno tuvo poca iniciativa para tomar conciencia de este lugar y de sus actividades, porque estaban mezcladas con las de la colonia, y hasta que el estado intervino no fue posible identificar la otra situación. Se deben seguir investigando las fosas en la búsqueda de restos de personas desaparecidas. Es una deuda del Estado chileno con esas víctimas.

¿Cómo se compatibiliza eso en la actual Villa Baviera, dedicada al turismo?

Es parte de lo que debemos trabajar. Este ha sido el lugar de vida de muchas personas. La dificultad radica en cómo respetar la vida de quienes ahí viven, que a la vez están instalados en un lugar de tortura y muerte. Quienes desarrollan actividades económicas en la colonia no entienden muy claramente por qué otros grupos reivindican el lugar como un sitio de memoria. La solución que se proponga debe respetar los derechos de todos los grupos de víctimas y servir para lograr formas de convivencia en paz de todos ellos, sin ofender a unos ni a otros. Aquí, en Alemania, lo he visto en algunos lugares que he visitado, que diferencian con mucha claridad las diferentes situaciones.

¿Cómo avanza el proyecto de sitio de memoria?

Yo me he incorporé hace poco, pero veo que uno de los problemas es la lentitud con que desde Chile se ha tratado este tema. Los equipos alemanes involucrados han hecho una gran contribución, también en otras iniciativas, como el archivo oral de Colonia Dignidad. Le han dado un interés y un dinamismo que nos obliga a apurar el paso.

¿Por qué en Chile ha sido tan lento el avance?

Con las grandes políticas de reparación desde la década del 90, hubo colaboración del Estado para que diferentes grupos pudieran hacer memoriales, ya sea recuperación de un sitio, una casa, o poner una placa. Eso fue tomando un tono bastante menor, porque la percepción era que la obra gruesa estaba hecha. Pero ésta no satisface las necesidades de grupos particulares, que gracias a sus esfuerzos han logrado avances.

Las víctimas de Colonia Dignidad buscan caminos de verdad, justicia y reparación. Uno de ellos es la creación de un sitio de memoria en los terrenos de la actual Villa Baviera, donde hoy funciona un restaurant y un hotel.Imagen: Archivo Villa Baviera

El tema de los derechos humanos ha cobrado notoriedad en el marco de las protestas sociales en Chile y otros países latinoamericanos. ¿Ve usted una crisis en materia de derechos humanos?

Hoy hay estándares de exigencia muy altos que no son comparables con lo que era antiguamente. La gente tiene mucha más conciencia de sus derechos y exige que policías y agentes del estado los respeten. Éstos siempre han tenido debilidades en esa materia, y por eso ahora el Gobierno chileno formó un consejo para reformar la Policía, de manera que tenga la formación apropiada para cumplir con sus funciones y no viole los derechos de nadie. Estábamos en deuda con eso.

El tema de la memoria tiene que ver con no repetir los errores del pasado. ¿No se ha aprendido de las experiencias vividas en Chile?

Yo creo que los aprendizajes son extraordinariamente lentos. También, las policías han tenido una formación más bien formal en materia de derechos humanos, pero lo que importa son las prácticas, y ahí hay que introducir una formación ética.

La crisis abre viejas cicatrices, pero también puede generar nuevas heridas. ¿Cuál es el riesgo para la convivencia del país?

Uno de los peligros es la polarización, no sólo en torno a las ideas y propuestas políticas, sino también a raíz de la violencia que está ocurriendo. El que algunos la justifiquen instala una forma muy radical de polarización que atenta contra la convivencia. Si a una persona le pasa algo porque va a las manifestaciones, el que le cuestionen que por qué va a las protestas termina siendo muy ofensivo. Lo que tenemos que garantizar es que las policías no dañen a las personas y que las personas, al manifestar sus ideas, no destruyan ni saqueen.

Colonia Dignidad fue una secta de alemanes liderada por Paul Schäfer, que se instaló en el sur de Chile en 1961. Por décadas aquí se cometieron crímenes como abuso de menores, medicación forzada, trabajo esclavo, tortura y desaparición de opositores a la dictadura de Augusto Pinochet.Imagen: picture-alliance /dpa/Villa Baviera

¿Cómo se enfrenta hoy el tema de los derechos humanos, en comparación con la dictadura?

No son comparables. Ahora los jueces han estado preocupados y se han presentado en comisarías, recintos de detenidos e incluso hospitales. También se han desplegado abogados y voluntarios del Instit.uto Nacional de Derechos Humanos en todo el país viendo por los detenidos Eso no ocurrió nunca durante la dictadura.

¿Qué avances representa?

Se puede hablar de violaciones a los derechos humanos porque ha habido abogados que han documentado lo que ocurre. También el aporte de instancias internacionales como Human Rights Watch, Amnistía Internacional y ONU-DD.HH. lleva a un nivel de monitoreo y control nunca visto en la historia del país. Por un lado, se identifican las violaciones con claridad y, por otro, esto puede ser enfrentado y corregido. El aprendizaje es que se requiere de una formación ética en las policías y también una responsabilización de las instituciones sobre en qué consiste controlar el orden público. Es muy importante analizarlo, pues el nivel de violencia que se ha vivido en el país no tiene precedentes.

Elizabeth Lira es decana de la Facultad de Psicología de la Universidad Alberto Hurtado. Premio Nacional de Ciencias Sociales 2017. Ha trabajado en el ámbito de los Derechos Humanos en comisiones de verdad, reparación y mesas de diálogo en Chile, Colombia y El Salvador. Participa como experta chilena en el equipo que elabora el concepto de sitio de memoria en Colonia Dignidad.

(cp)

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