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Chile: un duelo desigual

Marc Koch /ERS14 de noviembre de 2013

Por primera vez en la historia de Chile, dos mujeres disputan la presidencia. Pero en los comicios hay más en juego que la opción entre una socialista y una conservadora.

Imagen: Martin Bernetti/AFP/Getty Images

Michelle Bachelet y Evely Matthei libran un duelo desigual. Bachelet cuenta con su experiencia de expresidenta; Matthei fue una especie de solución de emergencia, después de que dos candidatos de derecha abandonaran a última hora la contienda. Una goza de popularidad incluso entre quienes no tienen afinidad política con ella; la otra proviene del círculo del impopular presidente Sebastián Piñera. Una puede contar, según las encuestas, con una cómoda victoria; para la otra, ya sería un buen resultado si obtiene un 20 por ciento de los votos.

Próspero, estable y moderno

En estas elecciones, todo habla a favor de Michelle Bachelet, candidata de la centro-izquierda. Prácticamente nadie duda de su regreso a La Moneda, el palacio presidencial que tuvo que abandonar en 2010 dado que la Constitución no permite en Chile dos períodos presidenciales consecutivos y, por lo tanto, no pudo presentarse a la reelección a fines de 2009.

El balance de la presidencia de Piñera, un empresario conservador multimillonario, es considerable: la economía chilena crece a un ritmo del 6 por ciento anual, apenas hay inflación y la tasa oficial de desempleo llega al 6 por ciento.

Evelyn Matthei, una figura ligada al gobierno de Piñera.Imagen: Bildungsministerium Chile

El país es básicamente próspero, políticamente estable y por el momento se lo considera el más moderno de Latinoamérica. El índice de la facilidad para hacer negocios “Doing Business”, del Banco Mundial, lo sitúa en el lugar 34, el más alto de los países del continente. Brasil figura en el Nr. 116 y Argentina en el 126.

El conflicto por la educación

Las cifras parecen confortables. Pero las cosas no son tan sencillas, porque la prosperidad dista de favorecer a la totalidad de los 17 millones de habitantes: el 20 por ciento más rico de la población tiene un ingreso mensual superior al del conjunto del 80 por ciento restante.

Durante el gobierno de Piñera no ha habido avances para resolver el conflicto de la educación. Desde las grandes manifestaciones estudiantiles no se ha registrado acercamiento alguno. La educación, que fue casi completamente privatizada durante la dictadura de Pinochet, sigue siendo en Chile un bien de lujo: los precios de colegios y universidades más bien han aumentado y no existe un sistema gratuito de educación de calidad.

Las sombras del pasado

El sistema educacional no es la única reliquia de la dictadura: también la Constitución y el sistema económico provienen de esa época. La división que todavía se percibe en la sociedad chilena quedó de manifiesto en septiembre, al cumplirse los 40 años del golpe militar. El gobierno conmemoró el aniversario en La Moneda, mientras que la oposición realizó un encuentro, con Michelle Bachelet, en el Museo de los Derechos Humanos.

Michelle Bachelet, popular más allá de sus propias filas.Imagen: Claudio Santana/AFP/Getty Images

Las familias de ambas candidatas actuales se conocían bien y tenían una relación cordial hasta que el golpe de Pinochet las separó: mientras el padre de Matthei llegó a ser comandante en jefe de la Fuerza Aérea, el de Bachelet murió en una cárcel militar.

“Apolíticos y consumistas”

La campaña electoral ha sido intensa y bulliciosa. No obstante, solo un 43 por ciento de los electores dice haberla seguido con interés. Mucha gente no cree ya en los políticos. El escritor Roberto Brodsky califica a los chilenos de apolíticos y consumistas. Politólogos constatan allí un fenómeno que también se percibe en Brasil: la clase media, que ha crecido en los años del boom económico, no está satisfecha con su calidad de vida, pero no encuentra interlocutor para plantear sus demandas.

Eso, sin embargo, no impedirá el triunfo de Bachelet en este duelo desigual. En el peor de los casos, lo logrará en una segunda vuelta electoral.

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