La presencia de China en Latinoamérica se ha fortalecido significativamente en los últimos años. Pero falta mucho para que la región esté a la cabeza de la lista de prioridades del gigante asiático.
Publicidad
El presidente de Colombia, Iván Duque, se reunió este miércoles con su homólogo chino Xi Jinping. Durante su viaje a la República Popular de China, el mandatario ha ofrecido desde vuelos directos entre ambos países hasta inversiones de gran escala en múltiples sectores. Colombia quiere convertirse así en un aliado más del "gigante asiático”, que sigue cementando sus nexos con Latinoamérica.
Inversiones multimillonarias
Las inversiones chinas en la región han aumentado considerablemente, de 17 mil millones de dólares en el año 2002, a casi 306 mil millones en el año 2018. Al mismo tiempo, el país se ha convertido en el socio comercial más importante para Brasil, Chile, Perú y Uruguay. Este crecimiento responde a la estrategia que China ha seguido en su política exterior desde su apertura económica en 1978. En entrevista con DW, el Encargado de Negocios a.i. de la Embajada de la República Popular de China en Colombia, Xu Wei, asegura que "las relaciones entre China y Latinoamérica se basan en la complementariedad y las ganancias compartidas, adhiriéndose a los valores de la igualdad, beneficio mutuo, la apertura y la inclusión.”
Sin embargo, el crecimiento exponencial de las inversiones chinas en la región genera preocupación por el aumento en la dependencia que los países latinoamericanos pueden llegar a experimentar al endeudarse excesivamente con China. Temores similares han surgido en los países africanos, la región en la que China mantiene la mayor cantidad de inversiones y desarrolla proyectos de infraestructura de gran envergadura. Al respecto, Lina Luna, investigadora de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales y experta en China de la Universidad Externado de Colombia, explicó a DW que "no es nuevo que los países en vías de desarrollo se endeuden con instituciones para desarrollar sus proyectos. Antes nos endeudábamos con el Banco Mundial o con el Fondo Monetario Internacional. Ahora el acreedor es China. La diferencia es que China es más liviano en sus condiciones y no exige, como otras entidades, que los países hagan ciertas cosas a cambio de recibir los préstamos, por lo que muchos temen que los países se sobreendeuden.”
Latinoamérica no es la prioridad
Las intenciones de China en la región van más allá de las relaciones económicas. Tras años de perseguir un reconocimiento diplomático de la República Popular de China (en detrimento de Taiwán), el país ha dejado de lado la presión diplomática sobre los países latinoamericanos para concentrarse en mantener buenas relaciones comerciales, asumiendo que los vínculos diplomáticos se ajustarán a los fuertes lazos económicos. La estrategia parece dar resultado. 9 de los 16 países en el mundo que todavía reconocen a Taiwán se encuentran en Latinoamérica, pero el número ha ido disminuyendo. En los últimos dos años, Panamá, República Dominicana y El Salvador se sumaron a la lista de naciones que dieron la espalda a Taiwán y optaron por reconocer a la República Popular de China. A pesar del claro fortalecimiento diplomático de China en la región, Lina Luna recuerda que Latinoamérica no es prioritaria para China: "Antes de América Latina están los países vecinos, está Europa, está Estados Unidos, está África…y después estaría América Latina. China quiere exportar su capacidad instalada, realizar proyectos de infraestructura, tener acceso al mercado y a recursos naturales. Pero no significa que sea una región prioritaria para China.”
El espinoso tema de Venezuela
La situación en Venezuela ha generado tensiones entre algunos países latinoamericanos y China. La negativa del gobierno chino de reconocer a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela dio pie a críticas en varios países de Occidente, que acusan a China de apoyar a los gobiernos socialistas en la región. La lista de inversiones chinas en la región es encabezada por países que tienen o tuvieron recientemente gobiernos de izquierda (Venezuela, Brasil, Ecuador y Argentina). Sin embargo, la justificación oficial del gobierno chino es distinta. Según explica Xu Wei a DW, "la posición del gobierno chino sobre el tema de Venezuela es coherente y clara” y se basa en "la aplicación del principio de la no injerencia en los asuntos internos de los Estados.”
Iván Duque había expresado la intención de buscar en su reunión con Xi Jinping un mayor apoyo contra el gobierno de Nicolás Maduro. Pero, para Lina Luna, lograr un cambio en la postura de China es imposible ya que lo considera un tema de soberanía nacional: "China fue violada en su soberanía durante 100 años durante las guerras del opio. En ese sentido, la posición de China es inquebrantable, porque si acepta que eso [la violación de la soberanía nacional] suceda en otro lugar, sería aceptar que eso sucediera de nuevo en su propia casa.” Adicionalmente, para Luna, "las relaciones de Colombia con China tampoco son las más desarrolladas. Así que lo que Colombia puede llegar a presionar no es mucho”.
Deutsche Welle es la emisora internacional de Alemania y produce periodismo independiente en 30 idiomas. Síganos enFacebook | Twitter | YouTube |
China y Taiwán: ¿Los mejores enemigos?
El presidente de China Xi Jingping llamó a una "reunificación pacífica" con Taiwán, lo que desató toda clase de críticas desde Taipéi. ¿Qué es todo este embrollo con Taiwán? Repasemos la historia con estas imágenes.
Imagen: AFP/AFP/Getty Images
Recaptura vs. liberación
Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, el Partido Comunista liderado por Mao Zedong emprendió una dura guerra contra su archirrival Chiang Kai-shek, jefe del Kuomintang (KMT). Chiang se refugió con sus fuerzas en la isla de Taiwán. Por algún tiempo, Taiwán fue el centro de la propaganda. El Partido Comunista quería "liberar" la isla, mientras el Kuomintang buscaba "recapturar el continente".
Imagen: AFP/Getty Images
Cartas a los "compatriotas"
En los años 50, el Partido Comunista publicó cuatro "Mensajes a los compatriotas chinos" en Taiwán, que son considerados la base de la política de Pekín hacia Taiwán. En esos textos, China advierte a Taiwán de la inconveniencia de colaborar con los "imperialistas" de EE.UU. Choques militares, básicamente ataques de artillería, todavía se registraban en estos años.
Imagen: Imago/Zuma/Keystone
Pekín reemplaza a Taiwán en la ONU
En 1971, la Asamblea General de Naciones Unidas declaró que la República Popular China era la única representante legal de China. Con esta decisión, la República de China (Taiwán) fue removida de todas las instancias de la ONU. La frustración del ministro de Exteriores taiwanés, Chow Shu-kai (derecha) y su embajador, Liu Chieh, es fácil de distinguir en esta imagen.
Imagen: Imago/ZUMA/Keystone
Nueva política taiwanesa
El quinto y último "mensaje" de Pekín a Taiwán fue publicado el 1 de enero de 1979. El continente, bajo el liderazgo del reformista Deng Xiaoping, puso fin a las operaciones miliatares, anunció el desarrollo de relaciones bilaterales y prometió una reunificación pacífica. Sin embargo, el derecho de Pekín de representar a China internacionalmente no fue puesto en duda.
Imagen: picture-alliance/dpa/UPI
La política de "una sola China"
La nueva orientación de la política china hacia Taiwán tuvo lugar mientras Washington y Pekín acercaban posiciones. El 1 de enero de 1979, Estados Unidos y China retomaron sus relaciones diplomáticas, con Washington -bajo la presidencia de Jimmy Carter- reconociendo a Pekín como el único Gobierno legítimo de toda China. La embajada de Estados Unidos en Taiwán se convirtió en un instituto cultural.
Imagen: AFP/AFP/Getty Images
"Una China, dos sistemas"
Incluso antes de reunirse con Carter, Deng Xiaoping ya había introducido el principio de "un país, dos sistemas", lo que permitiría a Taiwán mantener su sistema social incluso después de una eventual reunificación. Sin embargo, el presidente taiwanés Chiang Ching-Kuo no acusó recibo. Al contrario, el 1987 formuló el principio de "el mejor sistema para una China".
Imagen: picture-alliance/Everett Collection
Movimiento independentista
En 1986 fue fundado el Partido Demócrata Progresista (DPP), el principal movimiento opositor taiwanés. En un cónclave en 1991, el DPP aprobó una cláusula para la independencia, que estipulaba que Taiwán era un país soberano y no parte de China.
Imagen: Getty Images/AFP/S. Yeh
"Consenso de 1992"
En unas conversaciones no oficiales llevadas a cabo en 1992 en Hong Kong, representantes de Taipéi y Pekín alcanzaron un acuerdo político sobre la naturaleza de sus relaciones. Ambas partes acordaron que había solo una China. Sin embargo, tenían visiones distintas de lo que significa "una China". Un año después, los jefes negociadores Wang (izquierda) y Koo se reunieron en Singapur.
Imagen: Imago/Xinhua
Relaciones bilaterales
En una entrevista con DW en 1995, el primer presidente electo democráticamente en Taiwán, el líder del KMT Lee Teng-hui, dijo que todas las relaciones más allá del Estrecho de Taiwán debían ser "definidas como relaciones entre estados; cuando mucho, como una relación especial entre estados". Esta formulación estuvo muy cerca de ser una declaración de independencia.
Imagen: Academia Historica Taiwan
"Un estado a cada lado"
El DPP ganó las elecciones presidenciales por primera vez en el año 2000, con Chen Shui-bian, un taiwanés sin conexiones con China, llamando a entender que había "un estado en cada lado". Esto significaba que Taiwán no tenía nada más que ver con China. En 2005, Pekín reaccionó con la Ley Contra la Secesión, que permite el uso de la fuerza militar en el caso de que Taiwán declare la independencia.
Imagen: picture alliance/AP Photo/Jerome Favre
"Una China, distintas interpretaciones"
Tras perder las elecciones en 2000, el KMT adoptó un cambio en la formulación del "Consenso de 1992" en los estatutos del partido, en donde se llamaba a entender que hay "una China, diferentes interpretaciones". El Consenso de 1992 sigue siendo objeto de debate en Taiwán. La razón: los negociadores de 1992 no tenían una posición oficial.
Imagen: Imago/ZumaPress
El Partido Comunista se reúne con el KMT
China adoptó el "Consenso de 1992" como la base política para su relación con Taiwán. En la primera cumbre entre ambas partes desde que los comunistas asumieron el poder en China, Hu Jintao (derecha) y Lian Zhan respaldaron el "Consenso de 1992" y el principio de "una China".
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Reynolds
"La dirección es la correcta"
Después de que Ma Ying-Jeou, del KMT, ganara las presidenciales de 2008, ambas partes siguieron acercándose. En una entrevista con DW en 2009, Ma dijo que "el Estrecho de Taiwán debería ser un lugar de paz y seguridad. Estamos acercándonos mucho a ese objetivo. Básicamente nuestra dirección es la correcta".
Imagen: GIO
Quo vadis?
Desde las elecciones de 2016, cuando la presidenta Tsai Ing-wen llegó al mando, el movimiento independentista ha ido ganando fuerza. Tsai cuestionó la existencia del Consenso de 1992 y describió que el mayor desafío para su país era "el intento de China de interferir en el desarrollo político y social de Taiwán". (dzc/few)