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No al smog

26 de febrero de 2013

Las ciudades chinas se ahogan en el peligroso smog. Para luchar contra la contaminación del aire y el caos vehicular en las grandes ciudades, China está invirtiendo en el desarrollo del transporte público.

Imagen: CC/Karl Fjellstorm, itdp-china

En China, el aire es literalmente denso. Las imágenes de la metrópoli Beijing sumergida en smog dieron vuelta al mundo a principios del 2013. Sin embargo, no sólo la capital china lucha contra la contaminación atmosférica, casi todas las ciudades de rápido crecimiento en todo el mundo tienen el mismo problema.

Una de las razones es que con el aumento de los ingresos crece el deseo de la gente de tener su propio coche. De ahí que China ocupe el primer puesto con el mayor número de registros de nuevos automóviles en todo el mundo. En el 2011, se registraron casi 14,5 millones de vehículos nuevos. En el año 2000 la cifra apenas alcanzaba a 600.000 coches.

El rápido crecimiento en la densidad de coches contamina no sólo el aire, sino que también obstruye las calles. Los gobiernos y los planificadores urbanos se enfrentan a la tarea de resolver los problemas de transporte y circulación vehicular de manera sostenible y menos dañina para el clima. Los países emergentes y en desarrollo aún imitan los conceptos concentrados en los coches individuales de los países desarrollados: "En lugar de reducir el transporte individual y ampliar el transporte público de pasajeros, los planificadores de tráfico se concentran demasiado en desarrollar la infraestructura, el flujo del tráfico, y la eliminación de atascos", sostiene Jürgen Perschon, experto en transporte, en su documento sobre estrategia del Instituto de Transporte Sostenible (EURIST).

Guangzhou BRT rápido, verde y limpio

En Guangzhou, ciudad ubicada en el delta del río Perla en el sur de China, la situación es otra. La ciudad es también conocida como “la fábrica del mundo": la perspectiva de encontrar un trabajo atrae a millones de personas a la ciudad que continua en expansión, y ya tiene casi nueve millones de habitantes.

El aire de las metrópolis chinas es el más contaminado del mundo.Imagen: AP

En la ciudad se producen ropa y juguetes, así como aparatos electrónicos de alta tecnología y piezas de automóviles. En febrero de 2010, para poder controlar el desbordante tráfico, la ciudad empezó a implementar el Guangzhou BRT (sistema de autobuses de tránsito rápido, por sus siglas en ingles). Este sistema es capaz de transportar a casi un millón de pasajeros al día, y supera así a la mayoría de las líneas de metro en China.

Las paradas de autobuses fueron trasladadas al centro de la calle y son plataformas que permite el acceso rápido y eficiente a los autobuses. Los autobuses son de alta capacidad, articulados y biarticulados que se movilizan en carriles exclusivos en la carretera. Los planificadores, desarrollaron además un programa adicional de compartir bicicletas para incentivar a los residentes a dejar el coche en casa.

El programa cuenta con 15.000 bicicletas y 200 estaciones. "La planificación del transporte debe estar orientada hacia las personas y no hacia los coches", dice Karl Fjellstrom, director regional del Instituto de Transporte y Políticas de Desarrollo (ITDP), quien planeó y actualmente supervisa el proyecto BRT.

A lo largo de los carriles para bicicletas, Guangzhou ha abierto la vía verde Donghaochong, una red de kilómetro y medio de espacios verdes, parques y parques infantiles que invitan a relajarse en la agitada vida cotidiana. Además del flujo ordenado del tránsito, el efecto más importante es que las emisiones de dióxido de carbono se han reducido. En el 2010, gracias al sistema de autobuses, se evitó la emisión de 45.000 toneladas de CO2 a la atmósfera. En los próximos diez años el ahorro alcanzará a 86.500 toneladas anuales.

La metrópoli china de Guangzhou no es la única que está apostando por el uso de autobuses para lograr que el transporte sea menos contaminante. Bogotá, la capital colombiana, tiene el plan TransMilenio. Aquí los autobuses van por sus propios carriles. La red de autobuses tiene líneas que circulan por el centro así como líneas que llegan a las afueras de la ciudad. Además, el concepto prevé carriles para bicicletas, nuevas áreas verdes y zonas peatonales. Johannesburgo, por su parte, cuenta también con el sistema "Rea Vaya", un sistema de autobuses rápidos de escala similar, con el cual ha reducido congestión en las calles y mantiene el aire limpio.

El smog se topa con el eco-comunismo – el método chino

A pesar del nuevo sistema de autobuses BRT, el aire limpio todavía es escaso en China. En lugar de firmar tratados que limiten las emisiones de dióxido de carbono, cada vez se construyen más plantas térmicas de carbón para cubrir la demanda energética de 1.300 millones de personas. Hasta el año 2020, se prevé construir 400 nuevas plantas más. De ahí que los resultados de un estudio del Banco Asiático de Desarrollo y la Universidad de Tsinghua, no sean sorprendentes: siete de las diez ciudades con mayor contaminación atmosférica en el mundo se encuentran en China.

Los puntos de parada de sistema de autbuses BRT en Guangzhou están en el centro de la carretera.Imagen: CC/Karl Fjellstorm, itdp-china

Un estudio de la Universidad de Beijín y Greenpeace revela que apenas el uno por ciento de las 500 ciudades más grandes de China, se atienen a las normas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la calidad del aire. En algunas ciudades, los niveles sobrepasan en más de diez veces el límite recomendado por la OMS.

Tres décadas de crecimiento económico desenfrenado han dejado su huella. El gobierno del gigante país asiático ha reconocido que solamente podrá resolver los problemas de circulación si invierte en energías renovables y en sistemas de transporte sostenible. El plan para los próximos cinco años, prevé por ejemplo que la industria, que consume tres cuartas partes de la demanda total de energía, deberá reducir sus emisiones en un 20 por ciento para el año 2015. Asimismo, el plan prevé regulaciones para el consumo de combustible para automóviles. El gobierno está invirtiendo el equivalente a 11 mil millones de euros en el desarrollo y la introducción de coches eléctricos.

Restricciones en el uso de coches

Chandran Nair es un consultor internacional sobre el medio ambiente en Asia y fundador del Instituto Global para el Mañana (GIF). Nair apoya los planes de China de reducir las emisiones de dióxido de carbono pero no apuesta por las tecnologías verdes. “Si se quiere proteger el aire y la salud de miles de millones de personas en Asia, entonces hay que imponer restricciones a los propietarios de automóviles. Además de implementar mecanismos para controlar los precios, por ejemplo, crear impuestos sobre la gasolina, el dióxido de carbono, altos peajes y tasas de aparcamiento, también habría que considerar una prohibición del uso de los coches", sostiene Nair.

Donghaochong Greenway: Un oasis verde de recreación en medio de la agitada vida en la metrópolis china.Imagen: CC/Karl Fjellstorm, itdp-china

En tiempos de cambio climático y la escasez de recursos, no se puede permitir la misma cantidad de coches per cápita como en Occidente, acota. El crecimiento económico y la motorización masiva han aumentado la demanda china de petróleo crudo: de las 225 millones de toneladas en el año 2000, el consumo de petróleo aumentó a 425 millones de toneladas en el 2010. Nair está convencido que China debe implementar sus planes ecológicos con más firmeza, no solamente para librarse de la dependencia de las importaciones sino también para mejorar la calidad del aire

Autoras: Natascha Küter / Carolina Salinas
Editor: Pablo Kummetz

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