China y la Olimpiada de la imagen
8 de agosto de 2007Financial Times, en su edición alemana: “Falta justo un año para que comience la fiesta en Pekín. Los anfitriones no medirán el éxito de la 29° edición de los Juegos Olímpicos únicamente por las medallas que ganen sus atletas. Para China, el máximo objetivo del gran evento es organizar un show perfecto y presentar la imagen de un país moderno y abierto al mundo. Esto, a su vez, abre para Occidente posibilidades de ejercer influencia en China. Desde el exterior se debería aprovechar esta propicia ocasión histórica, pero no con exagerar los medios de presión. Un acercamiento entre el Lejano Oriente y Occidente vale más que una China que se aisle ofendida tras los juegos.”
“Campeonato abierto chino”
Frankfurter Allgemeine Zeitung, de Francfort del Meno: “Manifestantes son encarcelados. Se pone cortapisas a la prensa. Desde hace meses se polemiza intensamente contra minorías como la de los tibetanos. El Dalai Lama es tildado de peligroso separatista. A los ‘queridos compatriotas’ de Taiwán se los amenaza una y otra vez con guerra, en el caso de que hagan cualquier cosa que huela a independencia. ¿Es así como se ve un país que se propone dar la bienvenida a los mejores deportistas del mundo dentro de justamente un año? El gobierno chino quedaría contento con los Juegos Olímpicos sólo si estos se convirtieran, en el plano deportivo, en una especie de ‘campeonato abierto chino’ y si la información se limitara exclusivamente a lo positivo.”
Golpe publicitario
Le Figaro, de París: “Los Juegos Olímpicos 2008 se convertirán sin duda en un éxito, al que todo el mundo contribuirá voluntariamente. La China comunista podrá lucirse ante más de 4.000 millones de televidentes e impresionarlos con un gigantesco despliegue de infraestructura y el profesionalismo de los organizadores. Se ha invertido 40.000 millones de dólares. Será un lindo golpe propagandístico diplomático. El orgullo de los chinos sofocará el clamor de los disidentes. Porque nunca la población china está tan unida a sus gobernantes -de los que por lo común desconfía- como cuando están en juego sentimientos nacionalistas.”
Del infierno al purgatorio
La Stampa, de Turín: “China ya no representa una utopía alternativa. China avanza, crece y se mueve lentamente hacia una democratización, sin fijarse mucho en las diferencias entre capitalismo y comunismo. Al mismo tiempo, el país se ha granjeado una especie de animosidad ideológica vengativa. Pero pensemos un instante en la desolada uniformidad que imperaba cuando todo Shanghai vestía de azul y recordaba al 1984 de Orwell. O en el Macao de los años 70, cuando en los ríos flotaban montones de cadáveres maniatados. La emancipación china merece algunas severas y justificadas críticas democráticas, pero no ser ofendida con provocaciones exhibicionistas que ignoran por completo la diferencia entre el infierno de ayer y el purgatorio de hoy.”