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200.Geburtstag Chopin

25 de febrero de 2010

Este 1º de marzo se celebra el bicentenario de Fryderyk Chopin, el pianista que llevó a su instrumento hasta los límites de su capacidad expresiva y uno de los compositores más influyentes en la historia de la música.

Imagen: DW/ Renate Nagajew

En un aula de la Universidad de Folkwang para Música, Teatro, Danza, Diseño y Ciencias, en Duisburgo, Jihye Lee ensaya frente al piano tocando un preludio de Chopin. Junto a ella se encuentra el profesor Boris Bloch, dándole indicaciones para que la estudiante genere el sonido correcto al teclear. “Interpretar a Chopin es como cantar; cantar puede ser algo muy técnico”, enfatiza la joven surcoreana. Ella sabe que las composiciones de Chopin son un reto extraordinario; el grado de dificultad es alto porque, como lo explica la pianista, “ameritan que los dedos hagan acrobacias y en eso hay que trabajar mucho”.

Chopin, el deber de los pianistas

Los “études” de Chopin son particularmente exigentes. Los estudios son piezas muy expresivas que demandan del ejecutante un nivel técnico muy elevado. No por nada forman parte de todos los exámenes hechos por los pianistas en período de formación, subraya el profesor de música Boris Bloch. Uno no podría convertirse en pianista sin tocar a Chopin porque “su obra permite conocer todo el arsenal que el instrumento pone a disposición y que el ejecutante bien formado necesita para practicar su oficio”.

George Sand: entabló relación con Chopin, a quien encontró en París en 1831.Imagen: dpa

Los estudios de Chopin son una suerte de enciclopedia para los pianistas; a través de los “études”, un ejecutante puede demostrar su capacidad para tocar de la manera más noble y ágil, exigiendo mucho del tercer, cuarto y quinto dedo de las manos. “Nada de eso podría aprenderse sin aprender la obra de Chopin”, asegura el maestro de origen ruso. El propio Chopin daba clases de piano y lo hacía con gusto; él era percibido como un maestro estricto e impaciente. Después de todo, la docencia era su pasión y esa entrega lo diferenciaba de los otros grandes compositores que sólo daban clases para ganarse la vida.

Patriota por convicción

Fryderyk Chopin nació y creció en Polonia, pero abandonó su país a los 21 años de edad y se mudó a París. Salir de su tierra natal fue algo muy difícil para él, sobre todo considerando que, en ese momento, las potencias militares que rodeaban a Polonia oprimían a su pueblo tras dividir su territorio y habérselo repartido. Se puede decir que el destino de su país impactó profundamente al pianista: en muchas de sus obras, Chopin sacó a relucir sus convicciones patrióticas. Un ejemplo de ello es su Estudio Revolucionario.

Billete de 20 zlotys, emitido por el Banco Central de Polonia en conmemoración de los 200 años de Chopin.Imagen: AP

Se cree que este estudio fue compuesto por Chopin en 1831, cuando el levantamiento de noviembre en contra de los zares rusos fue reprimido. A juicio de Boris Bloch, conocedor de la vida y obra del pianista, Chopin expresó el amor por su patria como ningún otro compositor lo hizo: “En su caso, ese amor no se exalta de manera exagerada, pomposa o como un gesto nacionalista barato”, dice Bloch, agregando que ese nexo profundo entre Chopin y su pueblo “se expresa de forma elegante y orgullosa, sin ser pesada. Eso es lo que hace de Chopin algo único a mis ojos”.

Chopin, un europeo

Este 1º de marzo se celebra el bicentenario de Fryderyk Chopin. Su madre era polaca; su padre, francés. Pero, ¿por cuál de los dos países latía el corazón del célebre pianista? Benjamín Proescholdt, otro estudiante de la Universidad de Folkwand, está seguro de que Chopin se percibía a sí mismo como ciudadano del mundo, aún a pesar del nacionalismo que imperaba en su época y de la compasión que sentía por Polonia. “Considerando las raíces que echó y la cantidad de amigos músicos que cultivó en toda Europa, se puede decir que Chopin era, ante todo, un europeo”, sostiene el estudiante de música de 23 años.

Estudios, baladas, polonesas, mazurcas, valses… El legado dejado por Chopin constituye un repertorio que influyó sustancialmente sobre el lenguaje musical de los románticos. Su manera de tocar el piano y sus composiciones dejaron su huella en la música de los salones de su época como ningún otro músico antes de él. 200 años después de su nacimiento, las melodías de Chopin siguen resonando en todos los rincones del mundo.

El virtuoso sigue tocando

Jihye Lee, la estudiante asiática, expresa su fascinación por Chopin con las siguientes palabras: “La música de Chopin tiene muchas facetas. Contiene melodías líricas y ornamentos muy elegantes; un brillo, una pasión, una energía interior y un virtuosismo natural”. Su maestro, Boris Bloch, va a aún más allá cuando dice: “A veces creo que me convertí en pianista para permitir que Chopin siguiera tocando”.

Autor: Evan Romero-Castillo

Editor: Pablo Kummetz

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