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Cien días de Angela Merkel entre alabanzas y críticas

José Ospina Valencia1 de marzo de 2006

Mientras el balance a nivel internacional es muy positivo, en el interior del país reina más escepticismo que satisfacción. Los verdaderos retos para el Gobierno de Merkel están dentro y no fuera del país.

La canciller Angela Merkel y el ministro de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, en vuelo de regreso de Varsovia en diciembre de 2005.Imagen: AP


La febril y exitosa labor de la canciller alemana, Angela Merkel, en el exterior le ha valido reconocimiento internacional. Dentro de Alemania empero, la coalición ofrece una imagen dividida: mientras los democristianos aparecen como los ganadores que viajan en primera clase, los socialdemócratas dan la impresión de ser quienes tienen que empujar la locomotora.

Merkel ha brillado en la escena internacional por sus claras palabras y no por lugares comunes. La forma como manejó la visita de la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, fue una de las primeras sorpresas. Refiriéndose al sonado caso del presunto secuestro del ciudadano germano-libanés El-Masri por parte de la CIA, Merkel acotó muy segura: "Tratamos el caso que, desde luego, fue reconocido como error por los Estados Unidos".

"Lo diré en cualquier parte"

Una declaración que a Rice no le gustó en absoluto, pero contra la que no pudo hacer nada más que desvirtuarla, sin éxito. Es más, Merkel le elevó el calibre a sus "llamados de atención" a Washington. "Una institución como Guantánamo no puede ni debe existir a largo plazo. Esa es mi declaración, mi posición y mi opinión. Y la expresaré, como lo hago aquí, en cualquier parte", indicó la canciller sin vacilar.

Las palabras de Merkel no asustaron aparentemente al gobierno de los Estados Unidos. Washington no podía ocultar el alivio que sentía al no tener que ver más con Gerhard Schröder, el antecesor de Merkel. Por una parte, George W. Bush no escatimó alabanzas a la primera mujer que ha logrado llegar a la cancillería alemana y, por la otra, Merkel misma hizo expresas las críticas de la mayoría de los alemanes evitando caer en exageraciones.

Alemania recupera campo de acción política

Al mismo tiempo, el Gobierno de Angela Merkel se ha acercado a la posición de Washington liberándose de los vínculos muy personales con Paris y Moscú que mantuvieron tanto Kohl como Schröder. Con ello, según su opinión, "Alemania ha recuperado el campo de acción política que Schröder había dejado perder."

Ni el rezo obligado de juramentos de amistad ni la extremada acentuación de las relaciones económicas pertenecen al estilo de Angela Merkel. Un buen ejemplo fueron sus declaraciones tras su primer encuentro con el presidente Putin, en las que Merkel anotó que "hemos tocado algunos puntos en torno a los cuales no compartimos inmediatamente la misma opinión, como sobre la situación en Chechenia, por ejemplo."

Trabajo conjunto

Angela Merkel ha asumido así un papel internacional que comparte con el ministro alemán de Exteriores Frank-Walter Steinmeier quien describe su labor como "política de Gobierno". Y, en efecto, este nuevo dúo de la política exterior alemana ha logrado, con cierto éxito, tratar temas tan delicados como el conflicto atómico con Irán. Un trabajo conjunto que, al parecer, sólo se le ha reconocido a la democristiana Merkel y no al socialdemócrata Steinmeier.

Pero tan importante como sea la política exterior, los verdaderos retos del actual Gobierno alemán de coalición están en el interior: 5 millones de desempleados, alto endeudamiento fiscal y reformas estructurales urgentes como la de la salud. Es en estos campos en donde la primera mujer canciller alemana y su equipo aún tienen que demostrar que saben y pueden hacerlo mejor.

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