"No medí lo que es el prime time”, admite Marina Simian por teléfono desde Buenos Aires a Deutsche Welle Español. Animada por su equipo, formado por cinco becarios del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (Conicet), Simian decidió acudir a "¿Quién quiere ser millonario?”. Se trata de un concurso veterano en países como Alemania, pero lleva poco tiempo de emisión en Argentina. "Jamás imaginé la repercusión que iba a tener mi participación. Yo no miro televisión”.  Decidió acudir "con tristeza” por la desesperada situación que atravesaba su laboratorio. "En términos prácticos, contaba con 4.000 dólares hasta final de 2019 para cubrir el trabajo de cinco personas en un laboratorio de biología celular. Cualquier persona que esté en este ámbito sabe que eso es imposible”, afirma contundente.

El proyecto de Simian no ha recibido todo el dinero comprometido por el Estado hasta 2020, sino solo la mitad de lo pactado. "A la irregularidad en los pagos, se le suma que hemos tenido una muy fuerte devaluación del peso en el último año y medio, es decir, que el dinero que sí hemos recibido está muy devaluado”, continúa Simian, que se graduó en Biología en la Universidad de Buenos Aires y realizó su doctorado en Berkeley con la prestigiosa investigadora Mina Bissell.

En el concurso televisivo "tuve suerte, pude contestar bien y avanzar hasta llevarme 500.000 pesos, aproximadamente unos 11.000 dólares. Sé que a ustedes en Alemania esa cantidad les debe de parecer la nada misma, pero a mí me va a permitir poder sobrevivir hasta fin de año”, asegura Simian. 

Del "contrabando de reactivos” al encuentro con Macri

La científica relata a DW otras situaciones surrealistas que dan una imagen de desidia en el ámbito de la ciencia. "Acá pagamos entre dos y cuatro veces más de lo que valen en Europa o Estados Unidos los reactivos necesarios en un laboratorio de cualquier lugar del mundo. Además hay demoras de hasta cuatro y seis meses para que lleguen. Absolutamente ridículo”, dice Simian. Para solucionar este problema, tanto ella como muchos otros investigadores planifican lo que van a necesitar, lo encargan online y lo hacen enviar a laboratorios de colaboradores de universidades en el extranjero. "Cuando viajo al exterior para asistir a congresos, meto en la valija de regreso lo que necesito: anticuerpos, hormonas, antihormonas, etc., y lo contrabandeo para introducirlo en Argentina”, admite.

Marina Simian pudo plantear este y otros problemas al presidente argentino, Mauricio Macri, quien la recibió tras la repercusión alcanzada tras su paso por "¿Quién quiere ser millonario?”. "Fui muy preparada a esa reunión. Veo muchos problemas que son de fácil resolución y que van más allá de la devaluación de la moneda. Entiendo que la coyuntura argentina es muy compleja, pero eso no justifica que, cuando tenemos un contrato, no nos estén depositando el dinero ya pactado. También sorprende que la Secretaría de Ciencia y Tecnología no se comunique con nosotros en caso de dificultades”.

Tras la reunión con el presidente Macri, algunas cuestiones parecen encontrarse en vías de solución, como una próxima reunión con el secretario de Ciencia y Tecnología, la firma de un decreto nombrando a dos científicos para el directorio del Conicet y el próximo funcionamiento de un nuevo sistema de importación de reactivos.

La importancia de la ciencia argentina

Marina Simian quiso convecer a Macri con evidencias de lo valioso que es el conocimiento generado en Argentina. Mostró al presidente unestudio científico de 2018 que asegura que la ciencia generada en el país "fluye principalmente a patentes extranjeras que pertenecen a empresas multinacionales líderes, como Monsanto, Du Pont, BASF, así como a instituciones educativas y científicas punteras como el MIT, la Universidad de Manchester, el Instituto Max Planck o la Universidad de Beijing”. Es decir, Argentina "regala” conocimiento porque no cuenta con un sistema adecuado que asegure sus patentes.

"La ciencia es clave para que los países se desarrollen. En Alemania es una prioridad. Países como Corea del Sur han salido de situaciones como la nuestra invirtiendo en ciencia y teniendo un buen sistema de transferencia tecnológica para darle valor a esos descubrimientos”, prosigue Simian. Sin embargo, la científica teme que, en plena campaña electoral y en un país extremadamente polarizado, la ciencia se convierta en un arma arrojadiza y en objeto de vacías promesas electorales. "Estoy completamente segura de que eso va a suceder. Los científicos tenemos que trabajar para lograr cambios que trasciendan a los Gobiernos de turno, porque, si no, esto no va a ningún lado”, dice pesimista. Y agrega: "Muchos investigadores argentinos van al exterior y son muy exitosos. Algunos vuelven, otros se quedan. En este momento, yo no le recomendaría a nadie que regrese, porque es muy dificultoso trabajar”.

Aborto: "El debate debe basarse en evidencias”

La conversación de Simian con Deutsche Welle discurre poco antes de que, por octava vez, se presente este martes (28.05.2019) en el Congreso argentino el proyecto de ley sobre el aborto, que contempla el derecho "a decidir voluntariamente" y acceder a la interrupción voluntaria del embarazo hasta la semana 14 de gestación. Simian se pronuncia muy clara al respecto: "Esto es una vergüenza, por supuesto se debe despenalizar”.

"Todos sabemos que hay muchísimos abortos ilegales, eso es terrible. Quien lo puede pagar, va a una clínica privada y lo hace en secreto. Quienes no tienen recursos, caen en redes de curanderas o tratan de abortar por sí mismas… Es muy triste y las mujeres no tienen por qué pasar por este tipo de situaciones. Espero que los argentinos estemos a la altura de las circunstancias para tener un debate serio, maduro, basado en evidencias”, concluye Simian.

(ers)

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