Científico mexicano premiado en Alemania
13 de junio de 2013 Tiene a su haber casi 300 publicaciones científicas, 15 libros y artículos por docenas. Es una eminencia mundial en el campo de la química, y en México faltan reconocimientos en su campo para otorgárselos. Tiene el Premio Nacional de Ciencias y el Premio Nacional de Química. Se trata de Eusebio Juaristi, químico, investigador y académico que ha sumado un nuevo logro a su colección: la Fundación Alexander von Humboldt lo galardonó con el premio de investigación Georg Forster.
La ceremonia de entrega del incentivo se realizó el jueves 6 de junio en Berlín. El Palacio Bellevue se engalanó para la ocasión, donde el principal orador fue el presidente de Alemania, Joachim Gauck. Hasta allá viajó Juaristi para recibir el premio, que consta de 60.000 euros y una estancia de un año para realizar investigaciones en Alemania. El académico mexicano, que a estas alturas podría ser inmune a los reconocimientos, se declara emocionado, en conversación con DW.
“Por mi edad (62 años) uno podría pensar que ya no nos cocemos al primer hervor, como decimos en México. En mi caso tengo casi cuatro décadas de trabajo a mis espaldas, y aun así este tipo de apoyos son muy importantes. Este premio me motiva a seguir trabajando y, además, supone una enorme responsabilidad. Ahora me siento un poco embajador de Alemania en México y América Latina. Además, esto muestra la generosidad y el interés del pueblo alemán por la ciencia y por apoyar su desarrollo en países que no están tan avanzados”, explica el académico.
Aplicación práctica: química “verde”
Juaristi se encuentra en la Reinisch-Westfaelische Technische Hochschule Aachen (Universidad Técnica de Aquisgrán) desde el 1 de mayo, y permanecerá allí hasta el 31 de julio, cuando vuelva a asumir sus responsabilidades académicas en México. Él espera repetir esa rutina hasta el año 2016, y completar así los doce meses de pasantía en Alemania que le garantiza el premio, que se entrega por primera vez, es auspiciado por el Ministerio Federal para la Cooperación y el Desarrollo Económico y que en esta ocasión también fue otorgado a una historiadora turca, a un bioquímico nigeriano y a un matemático sudafricano.
“El premio Georg Forster evalúa la carrera académica y obviamente las investigaciones de los diferentes candidatos, que deben ser presentados por un experto alemán”, dice Juaristi, quien actualmente realiza estudios sobre la síntesis de disolventes, un aspecto crucial para el desarrollo de una química “verde”. Él, que es el que sabe del tema, lo explica:
“Lo que llamamos química verde busca realizar química en condiciones más favorables para el medio ambiente. Es cierto que hemos cometido errores, pero la química puede ayudar a corregirlos y también a desarrollar nuevas metodologías. Ahora trabajo en mecanoquímica, un área donde se utiliza energía mecánica para activar reacciones. Esas reacciones ocurren en recipientes en ausencia de disolvente. La ausencia de disolvente ayuda a que el proceso sea más económico y más amigable con el medio ambiente, precisamente porque no se utilizan disolventes que pueden ser tóxicos”.
“¿Mi alemán? Terrible”
Para el especialista mexicano, la oportunidad de estar en Alemania supone, también, abrir nuevos caminos a sus alumnos y a otros investigadores latinoamericanos que deseen desarrollarse en el campo de la ciencia. “Todos los que trabajamos con jóvenes queremos contribuir a su formación y nos da gusto cuando vemos que se abren caminos por sí solos. Una de las cosas que pienso hacer es ver de qué forma puedo ayudar a que los alumnos que quieran seguir posgrados en Alemania puedan cumplir sus planes”, comenta el profesor, que es académico en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional de México.
Por eso decidió dividir en cuatro su premio: en vez de quedarse un año entero en Alemania, visitará el país tres meses al año hasta 2016. “Afortunadamente existe esa opción, así no dejo de lado mis responsabilidades ni el grupo de investigación que tengo en México. No quería dejar solos a los estudiantes ni abandonar mis compromisos en mi propio país”, revela este científico, que se ríe cuando debe confesar cómo va su relación con el idioma alemán. “Terrible. En el ambiente universitario casi todos dominan el inglés, entonces cuando se dan cuenta de que empiezo a tartamudear o me quedo con cara de sorprendido, me hablan en inglés”. Pero Juaristi no se quedará así y retomará sus estudios de alemán, idioma del que aprendió algunos rudimentos durante una pasantía en Suiza.
El investigador rememora con particular afecto la ceremonia donde le entregaron su premio. En ella estuvo presente el presidente Joachim Gauck. “Todo fue muy cordial, el Palacio Bellevue es precioso y el presidente dedicó casi dos horas a estar con nosotros. Lamentablemente no todos pudimos conversar con él, porque había muchos investigadores. Sin embargo, pude conversar con su señora esposa, a la que expresé mi agradecimiento a todo el pueblo alemán, porque siento que estas actividades que ayudan a investigadores de países en vías de desarrollo son muy importantes para que podamos continuar con nuestros proyectos y acceder a nuevas fuentes de financiamiento”.
Autor: Diego Zúñiga
Editora: Emilia Rojas