El suelo geológico colombiano tiene 1.810 millones de años
24 de noviembre de 2020
La publicación de The Geology of Colombia realizada por expertos en todo el mundo confirmó la antigüedad del territorio. La investigación revela datos inéditos sobre el suelo en el que se conformó Colombia.
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El proyecto The Geology of Colombia, iniciado en 2017 por el Servicio Geológico Colombiano, pretendía publicar un libro investigativo, pero terminó desarrollando una obra de cuatro volúmenes escritos en inglés, con casi dos mil páginas y 58 capítulos, además de la participación de destacados geólogos y académicos nacionales e internacionales.
El grupo de científicos conformado por más de 180 investigadores reveló que el territorio geológico de Colombia tiene cerca de 2.000 millones de años. Esa información inédita la obtuvieron analizando las rocas, los sedimentos de los ríos, las montañas, los valles, los fósiles y las columnas que, extraídas por las perforaciones exploratorias, son capaces de revelar la edad.
"Una lectura detallada de esta obra demuestra el rápido avance del conocimiento geológico en los últimos años, la dinámica evolución de los conceptos ante la aplicación de nuevas tecnologías y el grado de especialización obtenido en las diferentes disciplinas", escribió en el prólogo de la obra el geólogo argentino Víctor Ramos.
Mauricio Ibáñez, geoquímico de la Universidad de Arizona y uno de los autores, explicó que las rocas más antiguas encontradas en territorio colombiano se localizan en el oriente del país. A pesar de que se han analizado más de 60 muestras de rocas en este estudio, el investigador aseguró al medio colombiano El Espectador que estas representan solo el 70% del territorio nacional, por lo que "falta mucha región por descubrir", aseguró.
Entre otras cosas destacadas que se publicaron en la obra, se estima que los primeros seres vivos, en este caso organismos, habitaron la zona hace 600 millones de años y se asentaron en los llamados llanos orientales. Además, el texto hace referencia a la localización de fósiles de hace 70 millones de años en el departamento de Caldas.
Hace 66 millones de años, debido al impacto del meteorito Chicxulub en la península de Yucatán, muchas especies, entre ellos animales marinos, se desplazaran al actual departamento de Boyacá. Con el impacto de Chicxulub aparecieron volcanes y acontecieron otros fenómenos naturales que produjeron la extinción de esos seres vivos en lo que hoy se conoce como Colombia.
"La zona donde hoy se ubican los municipios de Sáchica y Sutamarchán era un inmenso mar poco profundo, donde, además de estos gigantes reptiles marinos, también vivían peces y amonitas", aseguró el exdirector del Servicio Geológico Colombiano, Alberto Núñez.
En otro de sus volúmenes, los expertos explican que el norte del continente suramericano, es decir, gran parte de territorio Colombiano, se está desplazando lentamente hacia el nororiente entre 10 y 20 mílimetros al año, lo que implica que los continentes continúan navegando como hace más de dos mil millones de años. Además, se menciona que la cordillera Central se levantó por la erupción de varios volcanes sumergidos, que Bogotá se hunde tres centímetros al año y que en Venezuela o Brasil podrían encontrarse rocas aún más antiguas.
JU (elespectador.com, infobae.com, semana.com, eltiempo.com)
Reserva Thomas van der Hammen: la lucha por el último relicto de naturaleza en Bogotá
Para unos está claro: la "Van der Hammen" es intocable. Otros apoyan la construcción de vías contra los atascos en el norte de la ciudad. Un paraíso con pronóstico reservado. ¿Sobrevivirá a los intereses encontrados?
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Un paraíso en disputa
Este lugar paradisiaco en los Andes colombianos pertenece a la llamada “Reserva Thomas van der Hammen”, el último reducto de bosques y humedales situado en el norte de la capital de Colombia. No obstante, se encuentra en el centro de una disputa jurídica y política desde hace 18 años; unos a favor de su reforestación y conservación, mientras otros apuestan por la urbanización. ¿Quién se impondrá?
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Bogotá, una ciudad que arrasa...
Bogotá es la 3ª capital más alta del mundo, pero a pesar de estar a 2.6301 metros de altura, sus 10 millones de habitantes respiran un aire cada vez más contaminado. Los bosques de los "Cerros Orientales" y la última reserva natural producen el oxígeno para su población, además de brindar espacios de recreo. Desde el Cerro Majuy se ve cómo el concreto acorrala la naturaleza, metro tras metro.
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Un bosque convertido en colcha de retazos
A pesar de que la reserva Van der Hammen es un “área protegida”, las autoridades no han garantizado su total integridad. Este territorio ha sido violentado por constructores y, en parte, usado como vertedero. Su completa restauración implicaría el derribo de edificios y fábricas, con la consecuente indemnización de los propietarios. ¿Quién está dispuesto a pagar por aire puro?
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Naturaleza: un bien común
Fuertes intereses económicos colisionan aquí: los territorios de la Reserva Van der Hammen están en medio de una zona de gran interés de expansión urbana. Los bogotanos asfixiados por las emisiones del tráfico urbano y las fábricas piden conservar el último pulmón verde de su ciudad como una zona de beneficio común. Algunos niños ven aquí, por primera vez, aves silvestres, a menudo migratorias.
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Árboles marginados en una selva de cemento
Los Cerros Orientales recorren la ciudad de sur a norte. “A la gente se le olvidó que hay robles y cedros, que eran sagrados para los indígenas, pero desaparecieron de nuestra historia cultural”, dice Wilson Ramírez, reforestador del Instituto Humboldt. Las montañas son para muchos en Bogotá como una película que ven todos los días desde la lejanía, pero cuyos escenarios les parecen inaccesibles.
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
El "Humboldt" colombo-holandés
Thomas van der Hammen (1924-2010) fue un geólogo, botánico, micólogo, paleontólogo y arqueólogo colombo-neerlandés que dedicó su vida a estudiar los ecosistemas de los páramos andinos que surten con agua a Bogotá. En su honor, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) declaró en 2011 dicha zona como Reserva Forestal y la llamó Thomas van der Hammen.
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Ecosistemas por ¿autopistas?
A pesar de que urge garantizar la conexión de los ecosistemas, el alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, planea cruzar la reserva Thomas Van der Hammen con cuatro autopistas y construir 350.000 casas, al tiempo que promete “agrandar el área protegida”. Así lo presentó en la pasada Cumbre Global de Acciones para el Cambio Climático en San Francisco, dentro de la iniciativa "Cities4Forests".
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
La propuesta de la Alcaldía: "agrandar, y quitar"
La reserva se ha convertido en un "obstáculo" para la movilidad del tráfico, según la administración, y plantea “una reserva más grande y mejor conectada, que recupera humedales y bosques, donde todos puedan disfrutar de la naturaleza”. La idea es "incrementar el área ambiental de 634 hectáreas a 1.104 y el área total de 1.396 a 1.710." Pero también "sustraer" 104 hectáreas para unas 10 vías.
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Ciudadanía vigilante
Los planes de la administración son rechazados por muchos, y alabados por otros. “La capital de Colombia se juega la pérdida del 70% del suelo protegido del norte de Bogotá”, advierte Patricia Bohórquez, de la ONG Red de Humedales. El Partido Verde, por su parte, cree que el gobierno de la ciudad “quiere hacer desaparecer casi la ruralidad del norte de Bogotá”. Otros exigen una consulta popular.
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Propietarios: entre esperanza y temor
Algunos dueños de predios coinciden con el alcalde que ha dicho que la Van der Hammen "no existe”, que “está solo en el papel” o que es un “potrero” que impide la infraestructura. Otros apuntan a que “construir un gran parque natural es utópico, porque los predios son privados”. Pero el alcalde también asegura que su oficina ya tiene un buen monto de dinero para adquirir los terrenos.
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
Futuro incierto
Después de que un tribunal aprobara el plan urbanizador de la alcaldía, tras una interpelación, este revocó la decisión y entregó la última palabra sobre el destino de la Reserva Thomas Van der Hammen a la Corporación Autónoma de Cundinamarca (CAR), un ente gubernamental que decidirá, basada en estudios, a mediados de marzo de 2019. “La naturaleza está de fiesta”, apuntó entonces un ecologista.
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
"Reserva estratégica", ¿digna de restaurarse?
El pulso que libran los bogotanos entre naturaleza y tráfico obliga a una difícil armonización de derechos comunes e individuales, así lo pide la Constitución. El Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt de Colombia celebra que la Alcaldía haya abierto el debate sobre esta reserva “en estado de degradación”, y poder así “garantizar su viabilidad ambiental".
Imagen: Alexandra M. Rodríguez Ráquira
187 y más razones para proteger la Reserva Van der Hammen
Para las ONG Cerros de Bogotá y Humedales de Bogotá, hay razones de sobra para la preservación la Reserva Van der Hammen: 187 especies de aves y 514 de flora, así como 5 ríos, el Bosque de Las Mercedes, último relicto de la Sabana y mariposas por describir. Guías ofrecen caminatas en las que los visitantes no salen del asombro por la belleza de sus paisajes, pero también por el riesgo que corren.