CIJ inicia juicio contra Birmania por genocidio de rohinyás
10 de diciembre de 2019
En la primera cita del proceso se hicieron presentes el ministro de Justicia de Gambia en su rol de querellante y la líder del país acusado, Aung San Suu Kyi.
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La Corte Internacional de Justicia (CIJ) comenzó las presentaciones orales que marcan el inicio de un juicio contra Birmania (Myanmar) por el supuesto genocidio de la minoría musulmana rohinyá y limpieza étnica.
El ministro de Justicia de Gambia, Abubacarr Tambadou, cuyo país ha presentado la denuncia, fue el primero en declarar ante la corte, señalando que: "todos los genocidios ocurridos en la historia han tenido sus propias causas con su contexto político único, pero esto no sucede de la noche a la mañana, sino que está precedido de una historia de desconfianza y propaganda que deshumaniza a otros".
"Todo lo que Gambia pide es que digan a Birmania que ponga fin a estas matanzas sin sentido, que cese estos actos de barbarie y este genocidio contra su propio pueblo", insistió Tambadou.
En esta etapa estará presente también la líder de Birmania y premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, cuya presencia en La Haya ha causado consternación a nivel internacional al ponerse de lado del Ejército ante la polémica acusación.
Rohinyás esperan que La Haya falle contra Birmania
Muchos de los rohinyás refugiados en Bangladesh esperan que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya haga justicia y reconozca el genocidio que el Ejército de Birmania cometió contra esta minoría entre 2016 y 2017.
Mientras, en los campos de refugiados de la minoría en Bangladesh, los líderes rohinyás confían en que la Corte contribuya a poner fin al sufrimiento de los que continúan en Birmania y permita regresar a los que salieron del país.
"Somos conscientes del juicio, pero el problema sigue siendo que nuestra gente está sufriendo en, ya que han sido torturados duramente por los militares. Espero que el veredicto nos sea favorable", dijo Mohammad Jubair, uno de los responsables de la Sociedad Rohinyá Arakan para la Paz y los Derechos Humanos.
mn (efe, afp)
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Niños rohinyá: abusados, secuestrados, huérfanos
La grave situación de los musulmanes rohinyá, obligados a escapar de las atrocidades cometidas por militantes y el Ejército en Myanmar, es difícil de digerir. Los niños son los más vulnerables, como muestran estas fotos.
Imagen: DW/J. Owens
Disparados y apuñalados
Desde agosto, más de 600.000 rohinyás han huido de Myanmar a Bangladesh. “El día que los militares vinieron, quemaron la aldea y le dispararon a mi madre cuando intentaba escapar. Mi papá no podía caminar, entonces lo apuñalaron. Lo vi con mis propios ojos”, dice Mohammed Belal, de 10 años, quien logró escapar.
Imagen: DW/J. Owens
Perseguidos por el trauma
La hermana de Mohammed, Nur, también vio la matanza. Ella y su hermano viven ahora en un refugio para niños sin compañía en Bangladesh. Ella puede jugar ahí y comer regularmente, un fuerte contraste con su viaje desde Myanmar, donde ella y su hermano casi se mueren de hambre. Pero la niña sigue siendo perseguida por el trauma de las últimas semanas. “Extraño a mis padres, mi hogar, mi país”, dice.
Imagen: DW/J. Owens
Conflicto de profundas raíces
El conflicto, el cual ha tenido lugar en los últimos 70 años y tiene sus raíces en la organización social del país después de la Segunda Guerra Mundial, ha cobrado más de 2.000 víctimas desde 2016, incluyendo la madre de Rahman, de 12 años (arriba). "Incendiaron mi casa y mi madre estaba enferma, así que no pudo irse", dice.
Imagen: DW/J. Owens
Salven a los niños
Dilu-Aara, de 5 años, llegó al refugio con su hermana después de ver a los militares asesinar a sus padres. “Estaba llorando todo el tiempo y las balas volaban sobre nuestras cabezas. De alguna forma escapé”. La agencia internacional Save the Children está ayudando a los menores que llegan a Kutupalong sin sus padres. Los niños representan hasta el 60% de los refugiados rohinyás en Bangladesh.
Imagen: DW/J. Owens
Cazados como animales
Jaded Alam está entre los cientos de niños que llegan a Kutupalong sin sus padres. Afortunadamente, su tía cuida de él, y muy bien, reconoce Jaded, quien creció en una aldea llamada Mandi Para, donde le encantaba jugar fútbol. Todo cambió cuando los militares atacaron. “Nos dijeron que nos fuéramos de nuestra casa. Cuando estaba corriendo con mis padres, les dispararon. Murieron en el acto”, dice.
Imagen: DW/J. Owens
Secuestro de niños
No todos han sido separados durante el escape. Rahman Ali ha estado registrando el refugio por semanas después de que Zifad, su hijo de 10 años, desapareciera. Los rumores sobre el secuestro de niños ha rondado el refugio por años y Rahman teme que su hijo haya caído presa de los traficantes de personas. “No puedo comer, no puedo dormir. ¡Estoy tan enojado! Es como si me hubiese vuelto loco”.
Imagen: DW/J. Owens
"Mi mente no es normal"
Cuando comenzó el tiroteo, Sokina Khatun hizo todo lo que pudo para proteger a sus hijos, pero no pudo salvar a Yasmine, de 15 años, y Jamalita, de 20, quienes estaban en una aldea vecina en el momento. “Les cortaron la garganta en frente de sus abuelos”, dice. “Estaba paralizada, no podía sentir el dolor. Ahora mismo, mi mente no es normal”, dice. Ella logró rescatar a nueve de sus niños.
Imagen: DW/J. Owens
Atacados, violados y robados
Yasmine cree que podría tener 15 años, pero luce considerablemente más joven. En su aldea, solía jugar con canicas y correr por los campos vecinos, pero recuerdos diferentes la persiguen ahora: el ataque de las fuerzas de Myanmar, la golpiza y asesinato de sus amados padre y hermanos y la violación por parte de un grupo de soldados que también la robaron: “Sentí mucho dolor en mi cuerpo”, dice.