Cinco años del Acuerdo de Paz: bases para una nueva Colombia
José Ospina-Valencia
6 de octubre de 2021
El 24 de noviembre se cumplen 5 años de la firma definitiva del Acuerdo de Paz en Colombia. ¿Qué tan estable es y qué tan consolidada está la paz? DW habló con dos protagonistas.
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"La paz es frágil”, advirtió ante el pleno de Naciones Unidas en Nueva York el presidente de Colombia, Iván Duque, el pasado 21 de septiembre. "Con ello quiso señalar que se había firmado el Acuerdo de Paz, pero no se habían sentado las bases ni de la planeación ni de la financiación para ejecutar su implementación”, explica a DW Emilio José Archila, Consejero Presidencial para la Estabilización y la Consolidación.
De los 15 años previstos para la implementación del Acuerdo de Paz han corrido casi cinco. "Para este tiempo, y más allá, hemos diseñado una ruta de ejecución con pautas claras de seguimiento”, agrega Archila.
También en Colombia ha sido más fácil hacer la guerra que la paz. La desconfianza frente al gobierno conservador de Iván Duque en lo tocante al Acuerdo de Paz, firmado el 24 de noviembre de 2016, no era gratuita: Duque, el ciudadano, había votado por el "no” en el plebiscito, y hubo incluso políticos de su partido que amenazaron con hacer "añicos” la paz. Pero Duque, una vez presidente, debía hacerla realidad. Su decisión: encargar la tarea de su ejecución a alguien que no solo había votado por la paz sino que es un abogado experto en Derecho para el Desarrollo: Emilio José Archila.
El dinero para la paz
Hoy, a poco tiempo de cumplirse los primeros cinco años de su firma, y a unos 10 meses de que termine el mandato de Duque, las críticas siguen siendo fuertes. Se habla de una "desfinanciación” de la paz. "No se han destinado recursos suficientes para garantizar la implementación efectiva del Acuerdo de Paz”, critica en conversación con DW la senadora Victoria Sandino, del partido Comunes, salido de las extintas FARC.
"La realidad es que no había una financiación del acuerdo, como se ha creído. Lo que había era una fantasía, porque imaginarse cuánto dinero se iría a necesitar no quiere decir que los recursos estuvieran disponibles”, replica Archila, y agrega que "la verdad es que el presupuesto general de la Nación se ha incrementado, cada año, para la implementación de la paz”. Además, según el funcionario, el número de empresas privadas vinculadas a la realización de la paz ha crecido.
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La voz de los ausentes y la inequitativa distribución de la tierra
Sandino, que militó 24 años en la guerrilla, considera que la paz ha tenido cosas positivas. Menciona, en cuanto a su ejercicio político en calidad de senadora, la posibilidad de "llevar al Congreso las voces de las poblaciones históricamente ausentes, realizar debates de control político, audiencias públicas y foros que evidencian las necesidades de las regiones”. Pero, por eso mismo, Sandino lamenta que el Gobierno de Duque "no haya logrado ni la reforma política ni la rural, la columna vertebral del Acuerdo de Paz”. Explica además que "falta materializar el catastro multipropósito para garantizar la distribución de la tierra de manera gratuita para las personas las comunidades rurales”.
La inequitativa distribución de las tierras en Colombia es considerada una de las principales razones de la guerra fratricida. Y, según el encargado de la ejecución del proceso de paz, "la muestra de nuestra voluntad son los avances para hacer realidad el catastro multipropósito, la Agencia Nacional de Tierras y la Superintendencia de Notariado y Registro que no figuraban en el Plan Nacional Sectorial de Desarrollo Rural”.
Según Emilio Archila, "de los tres millones de hectáreas que el Banco de Tierras debe manejar en 15 años, se han entregado más de un millón doscientas mil hectáreas en tres años”. De los 7 millones de hectáreas de tierra que deberían formalizarse en 15 años, se han formalizado más de 700 mil, resume el experto.
Alemania, acompañante de la paz en Colombia
Alemania y la Unión Europea han seguido el proceso de paz, la firma del Acuerdo y su desarrollo muy de cerca. "Alemania, como pocos países, comprende que hacer la paz es un proceso que toma muchos años y que tiene que mantenerse en el tiempo”, reconoce el jurista, y agrega que Berlín ha acompañado a Colombia en temas de víctimas, justicia transicional, el fondo europeo y el multidonante, además de haber enviado a un comisionado especial y de acompañar el estudio y análisis del conflicto y la paz con instituciones académicas como Capaz. Archila agradece el aporte de Alemania, "cuyo apoyo ha sido determinante en el desarrollo del catastro multipropósito”.
Tras 24 años de lucha armada en el "monte” y más de tres años de vida civil como parlamentaria, Victoria Sandino, líder de la comunidad afro, concluye que "el rumbo de Colombia no es la guerra”, y declara que su "compromiso por la paz es indeclinable”.
La senadora agrega que uno de sus más importantes aprendizajes en La Habana fue que "el dolor de las víctimas es uno solo, no importa cuál haya sido su victimario”. Algo que entendió como "un fuerte llamado al entendimiento, a superar las históricas condiciones de guerra y violencia en Colombia”. Advierte que uno de los problemas más graves que persisten es la estigmatización que impide romper la cadena del odio, la violencia y los asesinatos de líderes sociales y ex combatientes.
Emilio José Archila, Consejero Presidencial para la Estabilización y la Consolidación, coincide en que hacer la paz es más difícil que proclamarla, aunque, a pesar de todas las críticas y los obstáculos, es "absolutamente optimista” porque "estamos dejando las bases para una nueva Colombia”.
(er)
Acuerdo de Paz en Colombia: 52 años de guerra y cinco de paz
Hace cinco años, Colombia firmó la primera versión del Acuerdo de Paz con las FARC, que luego fuera complementado y suscrito el 24 de noviembre de 2016. Los guerrilleros fueron primero idealistas, y luego criminales
Imagen: picture-alliance/dpa
Los campesinos se convierten en un ejército
A mediados del siglo XX se libra una batalla entre bandos políticos de Colombia. Los grupos de izquierda crearon repúblicas independientes en zonas remotas, que fueron tomadas gradualmente por las tropas gubernamentales. Dos de los líderes de la "República de Marquetalia" se escapan: en 1966 Manuel Marulanda y Jacobo Arenas (izq.) fundan las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC).
Imagen: ALATPRESS/AFP
La insurgencia como forma de vida
En el Amazonas, los campesinos tienen una ventaja táctica: conocen el terreno. Pronto las FARC aprenden de otros grupos guerrilleros de América Latina y comienzan a reclutar a estudiantes y habitantes de los barrios marginales de las ciudades, entre ellos, más de 18.000 menores. Las mujeres también se unen, o son obligadas a unirse a los rebeldes. Aunque tienen estrictamente prohibido tener hijos.
Imagen: ALATPRESS/AFP
Mercenarios, narcotraficantes, extorsionadores
Más tarde, varios frentes del grupo marxista se involucran en el narcotráfico: se ofrecen como mercenarios a los cárteles de la cocaína y luego participan en el cultivo. Mientras el ejército colombiano, con el apoyo de Estados Unidos, destruye las zonas de cultivo y los laboratorios de drogas (foto), las ganancias suben.
Imagen: Guillermo Legaria/AFP
El secuestro como modelo de negocio
Los ingresos de las FARC se llegaron a estimar en cientos de millones de dólares al año. También, producto del secuestro que ellos llamaban “toma de rehenes”. Las FARC habrían secuestrado a casi 10.000 personas entre 1970 y 2010. La víctima más destacada fue la política ecologista Ingrid Betancourt en 2002. Sólo después de 6 años las fuerzas militares liberaron a Betancourt y a otras 14 víctimas.
Imagen: Remi Ochlik/MAXPPP/picture alliance/dpa
La lucha por la paz
Ya en la década de 1980, las FARC negociaron un frágil alto el fuego inicial con el gobierno colombiano. En los años 90, presentaron un programa político de diez puntos. En 2001, el líder de las FARC Manuel Marulanda (derecha) se reúne con el presidente Andrés Pastrana para reanudar las conversaciones de paz. Pero la reunión no tuvo éxito.
Era poco probable que las FARC y el gobierno colombiano llegaran a un acuerdo, entre otras cosas, porque los rebeldes intensificaron los actos terroristas durante las negociaciones. No mostraban ninguna consideración por las víctimas civiles, como aquí en Medellín, en 2003, cuando un coche bomba hirió a 30 personas y mató a seis, entre ellas a un niño pequeño.
Imagen: Vergara/AFP/picture alliance/dpa
Terror de izquierda y de derecha
La Masacre de Bojayá es el nombre con que se conoce este crimen de lesa humanidad. En esta iglesia del Chocó murieron unos 119 civiles, víctimas de la explosión de una pipeta de gas lanzada por las FARC el 2 de mayo de 2002. El crimen fue cometido en enfrentamientos con paramilitares (AUC) por el control del acceso al río Atrato. Unas 250.000 personas murieron en el conflicto, la mayoría civiles.
Imagen: picture-alliance/dpa
Guerrillas debilitadas
Álvaro Uribe, elegido presidente en 2002, intensifica la guerra. El 1° de marzo de 2008, la Fuerza Aérea de Colombia mata al subjefe de las FARC, Raúl Reyes, y poco después muere Marulanda. Su sucesor también cae en 2011. En 2008, las FARC se habían reducido a unos 8.000 miembros, frente a los 20.000 de la década de 1990. La mayoría desertó. Juan Manuel Santos era entoces ministro de Defensa.
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Colombia firma el Acuerdo de Paz
Así debilitadas, las FARC inician conversaciones de paz con el nuevo presidente, Juan Manuel Santos (izq.). Las negociaciones tendrán lugar en Cuba. El 26 de septiembre de 2016, el líder rebelde Timoleón Jiménez (centro) y Santos firman la primera versión del Acuerdo de Paz. Una estrecha mayoría de colombianos votó en contra en un referéndum no vinculante.
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El desarme de los rebeldes
Al firmar, las FARC se comprometen a desarmarse. Unos cientos de rebeldes se niegan, los otros 7000 aproximadamente se enfrentan a la reintegración en la vida civil. Los sospechosos de haber cometido violaciones de los derechos humanos son llevados ante un tribunal especial. A principios de 2021, los miembros de la dirección también fueron acusados por primera vez.
Imagen: Fernando Vergara/AP Photo/picture alliance
Reconciliación entre guerrilleros y víctimas
Algunos excombatientes de las FARC trabajan activamente por la reconciliación con la sociedad colombiana, y especialmente con sus víctimas. Aquí, el exguerrillero Rodrigo Granda se reúne con la hermana de dos víctimas de secuestro para pedir perdón. Las víctimas también participan en proyectos de reinserción.
Imagen: Fernando Vergara/AP Photo/picture-alliance
Todavía queda mucho camino por recorrer
Las FARC son ahora un partido político: Los Comunes. Pero muchos acusan al Gobierno de Iván Duque de no aplicar partes esenciales del Acuerdo de Paz. Algunos rebeldes regresaron a grupos armados criminales. Entre ellos, los dos principales negociadores del Acuerdo de paz, Iván Márquez y Jesús Santrich. A mediados de 2019, anunciaron en un video que había comenzado la "segunda Marquetalia".