"Alemania podrá costear integración de refugiados"
11 de noviembre de 2015
El Consejo Asesor de Economistas del Gobierno alemán asegura en un informe que la crisis de refugiados costará al país hasta 22.600 millones de euros. "Estos costes son asumibles", dice.
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La acogida de los cientos de miles de refugiados que llegan a Alemania costará a las arcas públicas hasta 22.600 millones de euros entre 2015 y 2016, informó este miércoles (11.11.2015) el Consejo Asesor de Economistas del Gobierno alemán.
Esta es una de las principales conclusiones a las que llega el informe anual de los denominados "cinco sabios", que considera que la mayor economía europea puede asumir esta carga extraordinaria gracias a su saneada situación presupuestaria.
Además, los asesores estiman que la llegada de refugiados puede tener un "efecto positivo" en la población laboral y que se logrará emplear entre 250.000 y 500.000 asilados hasta 2020. Sin embargo, el desempleo también avanzará. Para 2020 los "cinco sabios" estiman que entre 300.000 y 350.000 refugiados estarán registrados como parados.
Economía alemana crecerá 1,6 por ciento en 2016
Asimismo, los expertos informaron que la economía alemana crecerá un 1,7 por ciento este año y un 1,6 por ciento el próximo. "La buena evolución económica se mantiene en el próximo año”, aseguró en un comunicado Christoph Schmidt, presidente del consejo.
Según sus estimaciones, la población con empleo cerrará este año ligeramente por encima de los 43 millones de personas, un récord histórico y, el próximo, en los 43,3 millones. La tasa de desempleo, por su parte, también se elevará ligeramente el año que viene, situándose en el 6,6 por ciento, frente a un 6,4 por ciento en 2015.
El informe explica que la llegada de refugiados al país es el elemento clave que explica estos comportamientos en el mercado laboral y avanza que sus consecuencias a "medio plazo", aunque son difíciles de predecir con detalle por las incertidumbres en torno a su evolución, serán en todo caso "moderadas".
El Estado alemán mantendrá su superávit, aunque del equivalente al 0,7 por ciento del PIB de este año pasará a un 0,2 por ciento en 2016.
VT (efe, dlf)
El negocio con los refugiados (29.10.2015)
Miles de refugiados atraviesan Serbia rumbo a los países occidentales de Europa. Para los comerciantes en las proximidades de los campamentos representan un negocio lucrativo. Diego Cupolo reporta desde los Balcanes.
Imagen: DW/D. Cupolo
¿Conductor de autobús o coyote?
En los Balcanes, el negocio del transporte crece vertiginosamente. En la entrada del campamento de refugiados en Presevo (Serbia), el albanés Liridon Bizazli ofrece un servicio de transporte en autobús a Croacia por 35 euros. Como mesero solo gana unos ocho euros al día. Con la venta de boletos de autobús entre 50 a 70 euros.
Imagen: DW/D. Cupolo
Todos se ayudan
Pese a la ganancia que genera su negocio, Bizazli no está orgulloso de él. Asegura que a veces también transporta gratuitamente a familias con niños que no tienen dinero para pagar el pasaje. “Yo también fui un refugiado”, cuenta. “Los viajes en autobús deberían ser gratuitos. Europa da dinero a Serbia para que ayude a los refugiados, pero el Gobierno no hace nada.”
Imagen: DW/D. Cupolo
Demanda y oferta
Cada día, entre 8.000 a 10.000 refugiados arriban a Presevo. Debido a la creciente demanda, los negocios en la región han extendido sus horarios de apertura. A las tiendas de alimentos y cocinas rápidas no les faltan clientes. Los precios se han duplicado, en algunos casos hasta triplicado. “En ningún otro lugar en Serbia he visto una hamburguesa tan cara como aquí”, dice Bizazli.
Imagen: DW/D. Cupolo
Desde tarjetas SIM hasta carretillas
Aparte de comida, lo primero que los refugiados buscan en un nuevo país son tarjetas SIM para poder comunicarse con sus familias y amigos. Por ello, cerca de los campamentos de refugiados, muchos habitantes venden tarjetas telefónicas prepagadas. Pero también ofrecen otros objetos útiles, como esta carretilla para transportar a las personas débiles, como esta mujer kurda de Siria.
Imagen: DW/D. Cupolo
Vendedor de zapatos
Pese a la inminente llegada del invierno y el aumento de las lluvias, muchos refugiados continúan su camino descalzos. Stefan Cordez, coordinador para el sur de Serbia de Médicos Sin Fronteras, explica que por ello muchos sufren infecciones de la piel y se lastiman los pies. Bajo estas condiciones, la venta de calzado y calcetines es un negocio lucrativo.
Imagen: DW/D. Cupolo
Documentos de segunda mano
Los países a lo largo de la Ruta de los Balcanes deben registrar a todas las personas nuevas que arriban. Frente a algunos campamentos de refugiados las filas son kilométricas. La voluntaria Daniela Gabriel, de Presevo, cuenta que algunos conductores de autobuses recogen los documentos de las personas que han transportado a Croacia para vendérselos a las personas que no quieren hacer fila.
Imagen: DW/D. Cupolo
Falsas informaciones
En tanto, algunos taxistas y choferes de autobuses llevan a los refugiados que han pagado pasaje hasta Croacia a ciudades serbias, donde sus documentos son tramitados en oficinas de registro inexistentes, prosigue Gabriela. A fin de evitar que los refugiados sean víctimas de falsas indicaciones, reparte información al respecto en el campamento.
Imagen: DW/D. Cupolo
Robo en las autopistas
Otros ayudantes, que prefieren permanecer en el anonimato, cuentan que han sido amenazados de muerte por advertir a los refugiados de taxistas peligrosos. Alexander Travelle, voluntario de Presevo, relata que una familia fue asaltada con arma de fuego, después de haber pagado 80 euros por persona para ser transportada a Croacia.
Imagen: DW/D. Cupolo
Todos reciben su pedazo del pastel
Bizazli admite que paga cien euros de "mordida" o coima a la semana a la Policía local para poder vender sus boletos de autobús enfrente del campamento de refugiados en Presevo. “Simplemente les das lo que piden y te dejan en paz”, dice. También otros ayudantes saben de taxistas que sobornan a los agentes policiales.
Imagen: DW/D. Cupolo
Precios exagerados
Con la caída de las temperaturas, cada vez más hoteles ofrecen hospedaje a los refugiados. Sin embargo, aquellos que no pueden pagar los precios exagerados de las habitaciones son rechazados.