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Cine hispanohablante en la Berlinale: repaso entre luces y sombras

18 de febrero de 2010

Una sola película hispanohablante compite por el Oso de Oro en la Berlinale 2010. Sin embargo, otro número, no amplio, pero sí representativo de filmes en castellano, pasa en 2010 por las pantallas del certamen.

Escena de la película colombiana “El vuelco del cangrejo”, de Óscar Ruíz Navia.Imagen: Internationale Filmfestspiele Berlin

Con peluquín y chaqueta de lentejuelas rojas apareció Jorge Calvo en la exhibición para la prensa de Nacidas para sufrir, una de las películas españolas que se presentan en la sección Panorama de la Berlinale- salió de detrás de una cortina y bajó las escaleras de la grada, micrófono en mano y música de fondo, cantando con todo el arte que un buen coplista lleva en las venas.

Escena de “Nacidas para sufrir”.Imagen: Internationale Filmfestspiele Berlin

El presentador, que en aquel mismo momento se disponía a cumplir con su función en tan serio festival y darle la bienvenida a Miguel Albadalejo, director del largometraje, tardó unos minutos en dar con la gracia del chiste. Luego, entendió que se trataba de españoles, siempre tan dados a la fiesta, y pudo reír con el resto del público.

Pero el público no sólo soltó carcajadas ante el atrevimiento de Jorge Calvo- que finalizado el pase tuvo que explicar que no es cantante, sino actor-, también se divirtió con el film: una curiosa historia de amor entre dos mujeres, protagonizadas grandiosamente por Adriana Ozores y Petra Martínez. “¿Cuál es el mensaje de este film?”, le preguntaron a Albadalejo. “¿Mensaje? No. Yo he hecho una película. Si quisiera mandar un mensaje habría usado el móvil”, contestó el director, y la sala rompió en aplausos.

Una de cal y una de arena

Nacidas para sufrir es una comedia original que le saca punta a los tópicos de la España profunda. En ciertos momentos, su trama flojea, pero es sin duda un film muy bien interpretado, gracioso y entretenido, como entretenido es El mal ajeno, la ópera prima de Óskar Santos- realizada con el apoyo de Alejandro Amenábar- que también pudo verse en la sección Panorama Especial del certamen berlinés.

“Cuchillo de palo”, de Renate Costa.Imagen: Internationale Filmfestspiele Berlin

El cine español no brilla por su abundancia en esta Berlinale. Aparte de las dos citadas películas y del cortometraje Mi otra mitad, de la valenciana Beatriz M. Sanchís, restan otros dos filmes producidos en España pero dirigidos por latinoamericanos: Fin, del argentino Luís Sampieri, y Cuchillo de palo, de la paraguaya Renate Costa.

Fin se muestra bajo la rúbrica Forum y, lamentablemente, no es una película que se pueda recomendar- eternos planos, ritmo lentísimo, diálogo casi inexistente, nada de tensión, absolutamente predecible. En una palabra: aburrida. Quizás una historia para un corto. Tal vez sostenible con unos actores más experimentados.

Cuchillo de palo, sin embargo, es uno de los mejores filmes que en castellano han podido verse durante la presente Berlinale. En este documental, su primer largometraje, Renate Costa recorre las calles de Asunción intentando descubrir quién fue y qué le sucedió a su difunto tío, muerto en curiosas circunstancias. El resultado es una obra que describe con mucha sensibilidad la situación de los homosexuales en Paraguay dictatorial y en el Paraguay de hoy- y eso sin caer en banales tópicos, dejando hablar a los protagonistas.

Argentina, Colombia, Bolivia y México

Cuando la contemplación sustituye a la historia y se convierte en la razón única del film, el cine contemplativo se torna problemático. Eso le sucede a la argentina El recuento de los daños (Forum), que podría ser una buena película si su trama no fuera tan transparente y contase con algo más de tensión, con algún elemento sorprendente. El comodín de la dictadura no vale para todo.

También el colombiano El vuelco del cangrejo (Forum) es un film lento, pero de bellas imágenes y con aliviadores golpes de un logrado humor. Su director, Óscar Ruíz Navia, se lo dedicó a su recientemente fallecida abuela, y dijo tratar de contar, a través del enfrentamiento entre dos vecinos, el uno defiende el modo de vida tradicional, el otro trata de instaurar lo que desde su punto de vista equivale a la modernidad y al progreso, algunas de las dificultades sociales que se viven hoy en Colombia.

“Zona Sur”, de Juan Carlos Valdivia.Imagen: Internationale Filmfestspiele Berlin

Zona Sur (Panorma), el lugar del que la familia de Juan Carlos Valdivia no quiere marcharse, representa a Bolivia en la actual edición de la Berlinale. Una hermosa villa emplazada en un lugar privilegiado sirve como microcosmos para narrar una historia de blancos e indígenas, de relaciones humanas y sociales, y para reflejar los cambios acontecidos en el país sudamericano. En esta película, Valdivia toma como ejemplo su propia infancia.

Y en este conmemorativo año, de México llega Revolución, un film que une 10 cortos diferentes de una decena de autores distintos y forma con ellos un buen largometraje. Son historias tiernas, brutales, humorísticas y tristes- como la revolución misma. E igual que la revolución, su interpretación es múltiple.

Pacífico habla de esa gente que venera al Ché Guevara y luego acaban convirtiéndose en los Chávez y Morales de América Latina”, comentaba a la salida del cine una chica sobre el corto dirigido por Diego Luna. “Con mi corto, quise hacer dos ejercicios- hablar de la tierra, de en manos de quién está la tierra hoy y de que pasó con ese lema revolucionario que decía la tierra es de quien la trabaja. Y, por otro lado, quise reflexionar sobre dónde está la revolución en mí y por ende decidí hablar de ser padre, que es el gran cambio que me acaba de pasar en la vida”, fue la explicación posterior del propio Luna.

Autora: Luna Bolívar Manaut

Editor: José Ospina Valencia

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