Circo Sonnenstich
15 de mayo de 2012
La coreografía del número de acrobacia de Hagen y Maria, dos jóvenes artistas de la compañía circense Sonnenstich (golpe de sol), incluye una parte en la que los dos se mueven al ritmo de la música. Los movimientos de Hagen y Maria, ambos con síndrome de Down, son graciosos y expresivos. Se besan fugazmente, se toman en los brazos y cada uno sigue luego con sus movimientos, sensuales y poéticos a la vez. Cuando hacen la reverencia para saludar al público, una vez finalizado el espectáculo, se los nota sonrojados y felices. Maria, que forma parte del elenco de Sonnenstich desde hace diez años, dice que al principio era muy tímida, pero ahora eso parece haber quedado atrás. Es una acróbata muy segura de sí misma y, como compañera de acrobacia de Hagen, brilla cada vez que actúa.
“Motivar a los artistas a lo que son capaces de hacer”
El circo Sonnenstich surgió de un pequeño grupo de personas con discapacidades que se dedicaban al circo. La mayoría de ellos nació con síndrome de Down. El equipo de Michael Pigl-Andrees ya lleva tres años y está formado por pedagogos circenses y artistas, así como por la actriz y directora Anna-Katharina Andrees. Los jóvenes lograron desarrollar un potencial asombroso e inmensas habilidades desde que trabajan en el circo. Hoy, los artistas de Sonnenstich, que tienen de 19 a 26 años, bailan vals sobre zancos, se mueven con soltura sobre el trapecio y al ritmo de la música, además de hacer diversos números de malabarismo.
“Creemos en lo que podrán hacer en el futuro y los impulsamos a ejercitarlo en el presente”, explica su concepto Michael Pigl-Andrees. En su vida cotidiana, las personas con síndrome de Down raras veces tienen la posibilidad de experimentar sus propias limitaciones, ya que se los acompaña y apoya de forma permanente. Pero durante el entrenamiento en el circo son estimulados a probar cosas nuevas y a demostrar sus habilidades elaborando y superando sus miedos.
La felicidad de ser artista de circo
Cada vez que logran un número circense bello y acabado, la felicidad que los invade casi se puede tocar con las manos. “Desde hace ocho años formo parte del circo, y soy muy feliz con mis compañeros y mi entrenador”, dice Friederike. “En el circo soy ágil como un gato”, cuenta Hagen. Y Anna agrega: “En el escenario me siento como una recién nacida”.
En los últimos años, el circo Sonnenstich realizó cinco grandes producciones que no solo fueron celebradas en Alemania, sino también en el extranjero. Su programa actual se llama “Beziehungs-Weise”, un juego de palabras entre el vocablo alemán “Beziehung” (relación) y “Weise” (sabio). El espectáculo ya se presentó 18 veces en diferentes teatros. Una de las funciones más exitosas fue “Cirko”, un nuevo centro circense en Helsinki. Los programas de Sonnenstich se presentan también en congresos y ministerios alemanes, y varios de sus artistas ya actuaron en películas de cine y series de televisión.
Cada vez que actúan, los jóvenes con síndrome de Down del circo Sonnenstich ofrecen momentos de gran belleza y magia a su público, y ganan con cada función una mayor autoestima y conciencia de sí mismos. Entretanto, los acróbatas ofrecen también seminarios de circo a voluntarios que trabajan en instituciones para discapacitados, y son una prueba maravillosa de que las personas con discapacidades son muy capaces de crecer superando sus dificultades cuando se los sabe estimular y motivar con dedicación y respeto.
Autor: Silke Bartlick/ Cristina Papaleo
Editor: Enrique López