Clínicas de aborto alemanas, nuevo blanco de protestas
6 de marzo de 2023Con rosarios en las manos, una docena de manifestantes se apostaron frente al centro de asesoramiento y planificación familiar Pro Familia en Fráncfort del Meno, en el oeste de Alemania, y cantaron el Ave María. Algunos llevaban pancartas con imágenes de bebés sonriendo o un pequeño puño cerrado con los lemas "Las vidas de los no nacidos importan" y "El aborto no es una solución".
La manifestación fue realizada por 40 Days for Life, un movimiento que se originó en 2004 en Texas, Estados Unidos. Este llama a los manifestantes a realizar las denominadas "vigilias" fuera de las clínicas de aborto durante 40 días a partir del Miércoles de Ceniza, para coincidir con la Cuaresma.
Los manifestantes dicen que no quieren hablar con la prensa porque han sido retratados injustamente en los medios, que sus palabras han sido tergiversadas y que simplemente quieren orar en paz.
Claudia Hohmann, directora del centro Pro Familia, recuerda el día de 2017 cuando los manifestantes aparecieron por primera vez. "Fue un verdadero shock", cuenta Hohmann. "Estoy segura de que hay mujeres a las que no les afecta tanto, pero hay otras que arrastran esa experiencia a la terapia y luego están menos dispuestas a hablar. Eso alimenta sentimientos de vergüenza y culpa", agrega.
(Des)penalización
Según el artículo 218 del Código Penal alemán, el aborto es ilegal, pero es posible bajo excepción hasta 12 semanas después de la concepción, si lo realiza un médico previa obtención de un certificado que haga constar que se asistió a consejería al menos tres días antes de la intervención. Sin ello, cualquier mujer que aborte puede ser procesada, al igual que el médico que realiza la intervención.
Hohmann afirma que las protestas no solo tienen un impacto psicológico en quienes visitan el centro -donde se pueden escuchar los cantos y las oraciones de los manifestantes-, sino que las personas también se sienten demasiado intimidadas para buscar asesoramiento. "La libertad de expresión está muy bien, pero hacerlo exactamente aquí es perverso", sostiene Hohmann.
La semana pasada, la ministra de Familia, Lisa Paus, prometió presentar una legislación para evitar que los activistas contra el aborto protesten frente a las clínicas de aborto y los centros de asesoramiento. "Las mujeres deben tener acceso sin trabas a los servicios de asesoramiento y las instalaciones que realizan abortos", dijo Paus a Redaktionsnetzwerk Deutschland. El Gobierno también acordó establecer una comisión para analizar cómo se podría regular el aborto fuera del Código Penal alemán con miras a la despenalización.
Menos clínicas de aborto
De acuerdo con datos de la Oficina de Estadística de Alemania, cada año se practican alrededor de 100.000 abortos en el país. En ciertas partes de Alemania, puede ser difícil encontrar una de estas clínicas; y en algunas ciudades simplemente no existen.
Las escuelas de medicina no siempre enseñan el procedimiento, y cada vez menos graduados quieren trabajar en esta área. Al mismo tiempo, los médicos que prestan el servicio suelen ser mayores y se acercan a la jubilación. Entre 2003 y 2020, la cantidad de clínicas que ofrecen servicios de aborto cayó un 50 por ciento, hasta solo 1.109.
A la ginecóloga holandesa Gabie Raven le preocupó el creciente número de alemanas que cruzan la frontera para abortar en sus clínicas en los Países Bajos y decidió abrir una clínica en la ciudad de Dortmund, en el oeste de Alemania, en noviembre del año pasado. Inmediatamente, fue atacada por manifestantes antiaborto, quienes la llamaron "asesina de bebés". Su dirección y número de teléfono se publicaron rápidamente en sitios web antiabortistas.
"Participé en un programa de televisión sobre la historia del aborto y estos grupos comenzaron a decir que soy la doctora más malvada de Alemania", dice Raven a DW.
Más protestas
Si bien son menos extendidas y menos publicitadas que las de Estados Unidos, las protestas contra el aborto frente a centros de asesoramiento y clínicas de aborto no son un fenómeno nuevo en Alemania. Pero han aumentado en escala e intensidad en los últimos años, alertan expertos.
Y esto se debe en parte, según Ulli Jentsch, un periodista que trabaja en el Centro de Educación y Archivo de Prensa Antifascista de Berlín, a que grupos de reflexión conservadores de derecha de Estados Unidos están invirtiendo dinero -y experiencia- en ampliar sus propias organizaciones ideológicamente afines en Europa y en todo el mundo.
"No nos quebrarán ni nos intimidarán, por supuesto que no, pero perjudican nuestro servicio de asesoramiento", dice Hohmann. “Están en contra de todo lo que hacemos aquí, en contra de la educación sexual, en contra de apoyar a las minorías, en contra de la libertad de vivir como uno elija. Esas son nuestras metas, y por eso [para ellos] somos el Anticristo total, el enemigo".
(ct/rml)