“La Conquista sigue. Todos nuestros derechos son vulnerados”, afirma Clara Romero, cacique del pueblo qom.
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Clara Romero, Nalá en su lengua, pertenece al pueblo indígena qom ("toba” en español). Ella es cacique de su comunidad: autoridad espiritual, territorial y política. Nació en El Impenetrable chaqueño, en el norte argentino, y hoy reside en la localidad de San Pedro, en la provincia de Buenos Aires.
Es amable, serena, y no menos enérgica a la hora de hablar de los derechos, luchas y desafíos de su pueblo, -de cerca de 3 millones de almas, y presente principalmente en el norte de Argentina, así como en parte de Paraguay y Bolivia-.
DW: Cuénteme del pueblo qom (toba)
Clara Romero/Nalá: "Nosotros somos un pueblo-nación. Ya lo éramos antes de la Conquista, y lo seguimos siendo. Tenemos todo lo que se necesita para serlo: territorio y lengua propios, estructura social y política, cultura y habitantes.
Fundamentalmente una lengua propia, porque en este continente, que ahora se llama "América”, que para nosotros es el Abya Yala según su antiguo nombre, las únicas lenguas originarias que se hablan son las nuestras.
Argentina, por ejemplo, no tiene lengua propia. La lengua que tiene es la impuesta. Y las lenguas que subyacen son las de los pueblos indígenas.
Y luego tuvo lugar la conquista de América
Así es. La Conquista hizo estragos con todos los pueblos indígenas del continente. Fueron subyugados, muchos por el hambre y otros por las armas.
¿Cuáles son las principales diferencias entre ambas cosmovisiones, la de los colonizadores y la de los indígenas?
Las diferencias entre las maneras de ver la vida son abismales. La cultura occidental vive pensando en acumular. El pueblo indígena, no. El pueblo indígena vive el día, sale a cazar y a pescar y come, no acumula.
Siempre digo: ustedes imagínense que un indígena y un occidental están en el sur y ven que baja una manada de guanacos. El indígena va a pensar: ¿cuántos somos para comer?, y si le alcanza con uno, va a cazar uno solo.
El occidental va a mirar y va a decir: "¿che, y si mañana no vienen? Más vale los matamos a todos y los frizamos”.
Y la segunda diferencia más grande es el respeto por los niños, porque tienen toda una vida por vivir, y por los ancianos, porque tienen toda una vida vivida. La cultura occidental inventó el geriátrico.
Y también hay una gran diferencia respecto al trato a la naturaleza
Es que nosotros no nos creemos, como la cultura occidental, que estamos por encima de las cosas. Nosotros somo parte de la naturaleza. Y no se trata de a la madre tierra le voy a sacar todo el jugo que pueda, sino de tratarla con respeto.
Su comunidad ha obtenido varios logros: ¿cuáles son los más importantes?
Aquí en San Pedro armamos el primer Centro de Interpretación Indígena que tiene el país, que funciona como un museo vivo. Queremos mostrar al pueblo indígena con todas las cosas que tenían ancestralmente, pero también vivo.
Además de eso, quisimos hacer algo para que los niños qom no pierdan su cultura, fundamentalmente la lengua, porque pensamos que el mayor símbolo de resistencia es la lengua.
Entonces, si bien dentro de la Constitución nacional está el derecho a una educación intercultural bilingüe, como no se cumple del todo, elaboramos el proyecto "Participación intercultural bilingüe”, con el que estamos en todas las escuelas donde están nuestros niños, y en cada una de las materias ofrecemos la mirada de los pueblos indígenas, fundamentalmente en construcción ciudadana e historia.
Y también tenemos un centro de salud intercultural, donde atienden los médicos y nosotros, y se usan las dos medicinas. Porque queremos compartir los saberes ancestrales de 40.000 años.
Las mujeres parían, amamantaban, y vivían hasta los 140 años, o sea, algo bien hacían.
En la actualidad la mayor parte del pueblo qom vive en las ciudades: ¿cuáles son los desafíos para los indígenas urbanos?
El reconocimiento de la sociedad dominante. La sociedad no entiende ni siquiera de derechos. Lo que necesitamos es el respeto por los derechos de los pueblos indígenas, y el reconocimiento a nuestros logros y a nuestras cosas.
¿Y cuáles son las deudas pendientes por parte del Estado en términos de justicia social respecto a los pueblos indígenas?
Todas. Todos nuestros derechos son vulnerados, todas las injusticias sociales se cometen con el pueblo indígena. Y en este momento de pandemia, la injusticia social más grande es matarnos de hambre. El Estado no se ocupa de que comamos todos los días, ni de que no se nos quite el territorio.
A pesar de la ley que frena los desalojos, estos siguen existiendo. Tanto los gobiernos provinciales como nacionales no hacen nada al respecto. Yo creo que la Conquista sigue.
¿Cómo imagina el futuro?
Como se lo imaginaron mis abuelos: en resistencia. Hace 528 años que estamos resistiendo, manteniendo la lengua activa, nuestra cultura y nuestras ceremonias. Me lo imagino por unos cuantos años más de esta manera.
¿Quiere agregar algo?
Ñaachec iaqaia docshec, ñaachec aganagay, ana ltogue
(Gracias hermana blanca, gracias por escuchar, desde lo más profundo de mi corazón)
La diversidad de los pueblos indígenas en América Latina
Según datos de UNICEF, en América Latina existen actualmente 522 pueblos indígenas. México, Bolivia, Guatemala Perú y Colombia aglutinan el 87% de los pueblos indígenas de América Latina y el Caribe.
Imagen: Christopher Pillitz
Amazonia, fuente de diversidad
Según el Atlas Sociolingüístico de Pueblos Indígenas en América Latina de UNICEF, la Amazonia es la región con mayor diversidad de pueblos indígenas (316 grupos), seguida por Mesoamérica, la cuenca del Orinoco, los Andes y la región del Chaco. Brasil (foto) es el país con más diversidad de pueblos indígenas con un total de 241. Colombia es el segundo con (83), seguido por México (67) y Perú (43).
Imagen: DW/T. Fischermann
Diversidad de pueblos y lenguas
Cinco pueblos agrupan varios millones de personas: Quechua (foto), Nahua, Aymara, Maya yucateco y Ki'che; y seis aglutinan entre medio y un millón de habitantes: Mapuche, Maya q'eqchí, Kaqchikel, Mam, Mixteco y Otomí. Cerca de una quinta parte de los pueblos indígenas perdió su idioma nativo en las últimas décadas. De 313 idiomas indígenas, el 76% es hablado por menos de 10.000 personas.
Imagen: picture-alliance/Robert Hardin
Cada vez más urbanos
Aunque más del 60% de la población indígena de Brasil, Colombia, Ecuador, Honduras y Panamá todavía vive en zonas rurales, más del 40% de la de El Salvador, México y Perú reside en áreas urbanas. En Chile (foto) y Venezuela, la población que vive en ciudades supera el 60% del total. Éstos tienen 1,5 veces más acceso a electricidad y 1,7 veces más acceso a agua corriente que los de zonas rurales.
Imagen: Rosario Carmona
Conviviendo con la pobreza
Según un informe del Banco Mundial, la pobreza afecta al 43% de los hogares indígenas, más del doble de la proporción de no indígenas. El 24% de todos los hogares indígenas vive en condiciones de pobreza extrema, es decir 2,7 veces más que la proporción de hogares no indígenas. En 2011, en Guatemala, tres de cada cuatro habitantes de zonas con pobreza crónica pertenecían a un hogar indígena.
Imagen: picture-alliance/Demotix
Educación superior: un privilegio para muy pocos
El reporte del Banco Mundial 'Latinoamérica indígena en el siglo XXI' apunta que la finalización de estudios primarios entre indígenas urbanos es 1,6
veces mayor que entre los que habitan en zonas rurales, mientras que los que terminan la educación secundaria es 3,6 veces mayor y los que cursan estudios superiores es 7,7 veces mayor. El acceso a la universidad es un privilegio para muy pocos.
Imagen: Uskam Camey
Brecha digital: exclusión social
A pesar de la aparente familiaridad de este miembro de la tribu Kayapó (Brasil) con la tecnología, los miembros de pueblos indígenas no se han beneficiado de su masificación. Estos tienen cuatro veces menos acceso a internet que los no indígenas en Bolivia y seis veces menos acceso en Ecuador. Asimismo, los indígenas tienen la mitad de acceso a un computador que los no indígenas en Bolivia.
Imagen: AP
Implicados en la vida política
Los pueblos indígenas participan activamente en la vida política de sus comunidades, ya sea a través de parlamentos locales o nacionales, en los municipios o a nivel estatal. Sus líderes están involucrados en partidos políticos nacionales o han creado sus propios partidos. Así, existen partidos indígenas muy influyentes en Bolivia y Ecuador, pero también en Venezuela, Colombia y Nicaragua.
Imagen: Reuters/J. L. Plata
Empoderamiento ciudadano
Con una población de más de 800.000 habitantes, principalmente de origen aymara (foto), El Alto (Bolivia), comenzó a organizarse en juntas vecinales. A través de éstas, exigieron tener acceso a sus propios recursos financieros y ejercer control sobre ellos. Las Juntas se crearon con el objetivo de que éstas planificaran, financiaran y construyeran infraestructura básica y proporcionaran servicios.
Imagen: picture-alliance/dpa/EPA/BOLIVIAN INFORMATION AGENCY
Protección vulnerada
Cerca del 45% de cuenca del Amazonas está protegida en el marco de diversas formas legales. A pesar de que 15 de los 22 países de la región han ratificado el Convenio Nr. 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), a menudo se vulnera el proceso de Consentimiento Libre, Previo e Informado (CLPI) que pretende garantizar su participación en cambios que pueden afectar su estilo de vida.
Imagen: Survival International
Indígenas en el punto de mira
Los representantes de pueblos indígenas son víctimas de criminalización y hostigamiento y suelen sufrir amenazas, violencia e incluso la muerte al posicionarse en contra de la instalación de grandes infraestructuras en su territorio. En la fotografía, miembros de las comunidades indígenas en contra del proyecto hidroeléctrico Las Cruces, ubicado en el río San Pedro Mezquital, en Nayarit (México).
Imagen: AIDA/C. Thompson
Minería: fuente de conflictos
La minería también es una amenaza para los pueblos indígenas y provoca migraciones y conflictos. Se calcula que una quinta parte de la cuenca amazónica tiene potencial minero: 1,6 millones de kilómetros cuadrados, 20% de los cuales están en tierras indígenas. La extracción ilegal de oro también se ha propagado en la región, provocando deforestación, contaminación de los ríos y violencia.
Imagen: Jorge Mario Ramírez López
Defendiendo el territorio
Los Munduruku (foto), que cuentan con una población de entre 12.000 y 15.000 personas que viven en la orilla del río Tapajós, en los estados de Pará, Amazonas y Mato Grosso (Brasil), sufren el peligro de ambas actividades. Durante tres siglos, han tratado de demarcar oficialmente su territorio, una área de 178.000 hectáreas amenazado por actividades de extracción y proyectos hidroeléctricos.
Imagen: DW/N. Pontes
Socios clave en la lucha contra el cambio climático
El reconocimiento y la protección de los territorios indígenas es una estrategia eficaz para prevenir la deforestación y combatir el cambio climático. Entre 2000 y 2012, la deforestación en la Amazonia brasileña fue de 0,6% dentro de los territorios indígenas protegidos legalmente, mientras que fuera llegó al 7%, lo que produjo 27 veces más emisiones de dióxido de carbono.
Imagen: Ádon Bicalho/IPAM
Los grandes desconocidos
Algunas comunidades indígenas siguen negándose a tener contacto con el mundo exterior y viven en áreas aisladas, usando lanzas y dardos envenenados para cazar monos y aves. Es el caso de los Waorani (foto) que viven en la selva amazónica, en Ecuador. En las últimas décadas, muchos de ellos han pasado de vivir como cazadores a asentarse en el Parque Nacional Yasuní.
Imagen: AP
Contacto mortal
Lamentablemente algunos de los que han sido contactados han sufrido las consecuencias. Los indígenas matsés o “mayorunas” que viven en la ribera del río Yaquerana, en la frontera entre Brasil y Perú, conocidos como “el pueblo del jaguar" (foto) fueron contactados por primera vez en 1969. A raíz de este encuentro muchos murieron por enfermedades como tuberculosis y hepatitis.