Claudia López se retracta frente a los migrantes venezolanos
19 de diciembre de 2021
La alcaldesa de Bogotá fue obligada por los tribunales a retirar sus declaraciones en las que culpaba a los venezolanos del incremento de la criminalidad en algunas zonas de la capital colombiana.
Imagen: AFP/J. Barreto
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La alcaldesa de Bogotá, Claudia López, se retractó este domingo (19.12.2021), por orden de la Corte Constitucional, de declaraciones que hizo contra los migrantes venezolanos, a los que atribuyó el aumento de la inseguridad en algunos sectores de la ciudad. La retractación fue ordenada por la Sala Séptima de Revisión de Tutelas de la Corte Constitucional al estudiar un recurso de amparo interpuesto por venezolanos luego de que la mandataria dijera, en octubre de 2020, que había unos venezolanos que le estaban "haciendo la vida cuadritos" a la ciudadanía.
"Dicha expresión no fue generalizada sino particular", dijo la alcaldesa López en redes sociales en las que añadió que sus "afirmaciones nunca pretendieron estigmatizar (...) a los más de 400.000 venezolanos que viven, trabajan y estudian de manera honrada" en Bogotá. Las afirmaciones las hizo López durante un consejo local de gobierno en la localidad de Kennedy, en donde también dijo que no pretendía estigmatizar a los migrantes venezolanos.
"No obstante, me retracto y presento excusas públicas al ciudadano Carlos Fred Brender Ackerman y a los migrantes venezolanos que residen en Bogotá y que se hayan sentido agraviados con mi pronunciamiento realizado en el Consejo Local de Gobierno del 29 de octubre de 2020", puntualizó la alcaldesa.
En ese Consejo Local de octubre de 2020 dijo: "Yo no quiero estigmatizar a los venezolanos, pero hay unos inmigrantes metidos en criminalidad que nos están haciendo la vida cuadritos, (...) aquí el que venga a ganarse la vida decentemente, bienvenido, pero el que venga a delinquir debemos deportarlo sin contemplación".
Según cifras de Migración Colombia, con corte al 31 de agosto de este año, en el país hay 1.842.390 venezolanos. De ese total, 344.688 eran regulares, 1.182.059 estaban en proceso de regular su estadía y otros 315.643 estaban en condición de ilegales. Al desglosar las estadísticas, en Bogotá viven 393.716 ciudadanos venezolanos que representan el 21,37% del total de los que hay en el país.
El Gobierno colombiano lanzó, en febrero pasado, el Estatuto de Protección Temporal para migrantes venezolanos que tendrá una vigencia de diez años y que ha sido elogiado por la comunidad internacional. Según el Gobierno, el Estatuto permite que los migrantes venezolanos que se encuentran en Colombia permanezcan de manera regular por un periodo de diez años, tras el que deberán adquirir una visa de residente si desean permanecer en el país.
lgc (efe/wradio)
Los venezolanos encuentran refugio y solidaridad en Colombia
Maicao es famosa por su tráfico de drogas y personas, violencia y explotación sexual. Los refugiados venezolanos que viven allí son un blanco fácil. Pero un centro de recepción dirigido por ACNUR ofrece una salida.
Imagen: DW/Eline van Nes
Esperar en fila por comida
Los migrantes venezolanos hacen fila para verificar su número de registro y otros detalles antes de recibir su almuerzo. El Programa Mundial de Alimentos de la ONU sirve comida tres veces al día.
Imagen: DW/Eline van Nes
Un techo en circunstancias difíciles
Filas de carpas provistas por la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) se extienden para los venezolanos migrantes en el centro de recepción en Maicao y brindan la mayor comodidad posible en estas circunstancias.
Imagen: DW/Eline van Nes
Buscar una salida
El centro de recepción recientemente inaugurado en Maicao, en la región de La Guajira, una colaboración entre ACNUR y las autoridades colombianas, es el primero de su tipo en Colombia. Las agencias gubernamentales locales y nacionales solicitaron ayuda a ACNUR debido al constante flujo de migrantes y refugiados venezolanos que cruzan la frontera hacia Maicao.
Imagen: DW/Eline van Nes
Sin un propósito y con la salud amenazada
Domingo Fernández, un experiodista y profesor de 72 años, solía escuchar sobre los refugiados y verlos en las noticias, pero nunca pensó que terminaría en un refugio también. Habiendo trabajado la mayor parte de su vida, ahora se siente inútil. Cada mañana se levanta, espera su desayuno y riega el área cerca de la entrada de su tienda de campaña porque el polvo está afectando sus pulmones y ojos.
Imagen: DW/Eline van Nes
Esperando una vida mejor
Rusmari Luna trajo un brazalete de Venezuela que su madre le hizo para el viaje. Tuvo que irse con sus hijos porque ya no podía mantenerlos. Ella cuenta que algunas personas en Venezuela entregan sus hijos a otras familias, otras los abandonan en las calles. También dice que encontraba esas historias difíciles de creer, pero ahora entiende lo desesperadas que están algunas de esas personas.
Imagen: DW/Eline van Nes
Soñar con casa
Rosmery Castillo dejó Venezuela hace un mes con dos de sus hijos y dejó un tercero con su hermano. Era enfermera en Valencia, pero la alta inflación desaparecía su salario mínimo y la dejaba sin casi nada para comprar comida. Ella planea regresar a Venezuela tan pronto como la situación mejore para estar con su madre y su abuela, a quienes tuvo que dejar atrás.
Imagen: DW/Eline van Nes
Compartir el techo y la voluntad de sobrevivir
Rosmery Castillo (34, izquierda) y Vanesa Añez (19) no se conocían cuando ambas llegaron al centro de recepción de ACNUR al mismo tiempo. Ahora comparten una carpa.
Imagen: DW/Eline van Nes
Una mano amiga
Una clínica de la Cruz Roja Colombiana en el centro de recepción atiende los problemas de salud que pueden sufrir los migrantes y refugiados, como los problemas pulmonares causados por el polvo del desierto de La Guajira.
Imagen: DW/Eline van Nes
Solidaridad y entendimiento
La xenofobia siempre está acechando en el fondo, pero La Guajira tiene una conexión histórica con la ciudad venezolana de Maracaibo. Muchas personas de La Guajira se mudaron a Venezuela durante el conflicto colombiano de las FARC. Hay solidaridad entre personas de ambos lados. También hay muchos desplazados internos en Colombia, que entienden cómo es para los venezolanos estar en esta situación.
Imagen: DW/Eline van Nes
Tomar la ruta legal
El cruce oficial entre Colombia y Venezuela está marcado por algunas vallas y soldados haciendo guardia. Hay una forma oficial de cruzar entre Colombia y Venezuela, pero también unos 150 atajos ilegales, muchos de los cuales terminan justo en frente del cruce oficial.