¿Coalición con Merkel? Las bases del SPD tienen la palabra
15 de noviembre de 2013 En la medida que los socialdemócratas siguen entrampados en las negociaciones para la formación de una coalición de gobierno con la CDU, no hay aún claridad sobre la viabilidad de un nuevo gobierno negro-rojo, como se llama en Alemania al hermanamiento político entre el SPD y la Unión Cristiano Demócrata.
Hasta el momento, los resultados de los numerosos grupos de trabajo y las rondas de negociaciones son tan pobres y tan alejados de las promesas electorales del SPD, que es difícil saber si las bases del partido apoyarán esa posibilidad en el congreso partidista que se realiza en Leipzig hasta este sábado 16 de noviembre. Serán precisamente las bases las encargadas, en diciembre, de decidir si habrá o no una alianza con la CDU/CSU.
Mala experiencia con la “gran coalición”
No es una decisión fácil para los militantes, que en general parecen distanciados de la idea de una "gran coalición" con el partido de la canciller Angela Merkel. Muchos militantes de las asociaciones locales y distritales temen que el SPD pierda su perfil dentro de una gran coalición, tal como sucedió entre 2005 y 2009, y nuevamente en las elecciones de 2017 el partido obtenga resultados como los de septiembre de 2013, en los que solo sumó un 25,7 por ciento de las preferencias.
Si se miran las cifras obtenidas en 2009, luego de cuatro años de una "gran coalición" bajo el mandato de Merkel, esos temores parecen plausibles. Entonces los socialdemócratas alcanzaron apenas el 23,3 por ciento de los votos. En comparación con 2005, cuando aún estaban casi al nivel de la CDU, perdieron diez puntos porcentuales y se quedaron con sus peores resultados desde que la República Federal fue fundada. Fue un verdadero shock para el partido democrático más antiguo de Alemania, que había perdido básicamente el apoyo entre los votantes de la clase trabajadora.
Apertura hacia la izquierda
Con esos recuerdos en mente, resulta entendible que la "gran coalición" sea poco querida entre amplios círculos del partido. En especial para el ala izquierdista, que exige una apertura hacia el partido La Izquierda. Una cooperación entre el SPD y La Izquierda no debe seguir excluyéndose por más tiempo, dijo el presidente regional de Berlín del SPD, Jan Stöß, quien llamó a dar una señal en esa dirección. A nivel comunal, y también en estados federados del Este del país, esas alianzas existen hace mucho tiempo.
En 1998 se produjo la primera cooperación entre el SPD y La Izquierda en Mecklemburgo-Pomeriana Occidental, que gobernó hasta 2006. Algo similar ocurrió en Berlín entre 2002 y 2011. Pero a nivel federal, esa colaboración ha estado vedada hasta ahora. Las posiciones ante asuntos centrales como el despliegue de las Fuerzas Armadas en misiones en el extranjero y temas de política económica y de defensa son demasiado divergentes, dicen en la dirección del SPD. Aparte de eso, también es probable que exista algún grado de resentimiento contra el expresidente del SPD, Oskar Lafontaine, quien sorprendió a todos en 1999 al renunciar a su cargo como ministro de Finanzas de la primera coalición SPD-Verde y que en 2005 finalmente abandonó las filas del partido, para tiempo después convertirse en uno de los dirigentes más importantes de La Izquierda.
Programa del congreso
Es probable que, en un intento por apaciguar al sector más izquierdista del partido, el congreso federal del SPD decida ablandar un poco la estricta decisión de no cooperar con La Izquierda. Pero antes debe Sigmar Gabriel, el presidente del partido, informar a los delegados sobre el curso de las negociaciones con la CDU para formar una "gran coalición". Se espera que, en caso de alcanzarse un acuerdo, Gabriel se convierta en vicecanciller.
En el epicentro de las jornadas partidarias del SPD se encuentra, en todo caso, la elección de una nueva directiva donde, en realidad, no se esperan grandes cambios. El partido debe decidir sobre un nuevo jefe y sus cinco vicepresidentes, así como otros cargos.
Débil a nivel federal, fuerte en los estados
No es seguro que en Leipzig haya un debate fuerte y controvertido sobre la derrota electoral de las últimas votaciones, como sí lo hubo tras la debacle de 2009. En parte, debido a que en las elecciones de septiembre, más allá de todo, el SPD puede decir que obtuvo una ligera mejoría. Además, no es tan claro que esta vez vayan a jugar un rol desde la oposición.
Finalmente, a pesar de su decepcionante desempeño a nivel federal, en el ámbito estatal la socialdemocracia se mantiene fuerte. En 13 de los 16 estados federados el SPD gobierna o cogobierna. En nueve de ellos incluso tiene al primer ministro. Estos participan en las conversaciones en Berlín para formar el nuevo gobierno y se sienten con la fuerza suficiente para defender los intereses de sus respectivas regiones. Algo de ello sucede con la primera ministra de Renania del Norte - Westfalia, Hannelore Kraft, quien lucha por que se mantengan los puestos de empleo en la industria del carbón y, por ello, pide frenar la transición energética. En la prensa se la conoce como la segunda mujer más poderosa de Alemania. Tras la canciller Merkel, naturalmente.