Los rayos recorren el cielo como finas nervaduras. Los relámpagos se producen por una especie de cortocircuito, que libera enormes cantidades de energías. Pueden tener hasta 500 millones de voltios. En Alemania se descargan anualmente cerca de dos millones de rayos. Pero no hay motivo de pánico: la mayoría no llega a la tierra, sino que viaja de una nube a otra.

El hombre de la foto está protegido por un traje de metal, que funciona como un pararrayos. El principio subyacente es conocido como "Jaula de Faraday". La peligrosa descarga eléctrica se deliza sobre el metal, por fuera. Por eso, también los autos y los aviones ofrecen resguardo seguro.

Un relámpago busca siempre el punto más elevado. Por eso, la mayoría de las torres de iglesias y los edificios altos cuentan con pararrayos. El metal conduce rápidamente el rayo a tierra. El pararrayos fue inventado por Benjamín Franklin, en 1752.

En 2013, los rayos causaron en Alemania daños valuados en 280 millones de euros, según las compañías aseguradoras. La mayoría de los destrozos no se producen por el impacto directo de relámpagos, sino por sobrecargas en el tendido eléctrico, que afectan a los aparatos electrodomésticos. Un consejo: desenchúfelos cuando haya una tormenta eléctrica.

Lo que se ve en la foto no es un rayo globular, también llamado centella o esfera luminosa. Pero ese fenómeno existe. Todavía no ha sido fotografiado en la naturaleza, pero científicos han logrado producir rayos globulares artificialmente.

Algunos encuentran que las tormentas eléctricas son románticas. Este espectáculo natural ha ejercido siempre una gran fascinación en los seres humanos. Pero también hay quienes sufren ataques de pánico cuando sienten truenos y ven caer relámpagos. El miedo desproporcionado a estos fenómenos es conocido como astrafobia.

Artistas como "Lords of Lightning" utilizan en sus espectáculos la impresionante belleza de los relámpagos. Con la estética de los rayos y la fuerza primigenia de las tormentas jugaba también el artista Walter de Maria: su "Lightning Field" de Nuevo México -un enorme terreno con varas de metal- es una instalación que adquiere vida cuando cae en ella un rayo.