Es mejor tarde que nunca. Colombia, como la mayoría de los países latinoamericanos, ha desatendido la importancia de Europa como socio económico. Miedo a lo desconocido y más lejano y una buena dosis de regionalismo mal entendido le ha impedido a los latinoamericanos ampliar su horizonte hacia este y otros lados del Atlántico y el Pacífico. Pero es que tampoco la Unión Europea facilita las cosas. Las altas barreras arancelarias para productos latinoamericanos siguen siendo un gran obstáculo. Amén de las subvenciones agrarias que distorsionan los mercados internacionales.

Cuanto más importante es que ahora Colombia y la Unión Europea busquen un acercamiento a nivel empresarial. Por eso desde este 23 al 25 de mayo, 600 empresarios colombianos presentarán su oferta a más de 200 compradores de países europeos, en el marco de la Primera Macro Rueda de Negocios, Colombia – Europa en Cartagena de Indias. Loable es que Colombia haya tomado la iniciativa de entrar con productos no tradicionales a la UE que son los que proporcionan valor agregado. Al fin y al cabo corresponde a la realidad de que ese país suramericano ya no es un productor exclusivamente agrario. Por ello, aparte de productos agrarios, los empresarios colombianos le ofrecen a los europeos alimentos marinos y procesados; confecciones; pieles y cueros; calzado y marroquinería; cerámica; materiales de construcción; productos de cuidado personal y belleza; joyería; equipo médico; editorial; plástico, herramientas manuales; autopartes y software, entre otros.

Plataforma en América

A Cartagena asisten 270 empresarios de Alemania, Austria, Bélgica, España, Francia, Holanda, Italia, Noruega, Polonia, Portugal, Reino Unido, Rumania, Rusia, Suecia, y Suiza, "quienes en 5.600 citas de negocios conocerán la oferta exportable colombiana y cerrarán negocios", como lo dijera el director de Proexport - Hamburgo, Axel Winand Bueren a DW-WORLD. El gobierno colombiano, encabezado por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo y Proexport Colombia, realizó el año pasado, dos importantes "Macroruedas de Negocios" en Cartagena de Indias: la una con 330 compradores de México, Centro América y el Caribe y la otra con 210 compradores de Estados Unidos y Canadá. Las ventas reportadas superaron los $ 64´175.000.

El comercio tiene que ser de doble vía

La economía colombiana continúa en franca recuperación. Según el presidente de la Asociación Nacional de Industriales (Andi), Luis Carlos Villegas, "las ventas aumentaron en el primer trimestre de 2004 en un 7%". Un resultado significativamente mayor al crecimiento experimentado en los primeros tres meses de 2003 respecto al primer trimestre del 2002, cuando fueron de un 5,6 por ciento. Para 2004, el Gobierno prevé además, un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de cerca de un 4%. Analistas privados son aún más optimistas.

Esta consolidación económica es una buena razón para que la economía alemana fije más que los ojos en América Latina. No en vano, la industria alemana debería apoyar con más efectividad la firma de un Tratado de libre Comercio con Colombia, comparable con los existentes con México y Chile. Un primer paso en firme lo constituiría "un acuerdo de protección de inversiones y promoción empresarial entre Alemania y Colombia", le expresa a DW-WORLD, Anton Börner, Presidente de la Asociación federal del Comercio Exterior y Mayoritario (BGA). Existencial es que la Unión Europea ponga en práctica las buenas intenciones del Comisario de Agricultura, Franz Fischler y del de comercio, Pascal Lamy, de reducir - mejor sería eliminar - las dañinas subvenciones agrarias.

Oportunidades desaprovechadas

A pesar de los serios problemas fiscales, Alemania sigue siendo una potencia económica mundial. La Agencia federal de Estadística registró en marzo ventas anuales al exterior por un valor de 65.000 millones, mientras las importaciones sumaron 48.000 millones de euros. El monto de las exportaciones colombianas a Alemania son penosamente mínimas: 264.398 dólares en 2003, según cálculos del DANE.

Y la culpa de ello no la tienen solo las barreras arancelarias impuestas por Bruselas. Aún con un sistema de preferencias para diversos productos agrícolas, Colombia no ha sabido aprovechar a cabalidad esa ventaja. Una exitosa iniciativa germano-colombiana promete ayuda. Lo que iniciara en Neuss (Alemania) y Medellín (Colombia) con una cooperación deportiva, se ha extendido a todos los campos. Tanto es así que en el circuito de Neuss, entre Colonia y Düsseldorf, se ha instalado una oficina de promoción del comercio bilateral que espera que "los empresarios colombianos aprovechen mucho mejor y en gran cantidad", como insta a hacerlo en DW-WORLD el promotor económico, Jürgen Steinmetz quien, igualmente, espera de los empresarios alemanes, que "a pesar de los problemas existentes, se atrevan más a participar de las ventajas que ofrece Colombia como país productor." El concejal regional Dieter Patt ha sido desde hace una década un dedicado impulsor de programas que han favorecido a ambos países. Desde donaciones, el apoyo a las fundaciones proinfancia de Shakira y Montoya, hasta el asentamiento de empresas alemanas como VRS que produce sistemas de seguridad para vehículos. "El impulso de la economía es una buena forma de ayudar a salir a Colombia de sus problemas", concluye Patt.

Buenos indicios

A nivel institucional parece funcionar la coordinación y cooperación. La embajada colombiana en Alemania, Proexport-Hamburgo y las instancias gubernamentales alemanas dicen haber estrechado en los últimos meses sus lazos y haber "mejorado la calidad de sus relaciones", como lo afirmó a DW-WORLD la embajadora de Colombia en Berlín, Victoria Mejía Marulanda. Bien vale la pena. Porque aunque el interés de Europa por América Latina no es precisamente el más entusiasta, si hay indicios favorables. Europa destinará 35,4 millones de dólares para apoyar un plan que permita a América Latina y el Caribe "mejorar sus políticas de desarrollo social y reducir la pobreza y la desigualdad". El programa se anunciará en la Cumbre Unión Europea - América Latina y el Caribe que se celebrará los días 28 y 29 de mayo en Guadalajara (México) y a la que asistirán 58 jefes de Estado.

Las señales son positivas. Los hechos y sus efectos a mediano y largo plazo mostrarán los resultados, no sólo en Cartagena de Indias, Guadalajara, Neuss y Berlín.