Investigan a Uribe por nexo con crímenes de lesa humanidad
1 de junio de 2018
La decisión del cambio en el tipo de delito es clave en la investigación, ya que estos hechos no prescribirán.
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La Corte Suprema de Justicia de Colombia declaró como delitos de lesa humanidad las masacres perpetradas por paramilitares en las localidades de El Aro, San Roque y La Granja, actos que son parte de una investigación contra el expresidente Álvaro Uribe. Lo mismo ocurre con el homicidio del defensor de derechos humanos, Jesús María Valle.
Un Tribunal de Medellín ya había solicitado en febrero pasado que se investigue a Uribe por su presunto conocimiento de las masacres ocurridas hace 20 años en manos de paramilitares en el departamento de Antioquia, mientras él era gobernador de esa zona.
La matanza de La Granja dejó en 1996 cuatro personas muertas y decenas de desplazados, y al año siguiente ocurrió la de El Aro, con 15 víctimas mortales. Por estos hechos han sido condenados los exjefes paramilitares Carlos Castaño (ya muerto), Salvatore Mancuso, Ramiro Vanoy y Francisco Villalba.Mientras que dos uniformados, el teniente (r) Everardo Bolaños Galindo y el cabo (r) Germán Antonio Alzate Cardona, fueron sancionados por permitir la masacre.
En cuanto a Jesús María Valle, fue un abogado defensor de los derechos humanos en una de las etapas más duras de violencia en el conflicto armado colombiano y presidió el Comité Permanente de Derechos Humanos de Antioquia. Su asesinato ocurrió el 27 de febrero de 1998, perpetrado por sicarios de las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), tras denunciar la inacción de las autoridades para evitar las masacres de La Granja y el Aro.
MN (efe, El espectador)
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Los olvidados de Colombia
El 17 de junio, el país celebra la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, pero el drama cotidiano de los desplazados por el conflicto no parece tener fin a la vista.
Imagen: Getty Images/AFP/R. Arboleda
Desigualdad
Pese a que la paz oficial tiene ya año y medio de vida, la situación de muchos refugiados del conflicto no ha cambiado. "Colombia está dividida entre los que tienen una casa de verdad y nosotros, los que vivimos en una cabaña con una chapa de metal por techo; entre quienes comen lo que quieren y nosotros, que nos tenemos que conformar con una comida al día", dice José Pineda, padre de tres hijos.
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Al borde del precipicio
Pineda huyó con su familia luego de ser brutalmente torturado. El sangriento conflicto armado, que hizo estragos en el último medio siglo, llevó a expulsiones en masa de la población rural colombiana de su hogar. Más de 220.000 personas perdieron la vida y miles de familias se exiliaron en la supuesta seguridad de las ciudades. Allí viven en barrios en la periferia de la sociedad.
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Una paz controvertida
En 2016, el presidente Juan Manuel Santos logró un acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC. En consecuencia, el mandatario fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz. Pero no a todos les satisface el acuerdo. Muchos critican que los antiguos rebeldes de las FARC fueran amnistiados y hayan podido dedicarse a la política.
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El día a día en la miseria
Los desplazados que viven en la pobreza están decepcionados, porque la paz no ha mejorado sus perspectivas. Cuando fueron expulsados de sus tierras tuvieron que construir cabañas. Desde entonces temen un desalojo. Las familias viven en condiciones miserables. Algunos, muy pocos, tienen dinero para un billete de autobús. Si es que el autobús llega a venir...
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Un hogar perdido, o robado
"El Ensueño" pertenece al barrio de Ciudad Bolívar, en el sur de Bogotá. El expolicía Óscar Lezama y su familia son víctimas del conflicto. Como ellos, 13 millones de personas siguen viviendo en la pobreza. Para ellos la guerra dista de ser algo del pasado.
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Una infancia rodeada de violencia
En "El Ensueño" y otros lugares los niños crecen entre bandas armadas que se dedican al narcotráfico, a la extorsión a cambio de protección o a la minería ilegal. Su futuro dependerá de si el futuro gobierno colombiano logra una paz sostenible, así como librar a las zonas rurales de la violencia.
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Una aparente normalidad
En "El Ensueño", la gente sigue con su trabajo. La situación de seguridad ha mejorado claramente desde el desarme de las FARC: amplias áreas del país son de nuevo accesibles y los enfrenamientos armados se han acabado. Pero la violencia en muchas regiones colombianas podría agravar la pobreza y la división social.
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Cultivo de café
Fuerzas paramilitares ocuparon la granja de la viuda Deysi García. Más tarde se encontraron allí dos cadáveres. Tras ser liberada de la cárcel, esta madre de cinco niños puso salvar su plantación de café. El Gobierno ha presentado un ambicioso plan para la devolución de las tierras, pero sin planes concretos para quienes se hallan desplazados en las ciudades.
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Un futuro incierto
El candidato favorito, Iván Duque, del derechista Partido de Centro Democrático, quiere introducir cambios significativos en el acuerdo con las FARC. Si los exguerrilleros volvieran a las armas, el proceso de paz se vería gravemente perjudicado.
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El miedo continúa
En las elecciones parlamentarias de marzo, los opositores al proceso de paz quedaron en primer lugar. El partido de las FARC solo sacó unas decenas de miles de votos. Si hubiese una nueva escalada del conflicto, las zonas rurales serían las más afectadas. "Nos mantenemos neutrales para no meternos en problemas", dice Luz María Guehia, de 45 años. "Pero tenemos miedo de que vuelvan a expulsarnos".