El Gobierno colombiano tomó la decisión de trasladar a su embajador en Venezuela, Ricardo Lozano, para Costa Rica y por lo pronto no nombrará a un nuevo titular diplomático en el vecino país.
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Según un decreto, la canciller colombiana, María Ángela Holguín, trasladó a Lozano para la Embajada en Costa Rica, luego de que éste hubiera sido llamado a consultas en marzo de 2017, debido a la crisis política entre Colombia y Venezuela.
Fuentes cercanas a la Presidencia de la República citadas por la prensa local señalan que Juan Manuel Santos no nombrará a un nuevo embajador en Venezuela hasta que no cambien las condiciones en el vecino país.
Según los medios, Lozano deberá llegar a Costa Rica lo más pronto posible para ejercer sus funciones como embajador en ese país, luego de estar por más de diez meses en Colombia, a la expectativa de una mejora en las relaciones con Venezuela.
Por el momento, las relaciones diplomáticas con Venezuela se mantendrán tal y como están, es decir, el actual encargado de negocios, Germán Castañeda, quien está en Caracas, será el vocero de Colombia en ese país.
Santos a Maduro: "Una revolución fracasada”
En marzo de 2017, Lozano fue llamado a informar sobre la crisis en el vecino país y en ese momento la Cancillería no utilizó el término llamar a "consultas". En mayo, tras anunciar que Lozano permanecería en Colombia, Holguín dijo que todos los países de la región estaban tratando de ver cómo ayudar a Venezuela a salir de la crisis. Lozano asumirá el nuevo cargo en Costa Rica por "necesidades del servicio", en reemplazo de Jesús Ignacio García Valencia, según indica el citado decreto.
La crisis política con Venezuela se ha agudizado en los últimos meses. Santos respondió recientemente a acusaciones de Maduro diciendo que "no pretenda usar al pueblo de Colombia para tapar las enormes falencias de su revolución fracasada".
JOV (dpa, elcolombiano)
El boom de los juegos de azar en Venezuela: una salida a la crisis
El país atraviesa una crisis económica inédita que ha hecho la vida difícil especialmente a la gente de bajos recursos. Sin embargo, los venezolanos no se quedan de brazos cruzados y buscan alternativas para sobrevivir.
Imagen: Reuters/R. Moraes
Carreras de caballos
Apostar a las carreras de caballos es una de las alternativas preferidas por los venezolanos para intentar hacer dinero fácil y rápido. En esta foto tomada en el Hipódromo La Rinconada, en Caracas, los jinetes compiten con un barrio de fondo. Los barrios son la versión venezolana de las favelas brasileñas. Ahí, cientos de miles de personas viven en condiciones muy precarias
Imagen: Reuters/R. Moraes
Sin perderse un detalle
El Hipódromo de La Rinconada es especialmente visitado los fines de semana, cuando se disputan las carreras. Vale la pena llevar binoculares para seguir el caballo al que se le apostó quizás los últimos bolívares de la quincena. La tensión aumenta y la algarabía no se hace esperar.
Imagen: Reuters/R. Moraes
La voz del fanático
Las carreras de caballos son especialmente populares entre los hombres, quienes aúpan a su favorito con gritos, frases y una combinación de chasquidos de los dedos con repetidos besos al aire. Pocos se quedan callados mientras su dinero cabalga en un pura sangre.
Imagen: Reuters/R. Moraes
La gaceta es la biblia
La gaceta y un bolígrafo son las armas principales de los apostadores de caballos en Venezuela. La gaceta, una revista llena de estadísticas y el programa de las carreras, es una especie de biblia hípica. El hipódromo le da también la bienvenida a niños, quienes en poco tiempo aprenden el arte de "ligar" caballos, como se le dice en Venezuela a invocar la victoria.
Imagen: Reuters/R. Moraes
Comiendo "a la carrera"
Un corredor de apuestas come su almuerzo en el Hipódromo La Rinconada rodeado de dinero, cerveza y formularios de apuesta. No hay tiempo para descuidar el trabajo y mucho menos la posibilidad de hacer dinero. Las pilas de billetes en la mesa son una muestra de la alta inflación en el país, la cual, según el Fondo Monetario Internacional, será de más de 650% en 2017 y más de 2.300 % en 2018.
Imagen: Reuters/R. Moraes
El hipódromo en casa
No hace falta ir hasta el Hipódromo La Rinconada cuando se pueden ver las carreras en la televisión desde la comodidad del barrio. Tampoco hace falta quedarse callado. Los gritos de apoyo al caballo escogido inundan la habitación, ¿y podrían quizás llegar hasta el hipódromo?
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Contar billetes para contar con suerte
Un hombre apila bolívares sobre una gaceta hípica a las afueras de Caracas. El dinero irá al caballo que probablemente le dará una gran alegría, aunque sea momentánea.
Imagen: Reuters/R. Moraes
Apuesta ganada
Eduardo Liendo, de 63 años, y quien vive en un auto chatarra, cuenta con paciencia el dinero que ganó en "los animalitos", un juego de azar que se ha vuelto muy popular en Venezuela como escape de la crisis económica.
Imagen: Reuters/R. Moraes
La fiebre de "los animalitos"
La gente hace fila en un barrio en las afueras de Caracas para apostar a "los animalitos". El juego consiste en acertar uno o varios de los 38 animales disponibles en un afiche, cada uno con número. Algunas de las opciones son la ballena, el toro y el alacrán. Son ocho sorteos diarios y por cada 100 bolívares apostados se ganan 3.000.
Imagen: Reuters/R. Moraes
La salvación de "los animalitos"
Los venezolanos han sido tradicionalmente grandes apostadores, desde carreras de caballos hasta juegos de lotería. Pero "los animalitos" se ha convertido en una fiebre sin precedentes para obtener efectivo, incluso niños apuestan a diario. No es sorpresa que el juego se haya convertido en una de las alternativas predilectas para hacer frente a la crisis, en particular a la escasez de comida.