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Colombia inicia una nueva etapa

28 de mayo de 2002

Los pros y contras de la estrategia que propone el presidente electo, Álvaro Uribe, para acabar con la violencia en Colombia ocupan este martes a los comentaristas de la prensa europea.

Soldados colombianos en un operativo contra el narcotráfico.Imagen: AP

El País, de Madrid, destaca que, con casi el 53% de los votos, el presidente electo ha obtenido un capital político de amplio espectro. "Con la elección de Álvaro Uribe por mayoría absoluta, los colombianos han votado por una política de mano dura frente a la violencia. Es un giro radical frente a la elección de Andrés Pastrana cuatro años atrás y su estrategia de negociación con las FARC. Uribe no lo tiene fácil para hacer frente a grupos guerrilleros que suman unos 20 mil hombres armados, además de 10 mil paramilitares y nutridas bandas de narcotraficantes capaces de corromper las raíces del sistema... Colombia está necesitada de autoridad. La elección de Uribe debería abrir una nueva etapa. Colombia no se merece más decepciones, sino lo que promete Uribe: reconciliación y desarrollo".

Cabeza fría

El periódico suizo Basler Zeitung opina en cambio que la política de fuerza es la receta equivocada para Colombia. "Más que una mano dura o un gran corazón, Colombia necesita una cabeza fría. Una solución puramente militar del conflicto resulta impensable. El rearme del ejército y de la policía llevará, en el mejor de los casos, a que en el futuro el Estado pueda negociar la paz desde una mejor posición. Sin embargo, el problema de fondo es otro: por mucho que el proceso electoral del domingo haya reflejado un marco democrático, Colombia no es una democracia verdadera y apenas un estado de derecho. Las élites urbanas que gobiernan el país desde tiempos inmemoriales, marginaron a la población rural económica, social y políticamente. Allí radica el origen de la violencia. La estrategia de asfixiar a la guerrilla y reducir aún más el pequeño espacio de libertad y disenso, no puede dar resultado".

Intransigencia de las FARC

En Gran Bretaña, The Guardian hace notar que la guerra contra la droga se confunde con la guerra contra el terrorismo y opina: "Amparado en la gran mayoría obtenida, Uribe prometió mantener la puerta abierta a la mediación internacional. Sin embargo, el punto de partida de su política es claramente militar. Eso significa que los desesperados electores que le dieron su voto, probablemente lo lamentarán muy pronto. Es posible que entonces conviertan a Uribe en su chivo expiatorio – pero fue sobre todo la intransigencia de las FARC la que llevó a Colombia a este callejón sin salida".

No hay solución fácil

El Financial Times, de Londres, se refiere a las consecuencias que una escalada militar tendría para la población: "Uribe deberá asegurarse de que los colombianos, tras haber votado por una mayor confrontación con los rebeldes, estén también dispuestos a asumir las consecuencias. En ciudades que aún parecen a veces distantes del terrorismo podrían aumentar los atentados terroristas. Además, los colombianos tendrán que financiar el aumento de los gastos militares con mayores impuestos o reduciendo el gasto en otros campos. Por último, deben tener en claro que no habrá soluciones fáciles ni rápidas. Menos en un país en el que las relaciones de los rebeldes con la millonaria industria ilegal de la droga garantizan una fuente permanente de dinero para financiar nuevas armas e infraestructura militar".