Colombia: OEA pide el cese de ataques contra activistas
30 de marzo de 2020
El embajador de Alemania en Colombia, Peter Ptassek, se unió al llamado y condenó los hechos a través las redes sociales.
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La Misión de Apoyo al Proceso de Paz en Colombia de la Organización de Estados Americanos (OEA) condenó este domingo (29.03.2020) los asesinatos de líderes sociales y de derechos humanos cometidos en el país suramericano, en plena cuarentena general por la pandemia del coronavirus.
En un comunicado, el organismo internacional registró la muerte de ocho activistas e instó a las autoridades a "avanzar en las investigaciones pertinentes". Asimismo, condenó "los graves hechos de violencia que se han registrado en los últimos días contra liderazgos sociales y de derechos humanos, así como las persistentes afectaciones a varias comunidades del país a causa del conflicto armado y la criminalidad".
Entre esos crímenes, la OEA señaló los asesinatos de la lideresa Carlota Isabel Salinas -perpetrado en el departamento de Bolívar, el martes pasado- y el del líder social Marco Rivadeneira, ocurrido en la localidad de Puerto Asís. También, el organismo mencionó el homicidio de Ángel Ovidio Quintero, presidente del Concejo del municipio de San Francisco (noroeste) el pasado 20 de marzo, y los de los indígenas Omar Guasiruma y Ernesto Guasiruma, del pueblo Embera en el Valle del Cauca (suroeste) cometidos la semana anterior.
De igual forma, la OEA reiteró la denuncia de organizaciones sociales de la convulsa región colombiana del Catatumbo, fronteriza con Venezuela, sobre el asesinato de un joven campesino de 20 años por soldados del Ejército durante una movilización contra "las erradicaciones manuales, violentas y forzadas" de coca en la zona.
Por ello, la misión hizo "un llamado al Estado colombiano a multiplicar las medidas de prevención y protección del liderazgo social y de la población civil que habita zonas fuertemente impactadas por la violencia y la inequidad". Además, exigió a los grupos armados ilegales que cesen "todo tipo de afectación contra la población civil, la infraestructura y el ambiente" y respeten al personal médico, sanitario y humanitario que atiende la emergencia planteada por la pandemia del COVID-19.
A la denuncia se sumó el embajador de Alemania en Colombia, Peter Ptassek, quien condenó los hechos a través de su cuenta de Twitter: "increíble pero cierto, continúan asesinatos de líderes y actos de violencia de grupos armados contra comunidades, en una época en que todas nuestras energías debieran estar concentradas enfrentando el coronavirus”, escribió el funcionario.
Según el informe anual sobre el país de la Oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, presentado en febrero, 108 defensores de derechos humanos fueron asesinados en Colombia el año pasado. Entre tanto, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) manifestó que en lo que va de 2020 han sido asesinados al menos 24 líderes sociales.
ama (efe, afp)
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Colombia: historias de defensoras perseguidas
Según la Oxfam Intermón, 55 mujeres activistas por los derechos humanos, territoriales y ambientales han sido asesinadas entre 2016 y 2019 en Colombia. Pero nada detiene a las defensoras. Éstas son sus historias.
Imagen: Oxfam Intermón/Pablo Tosco
“Defendamos su voz”
Con esta campaña, Oxfam Intermón quiere sensibilizar sobre la realidad de las mujeres defensoras y activistas por los derechos humanos en Colombia. “Tras 50 años de conflicto armado, la firma del acuerdo no ha llevado la paz a los territorios”, denuncian. Las mujeres, como Magalí, alzan a voz contra la violencia, la agresión sexual, el desplazamiento forzado, la deforestación y la contaminación.
Imagen: Oxfam Intermón/Pablo Tosco
El país más peligroso para los activistas
En 2019, Colombia tuvo el mayor número de líderes sociales muertos a nivel mundial. De los 304 asesinatos, 106 ocurrieron en el país sudamericano. Las mujeres que están en la línea del frente se exponen a las amenazas y la violencia permanente. Estos son algunos de los desafíos que preocupan a las representantes de organizaciones reunidas en un encuentro en Bogotá.
Imagen: Oxfam Intermón/Pablo Tosco
Menos derechos que una vaca
“Como no es posible parar la fuerza de las mujeres, hay que matarlas”, dice Magalí (centro). Ella es defensora de derechos humanos, territoriales y ambientales y participa en una plataforma para la paz y la incidencia de las mujeres del Caquetá. “Las vacas tienen más derechos que las mujeres. Una vaca tiene derecho a una hectárea de tierra y las mujeres no tienen tierra”, dice.
Imagen: Oxfam Intermón/Pablo Tosco
Fuente de vida en peligro
En este lugar solía correr el agua. Hoy, Janeth Pareja y Norka Ortiz se detienen sobre las piedras en el lecho de arroyo Aguas Blancas. Cuentan que ésta era la fuente de vida de su comunidad, hasta que el cauce fue contaminado y desviado hasta quedar seco. Junto al grupo Fuerza de Mujeres Wayuu luchan por los derechos de su pueblo.
Imagen: Oxfam Intermón/Pablo Tosco
Amenazada y desplazada
Janeth Pareja pertenece al clan Ipuana y participa en la organización Fuerza de Mujeres Wayuu. Tras denunciar los efectos del vertido de residuos de una empresa minera en la zona, comenzó a recibir amenazas de muerte y debió huir de su territorio. Hoy recorre las comunidades denunciando estas prácticas que atentan contra el medio ambiente, la seguridad y los derechos de las personas.
Imagen: Oxfam Intermón/Pablo Tosco
Con escolta
La lucha de las mujeres defensoras de los derechos de sus comunidades las expone a una serie de peligros. Son descalificadas, intimidadas, enfrentan amenazas de muerte, agresiones y violencia sexual. Un programa de la Unidad Nacional de Protección del Ministerio del Interior de Colombia les asigna escoltas armados que las acompañan. Pero tampoco es garantía. Los propios escoltas son asesinados.
Imagen: Oxfam Intermón/Pablo Tosco
Defendiendo la puerta de la Amazonía
Geraldina es defensora de derechos humanos, ambientales y territoriales en el departamento del Caquetá, el que es conocido como la puerta de oro de la Amazonía colombiana. Allí es testigo de los efectos de la mina de alquitrán en las afueras de la ciudad de Florencia, la tala de la selva para usar las tierras para la ganadería y el transporte maderero por el río Orteguaza.
Imagen: Oxfam Intermón/Pablo Tosco
Defensora y víctima
Maribel (nombre cambiado) es lideresa comunitaria y vive oculta. Cuando su pareja intentó violar a su hija, en octubre de 2018, ella salió a defenderla y recibió 18 machetazos. Mientras espera justicia por el ataque que casi le cuesta la vida, participa en la Plataforma social y política para La Paz y la incidencia de las mujeres del Caquetá.
Imagen: Oxfam Intermón/Pablo Tosco
Por los derechos de las mujeres Wayuu
“Si la gente no conoce sus derechos, no tiene cómo reclamar”, dice Jaquelin, de la Organización Fuerza de Mujeres Wayuu, en la región de la Guajira colombiana. Ha recibido amenazas por denunciar la contaminación de empresas mineras y hace varios años vive desplazada de su comunidad. “La primera amenaza no me la hicieron a mí directamente, sino a mi hija de 15 años, donde más me duele”.
Imagen: Oxfam Intermón/Pablo Tosco
Resistir para seguir luchando
La historia de Mónica, también de "Fuerza de Mujeres Wayuu", es similar. Debió huir por las amenazas, y hoy vive en La Gran Parada, junto a la vía del tren que transporta carbón desde la mina Cerrejón hasta el puerto en la Alta Guajira. Como otras defensoras, cuenta con escolta armado. Sólo en 2019, 55 defensoras fueron asesinadas en Colombia, según datos de Oxfam Intermón.