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Colombia reduce la pobreza

Jan D. Walter (lgc/rml)29 de marzo de 2015

Según estadísticas nacionales, 784.000 colombianos salieron de la pobreza el año pasado. El presidente Santos puede congratularse, aunque la percepción ciudadana parece no coincidir con los datos.

Armenviertel Bajamar, Buenaventura, Valle del Cauca, Kolumbien
Imagen: Imago

Reducir la pobreza en Colombia fue una de las grandes promesas electorales del presidente Juan Manuel Santos cuando se presentó a la reelección en 2014. Y efectivamente, de acuerdo con los últimos datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), los indicadores de pobreza han retrocedido.

Como "pobre" se entiende en las estadísticas colombianas quien no tiene suficiente para pagarse la llamada "canasta básica". Esta incluye lo necesario para la subsistencia, incluyendo alimentos, ropa, artículos de higiene, alquiler de vivienda, educación y transporte. Para su cálculo mensual se tienen en cuenta los precios de unos cuatrocientos productos. En Colombia, una familia de cuatro miembros, por ejemplo, necesita actualmente 847.228 pesos al mes, unos 340 euros, estima la oficina de estadística.

Escepticismo entre los colombianos

Antes de la primera elección de Santos, en 2010, el 40 por ciento de sus compatriotas eran pobres, según este barómetro. Hoy en día, se trata "solo" de un 28,5 por ciento. Así, en los cinco años transcurridos desde 2009 hasta 2014, unos 4,4 millones de personas han escapado de la pobreza.

El presidente Santos se comprometió a reducir la pobreza.Imagen: picture-alliance/dpa

Los datos son alentadores. Sin embargo, no parecen coincidir con la percepción de los colombianos. Los artículos y comentarios en internet se burlan de estas cifras. Los lectores ponen en duda tanto la credibilidad del gobierno como la del instituto de estadística. A veces con cinismo: "¿4,4 millones [de pobres menos]? No pensé que se hubieran muerto de hambre tantos", escribió un usuario en la página de la revista Semana.

Está claro a cuenta de qué viene el sarcasmo: todavía más de trece millones de colombianos viven bajo el umbral de la pobreza, con menos de esos 340 euros al mes. Y de ellos, tres millones viven en la indigencia. La economista Renata Pardo, no obstante, confirma a DW los datos positivos: "La DANE trabaja con los datos más fiables y con una metodología muy clara", dice. En la Universidad de los Andes, Pardo coordina un estudio de larga duración sobre la distribución de la riqueza. "Los estudios no son directamente comparables, pero nuestros datos apuntan en la misma dirección: la pobreza en Colombia pierde terreno".

Economía en crecimiento

¿Qué ayuda a ello? Colombia es, desde los últimos años, una de las economías de mayor crecimiento en América Latina, con un cinco por ciento anual. Una de las razones es el proceso de paz entre el Estado, por un lado, y la guerrilla y las mafias de la droga, por otro, que promete más seguridad para las inversiones.

Tras la derrota de los más poderosos cárteles de la droga en la década de 1990, distintos grupos guerrilleros habían retomado este lucrativo negocio. Sin embargo, la política implacable del presidente Álvaro Uribe (2002-2010) consiguió debilitarlos significativamente. Para muchos observadores, este debilitamiento sentó las bases para las negociaciones que actualmente lidera Santos con los rebeldes y a las que se ha opuesto Uribe.

Una segunda razón para que la economía luzca tan pujante es el creciente papel del comercio exterior. También en este terreno, indican observadores, Uribe sentó las bases en 2007, con la firma de un controvertido tratado de libre comercio con Estados Unidos. Santos prosiguió con la apertura de la economía a través de la Alianza del Pacífico.

En 2013 los agricultores protestaron contra las reglas del libre comercio.Imagen: Guillermo Legaria/AFP/Getty Images

Política a costa de los más pobres

Sin duda, no todos en Colombia se benefician igual del crecimiento económico. La inseguridad lastra las posibilidades de los habitantes de barrios marginales. Y tampoco se benefician todos por igual de los acuerdos comerciales que Colombia ha cerrado en los últimos años con diversos países, incluida la Unión Europea. La peor parte se la lleva el sitio en que, de por sí, más desigualmente repartida está la pobreza: el campo, donde vive casi un tercio de los colombianos. En especial, los pequeños agricultores, que se enfrentan a los problemas del llamado libre comercio.

Un libre comercio que, para ellos, como se supone que su nombre promete, no tiene únicamente las oportunidades y los riesgos que los mercados internacionales conllevan. También trae obligaciones que contradicen la forma tradicional de trabajar el campo en Colombia. Si conservan parte del grano cosechado para utilizarlo como semilla, en lugar de comprarla, por ejemplo, tienen que pagar multas.

No hay derechos en el país

Para los agricultores esto dificulta su mero empeño en ganarse la vida trabajando la tierra, como han hecho sus familias durante generaciones. Durante décadas habían sido expulsados de sus tierrras por grupos guerrilleros, paramilitares de extrema derecha o por las tropas gubernamentales. Pero ahora que hay paz en la mayoría de las regiones, el gobierno no parece dispuesto a protegerlos.

En 2013 los agricultores y mineros salieron a las calles de nuevo para exigir la legalización del cultivo de coca y la protección de sus derechos de propiedad sobre la tierra. En lugar de atender sus demandas, el gobierno respondió con violencia policial.

La inseguridad dificulta el avance social en barrios marginales.Imagen: picture-alliance/dpa

Los programas sociales deberían ayudar

En 2003 las autoridades crearon las ayudas sociales con prestaciones directas. Las reciben, bajo ciertas condiciones, las familias con ingresos por debajo del umbral de la pobreza. Hasta 561.000 pesos, menos de 230 euros, se percibe al año si un niño asiste asiduamente a clase. Y otros 350 euros por realizarle los reconocimientos médicos estipulados.

Según la economista Renata Pardo, las mejoras constatadas hasta este momento son sólo las primeras consecuencias de estas medidas. "Hasta ahora, su efecto se limita únicamente a la redistribución monetaria", dice. A medio plazo, se dejarán sentir mucho más: "Cuando los niños que se han beneficiado de estos programas entren en el mercado de trabajo, estarán más sanos y mejor preparados que sus padres, lo que les abrirá muchas más oportunidades".

Así que, a medio plazo, la pobreza deberá reducirse aún más. Máxime cuando el proceso de paz con la guerrilla, que Juan Manuel Santos está llevando a cabo, parece ir por un camino muy prometedor.

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