En medio de grandes expectativas, la jueza Paola Plaza asumió la investigación por violaciones a los derechos humanos en la ex colonia alemana en Chile. En entrevista con DW, habla sobre sus tareas y futuras diligencias.
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Más de 15 años llevan las investigaciones por casos de violaciones a los derechos humanos ocurridas al interior de Colonia Dignidad, el asentamiento de alemanes en el sur de Chile, hoy conocido como Villa Baviera. Las causas en la Corte de Apelaciones de Santiago estuvieron a cargo del juez Jorge Zepeda, quien comenzó en 2005, poco después de la detención del líder de la secta, Paul Schäfer, y desde 2017 del magistrado Mario Carroza, quien acaba de ascender a la Corte Suprema.
Ahora por primera vez asume una mujer como ministra en visita en el caso. La tarea de la jueza Paola Plaza es investigar "los delitos de inhumación y exhumación ilegal y la responsabilidad de quienes participaron en esos hechos como autores, cómplices o encubridores”, dice en entrevista con DW.
La colonia fue usada como campo de detención y tortura de prisioneros políticos durante la dictadura. Un centenar habría sido asesinado en el recinto y, años más tarde, sus cuerpos habrían sido exhumados e incinerados para hacer desaparecer toda evidencia. En sus pericias, expertos forenses no han encontrado hasta ahora restos humanos, pero los familiares de las víctimas no pierden la esperanza.
Hace unos días, la ministra Plaza viajó a Cauquenes y Parral y tomó declaración a 12 testigos, entre ellos ex colonos condenados. También recorrió lugares de Villa Baviera donde se habrían realizado quemas y eliminados los cuerpos exhumados.
DW: ¿Qué significa para usted asumir la investigación por violaciones a los derechos humanos en la ex Colonia Dignidad?
Paola Plaza: Para mí es un inmenso desafío. A diferencia de lo que muchas personas pueden pensar, los procesos por violación a los derechos humanos son un tema muy presente, a pesar de los años transcurridos y de todos los esfuerzos que la judicatura ha desplegado a fin de esclarecer los hechos, dar con el paradero de muchas víctimas y hacer efectiva la responsabilidad penal y civil de los involucrados. Muchas personas aún demandan respuestas. Aspiro a entregar todo de mi parte para poder dar esas respuestas, labor que asumo con gran responsabilidad.
¿Qué obstáculos enfrenta?
Obviamente el paso del tiempo. Muchos de los partícipes ya han fallecido y con el transcurso de los años los relatos de testigos pierden precisión y detalles relevantes para la investigación. Hay evidencias destruidas, sitios alterados.
Por décadas, este caso ha generado interés internacional. ¿Siente cierto grado de presión en el sentido de lograr avances?
Siento que es obligación de la judicatura lograr avances y dar respuesta a quienes esperan por tanto tiempo.
¿Qué diligencias está realizando en relación con los casos de detenidos desaparecidos?
Iniciamos una serie de interrogatorios a quienes vivieron o viven hoy en la ex Colonia para reconstruir parte de la historia de las víctimas que hoy permanece inconclusa, porque no se han encontrado los restos de las personas que habrían sido detenidas, torturadas y/o asesinadas en ese recinto. Es una labor que estamos realizando a partir de la evidencia obtenida y los avances de las pericias ya desarrolladas en el lugar, para lo cual compartimos información con los expertos que están trabajando en terrenos de la ex Colonia.
¿Están colaborando los actuales dirigentes de Villa Baviera para ser interrogados, dar acceso al lugar y a testigos?
Al menos en la reciente visita realizada para llevar a cabo las diligencias ordenadas en la causa no tuvimos ningún inconveniente. La eficacia de las diligencias es una cuestión distinta. Esperamos resultados a partir del análisis conjunto de ellas y las demás que pueden decretarse.
Antiguos habitantes, que podrían ser testigos privilegiados, son muy ancianos o han fallecido. ¿A qué otras fuentes, nuevos testigos o documentos en Chile o Alemania puede acceder?
No hay fuentes de información descartadas. Incluso estamos en un proceso de estudio de causas ya finalizadas sobre hechos ilícitos ocurridos en la ex Colonia, porque también nos pueden ilustrar en lo que es materia de esta investigación. Es cierto que varias personas han fallecido, pero hay otros medios para investigar, apoyados en tecnología que nos permita explorar el lugar.
Hay testigos y condenados que han abandonado Chile, eludiendo la acción de la justicia. ¿Contempla tomar contacto con la justicia o el gobierno de Alemania para establecer canales de colaboración?
Si es que pueden aportar información, indagaremos sobre la forma de obtener sus relatos y colaboración. Estamos en una etapa preliminar, que ya abarcó la identificación de las personas que podrían contribuir a la investigación, y agotaremos todas las posibles fuentes de información. También contamos con apoyo experto. En este momento, además de los trabajos ya realizados, nos encontramos estudiando la utilización de toda ayuda técnica para la exploración del suelo. ¿Está confirmada la realización de peritajes con geomagnetismo y cuándo se efectuarían?
Sí, está considerada esa pericia de sondeo de terreno o análisis geofísico del lugar, con uso de métodos de prospección magnética y de geo-radar, exploración de superficies y en profundidad. Estará a cargo de una empresa alemana con años de experiencia en este tipo de mediciones y exploraciones, cuya participación se está gestionando con la intermediación del Ministerio de Relaciones Exteriores y con asistencia del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. La realización de la diligencia se ha pospuesto por la situación sanitaria en que se encuentra el país. Tenemos conocimiento de otra empresa argentina que hace labores similares y también estamos indagando sobre la posibilidad de uso en Chile.
Los familiares de detenidos desaparecidos tienen la esperanza de encontrar finalmente a sus seres queridos. ¿Tiene confianza en que después de tantos años se llegue a obtener información concluyente?
Esa respuesta no la puedo dar. Sí puedo decir que haremos todos los esfuerzos posibles, incluyendo medios tecnológicos y contribución de expertos, para que nos ayuden a esclarecer los hechos.
Colonia Dignidad: crónica de una secta
Durante más de cuatro décadas, un asentamiento alemán en el sur de Chile fue escenario de brutales crímenes, sin que este país ni Alemania intervinieran para detenerlos. Esta es la historia de Colonia Dignidad.
Imagen: Picture alliance/dpa/M. Hernandez
El líder, Paul Schäfer
Todo comenzó en Siegburg con la Misión Social Privada, una obra benéfica surgida en la Alemania de post guerra. Su líder espiritual, Paul Schäfer (1921-2010), atrajo a cientos de seguidores. Huyendo de acusaciones de pedofilia, abandonó Alemania en 1961. Lo acompañaron más de 200 personas, entre ellas varios niños cuyos padres fueron engañados para autorizar el viaje.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/N. Pisarenko
Una colonia alemana en el sur de Chile
El grupo viajó a Chile, donde compró un terreno cerca de Parral, unos 300 km al sur de Santiago, y fundó la Sociedad Benefactora y Educacional Dignidad. Así nacía Colonia Dignidad, una comunidad dedicada a labores agrícolas, que construyó casas, una escuela, un hospital y también cercos y un férreo sistema de vigilancia para impedir el contacto con el exterior.
Imagen: Picture alliance/dpa/M. Hernandez
Vida de secta
Pronto se sumaron nuevos seguidores llegados de Alemania, atraídos por el sueño de una tierra próspera donde comenzar una nueva vida. La colonia llegó a tener unos 300 miembros. Allí las familias eran separadas: hombres, mujeres y niños vivían en casas diferentes. Se trataba de un sistema altamente jerárquico y dominador, en que cualquier disidencia era castigada.
Imagen: picture-alliance /dpa/Villa Baviera
Riqueza construida con trabajo esclavo
La vida estaba dedicada al trabajo, sin derecho a sueldo, descanso ni vacaciones. Los colonos sufrían castigos físicos y sicológicos, y quienes se rebelaban eran drogados para que se mantuvieran sumisos. Con las ganancias, Schäfer y sus cercanos compraron más propiedades, maquinaria y sofisticados sistemas de seguridad. El patrimonio incluía 16 mil hectáreas y cuentas en el extranjero.
Imagen: picture-alliance/dpa/EPA/EFE/M. Ruiz
Abuso sexual
Para los chilenos, la colonia representaba el ideal del alemán esforzado y trabajador. Al interior de la secta, en tanto, Schäfer instauró un macabro sistema para dominar las voluntades y abusar sexualmente de niños. Cuando los alemanes crecieron, comenzó a invitar al internado o actividades de fin de semana a niños chilenos de familias pobres de la zona, de quienes continuó abusando.
Imagen: picture-alliance/dpa/O. Schmid
Prisión infranqueable
Escapar de Colonia Dignidad era casi imposible. Implicaba superar altas rejas, el río, los perros y férreos sistemas de vigilancia. Además, los colonos habían entregado sus pasaportes, no sabían español ni conocían la zona. Quienes lograban llegar a la embajada alemana en Santiago, eran devueltos a la colonia. Algunos se retractaban bajo engaños o amenazas, o se les atribuían problemas mentales.
Imagen: picture-alliance/dpa/epa/M. Ruiz
Wolfgang Kneese, el primer fugado
El primero en lograr huir de la secta, después de tres intentos que le valieron torturas y persecución judicial, fue el joven Wolfgang Kneese. En 1967 regresó a Alemania, donde denunció los crímenes que se cometían en la colonia. En 2008 recibió la Cruz Federal al Mérito (Bundesverdienstkreuz) por su infatigable búsqueda de justicia y respeto a los derechos humanos de las víctimas de la secta.
Imagen: picture-alliance/dpa/J.Carstensen
Fachada idílica
A pesar de las tempranas denuncias y del revuelo en la prensa, las autoridades de Chile y Alemania no reaccionaron. La colonia proyectaba una idílica imagen con su hospital benéfico, el coro y el restaurant externo en la localidad de Bulnes, con cecinas y pastelería alemana. Al interior, los crímenes continuaron y se agregaron nuevos, como la fabricación y el tráfico de armas.
Imagen: Archivo Villa Baviera
Adopciones irregulares
Con engaños como darlos por muertos ante sus padres, unos 20 niños chilenos fueron adoptados en forma irregular. Recibieron nombres alemanes, aprendieron el idioma de los colonos y debieron trabajar como esclavos. A la izquierda, Rafael Labrín, quien creció como Dieter Scholz. Junto a él otras víctimas: la ex colona Astrid Tymm y Johan Cisternas, quien de niño asistía a actividades en la colonia.
Imagen: FDCL/J. Stehle
Colaboración con la dictadura
Colonia Dignidad cooperó con la DINA, la policía secreta de la dictadura de Augusto Pinochet, de varias formas. Según consta en expedientes judiciales, aquí fueron detenidos, torturados y asesinados prisioneros políticos. Se calcula que los cuerpos de unas 100 personas habrían sido enterrados en fosas, luego exhumados y hechos desaparecer definitivamente. Los familiares continúan la búsqueda.
Imagen: AFDD Talca
El fin de Schäfer
Con la vuelta a la democracia, en 1991 el presidente Aylwin le quitó la personalidad jurídica a Colonia Dignidad, la que comenzó a llamarse Villa Baviera. Vinieron denuncias de abuso sexual de chilenos contra Schäfer y se destaparon los crímenes. Varios jerarcas fueron condenados; Schäfer huyó en 1997 y se escondió en Argentina. Fue detenido en 2005, condenado en Chile y murió en prisión en 2010.
Imagen: picture-alliance/dpa
El médico de la colonia
Mano derecha de Schäfer, el Dr. Hartmut Hopp era el ministro de relaciones exteriores de la colonia. Un privilegiado que fue enviado a estudiar a Estados Unidos y dirigía el hospital. Condenado como cómplice de abuso de menores, huyó a Alemania y vive libremente en Krefeld. La justicia alemana rechazó ejecutar la condena chilena y cerró investigaciones propias por no encontrar prueba de delito.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Agost
Culpas, castigos y compensaciones
Junto con reconocer su responsabilidad moral, Alemania ha ofrecido un fondo de ayuda de hasta 10 mil euros para cada ex colono afectado, lo que las víctimas consideran insuficiente. En Chile, donde sí ha habido condenas a victimarios, un grupo de afectados anunció una demanda contra el Estado en la que exige cada uno un millón de dólares de reparación.
Imagen: FDCL e.V.
El futuro y la memoria
Después de la partida de Schäfer comenzó un proceso de apertura. Unos 200 miembros abandonaron el enclave; algunos se quedaron en Chile y muchos regresaron a Alemania. Junto con justicia y reparación, los afectados exigen que Villa Baviera deje de ser un centro turístico, con hotel y restorán, y se convierta en sitio de memoria, donde se conozca la verdad y se honre a las víctimas.