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Grabados indicarían límites antiguos en Colombia y Venezuela

5 de junio de 2024

A orillas del Orinoco, los arqueólogos hallaron grabados rupestres de 2.000 años de antigüedad, entre ellos una anaconda de unos 42 metros, probablemente el mayor grabado rupestre del mundo.

Arqueólogos descubrieron grabados rupestres en el río Orinoco.
Arqueólogos descubrieron grabados rupestres en el río Orinoco.Imagen: Philip Riris et al.; Antiquity Publications Ltd.

A lo largo del imponente río Orinoco, que dibuja la frontera natural entre Venezuela y Colombia, un equipo de arqueólogos ha descubierto una ventana al pasado prehistórico de América del Sur. Con ayuda de tecnología moderna como drones y cámaras de alta resolución, han cartografiado y documentado una serie de grabados rupestres, que presentan motivos humanos y animales, que podrían cambiar nuestra comprensión de las antiguas civilizaciones de la región.

El equipo, bajo la batuta de Philip Riris de la Universidad de Bournemouth, ha identificado 14 sitios a lo largo del cauce fluvial, adornados con grabados de serpientes colosales, ciempiés, roedores y figuras humanas, que pueden remontarse a mitos contados desde hace más de 2.000 años. Entre estos descubrimientos, destaca una anaconda de más de 40 metros de longitud, probablemente el grabado rupestre más grande del mundo registrado hasta la fecha.

Comunicación y demarcación territorial

De acuerdo con Riris, líder del estudio divulgado en la revista Antiquity, la selección del sitio para los grabados no fue aleatoria: los expertos sostienen que la ubicación fue deliberadamente escogida para que las imágenes fueran visibles desde lejos, puesto que se sitúan a lo largo de los Rápidos de Atures, un conocido corredor de comercio y tránsito. 

"Una interpretación es que había algún aspecto de territorialidad en juego", comentó Riris a Live Science. "Era una forma de marcar su territorio y decir que este es nuestro dominio", añadió.

Motivos encontrados en los yacimientos, como grabados de ciempiés y serpientes.Imagen: Philip Riris et al.; Antiquity Publications Ltd.

Respecto a las figuras plasmadas en la roca, se desconoce quién las creó, pero sin duda poseen un profundo significado mitológico para las culturas indígenas de la zona. Como detallan los científicos un artículo en The Conversation, tanto las boas constrictoras como las anacondas "desempeñaban un papel importante en los mitos y creencias de la población indígena local".

"Las anacondas y las boas estaban asociadas a la deidad creadora de algunos de los grupos indígenas que vivían en la región", explicó Riris a Live Science. "Tal vez era una forma de advertir a los forasteros de que estaban entrando en el dominio de la serpiente", agregó.

Por su parte, Carlos Castaño-Uribe, del Centro Científico de Patrimonio Ambiental del Caribe (Colombia), que lleva más de una década dedicado a la conservación del patrimonio natural y cultural indígena, y que no participó en este estudio, declaró a Scientific American que la anaconda es uno de los arquetipos más significativos en la mitología de estas comunidades, pues simboliza la fertilidad, el agua y la abundancia. 

Vista de la serpiente monumental (figura nº 11) y otros motivos descubiertos en un afloramiento rocoso.Imagen: Philip Riris et al.; Antiquity Publications Ltd.

Arte rupestre dataría de hace unos 2.000 años

Un aspecto intrigante que capturó el interés de los investigadores es la coincidencia entre un dibujo en una pieza de cerámica desenterrada anteriormente en una cueva cercana, que presenta una serpiente parecida a las de los grabados. "Es probable que alguien replicara lo observado en las rocas. Sin embargo, creo que quien creó [la urna] vivió en la misma época que el autor del arte rupestre", comentó Riris.

Si esta hipótesis es correcta y se toma como referencia la cerámica encontrada, el arte rupestre dataría de hace unos 2.000 años, según indica el estudio.

Para establecer con exactitud la antigüedad de los grabados, Trond Lødøen, un experto en arte rupestre del Museo Universitario de Bergen en Noruega que tampoco formó parte de la investigación, propone realizar más trabajos de campo. Aunque los grabados son inorgánicos y no se pueden datar directamente, explica que bajo las paredes donde se encuentran podría haber restos de herramientas, capas de ceniza de fuegos antiguos o fragmentos de cerámica susceptibles de ser datados. "Hay más por venir", afirmó Lødøen a Scientific American.

Felipe Espinosa Wang con información de Antiquity, Live Science y Scientific American.

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