Roman Friedrich combate el extremismo islámico y la radicalización en los conservadores círculos salafistas de Alemania. Friedrich hace un llamado a la acción, porque aumenta el número de musulmanes radicalizados.
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Roman Friedrich pertenece a la Red de Prevención de la Violencia, una organización que trata de evitar la radicalización de jóvenes musulmanes y de reintegrar en la sociedad a aquellos que ya se radicalizaron. De origen checheno, Friedrich ha trabajado en el estado alemán de Renania del Norte Westfalia con las comunidades chechenas y norteafricanas. Actualmente, se centra en seguir la pista de la escena salafista y tender puentes a jóvenes musulmanes vulnerables.
Deutsche Welle: Señor Friedrich ¿podría decirnos cuánta gente pertenece a la escena salafista en el estado de Renania del Norte-Westfalia? ¿Su número va en aumento?
Roman Friedrich: Sí, en términos absolutos, la tendencia va en aumento. En 2015 había en Renania del Norte-Westfalia 300 salafistas con tendencias violentas y en 2016 ese número subió a 500. Es casi el doble. Son cifras preocupantes y es hora de actuar. La escena salafista cuenta en su totalidad con unos 2.500 miembros. Sus motivaciones son más bien políticas y no necesariamente violenas.
¿En qué consiste su trabajo en la Red de Prevención de la Violencia?
Yo trato de apoyar y guiar a personas en dificultades. Estamos tratando de construir estructuras necesarias y adecuadas para la gente joven. Observamos qué es lo que esas personas pueden requerir en su situación y tratamos de ofrecerles soluciones que los ayuden a salir adelante.
La radicalización suele suceder más en internet que en las mezquitas. ¿Por qué?
El idioma es la clave. Los reclutantes de la escena salafista utilizan el alemán, mientras que en las mezquitas los imanes suelen hablar en árabe o en turco, que no es el idioma de la gente joven. Eso es importante. El primer contacto suele hacerse por internet y solo después se produce un encuentro físico.
¿Qué métodos utilizan los reclutantes para captar gente joven?
Se dirigen directamente a los corazones de los jóvenes, lanzando mensajes emocionales en forma de videos cortos y videos musicales, así como hashtags y textos. Están muy activos en las secciones de comentarios, porque utilizan o manipulan hechos para apelar a las emociones de sus grupos objetivos. Su fin es que la gente joven comience a consumir sus mensajes para ejercer influencia sobre ellos. Así es como se los adoctrina.
¿Por qué la gente joven es vulnerable a esta estrategia y a esta ideología?
Hay una serie de problemas: falta de perspectivas, desempleo, problemas con la ley o con las drogas, conflictos familiares, en las calles y las escuelas…. Hay también cuestiones de identidad, jóvenes que se preguntan de qué grupo o cultura forman parte. Suelen identificar los valores sociales en deterioro como un problema, incluso aunque ellos mismos no alcancen los estándares morales a los que apelan. Es necesaria una especialización profesional para iniciar un diálogo con ellos.
¿Con quién desean hablar estos jóvenes? ¿A quién se toman en serio?
Con figuras auténticas que son estables en su fe y emanan un sentido de autenticidad. Yo desaconsejaría involucrar a organizaciones religiosas en la prevención de la radicalización, porque, de una manera u otra, todas ella tienen una determinada tendencia, lo que coloca a la gente de inmediato en el otro lado. Por eso defiendo que se emplee a organizaciones seculares, neutrales, que puedan traer a expertos en el islam para apoyarlos y seguir siendo profesionales.
¿Qué pueden hacer las autoridades alemanas para ayudar?
Me gustaría que cooperaran mucho más con la gente y las organizaciones que ya están trabajando con la gente joven, que se coordinen mejor con ellas y miren la mejor manera de combinar esos esfuerzos. En general, me parece importante que nos concentremos en el extremismo en su totalidad y no solo en el extremismo islámico que ocupa continuamente los titulares. Tenemos que mirar también hacia la extrema derecha. Ahí hay muchos más ejemplos de violencia e inclinación a la violencia, aunque no se hayan producido ataques terroristas como los que hemos visto en la escena salafista.
Autoras: Nina Haase y Sumi Somaskanda (MS/JCG)
El destino de los refugiados: huir hacia una vida incierta
Las imágenes de las grandes masas de refugiados de camino hacia Europa en 2015 y 2016 dieron la vuelta al mundo. Nunca se había documentado de forma tan amplia el sufrimiento que implica el proceso de la huida.
Imagen: Getty Images/AFP/A. Messinis
El objetivo principal: sobrevivir
Un viaje vinculado a las penurias y a los peligros para el cuerpo y el alma: huyendo de la guerra y la miseria, más de un millón de personas, sobre todo de Siria, se pusieron en camino en 2015 y 2016 hacia Turquía y Grecia. En las islas de Lesbos, Quíos y Samos todavía aguantan más de 10.000 personas en los campamentos. Desde enero hasta mayo de 2017, llegaron más de 6.000 nuevos refugiados.
Imagen: Getty Images/AFP/A. Messinis
A pie hacia Europa
Millones de personas intentaron llegar en 2015 y 2016 a Europa Occidental desde Grecia o Turquía siguiendo a pie la ruta de los Balcanes a través de Macedonia, Serbia y Hungría. Las masas de gente disminuyeron cuando se canceló oficialmente esta ruta y muchos países cerraron sus fronteras. Hoy, la mayoría de los refugiados llega a través de otra ruta muy peligrosa, de Libia a Europa por mar.
Imagen: Getty Images/J. Mitchell
Conmoción mundial
La imagen del niño de tres años, Aylan Kurdi, muerto en una playa turca dio la vuelta al mundo, causando una gran conmoción. Las imágenes de dicha tragedia se hicieron virales y se convierton en el símbolo de la crisis de los refugiados sirios. Europa no debe mirar hacia otro lado, era el mensaje que aparecía en las redes sociales.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/DHA
Caos y desesperación
Avalancha en el último minuto. Muchos sabían que su única vía de escape a través de Europa ya no estaba abierta, así que miles de personas intentaron desesperadas tomar trenes y buses abarrotados en Croacia. Unos días más tarde, Hungría también cerró sus fronteras. Al mismo tiempo, adecuaron contenedores, para que los refugiados pudieran quedarse hasta que llevasen a cabo su proceso de asilo.
Imagen: Getty Images/J. J. Mitchell
Ataques contra los refugiados
La irritación de la opinión pública fue enorme cuando una camarógrafa húngara puso una zancadilla a un hombre con su hijo en brazos, que intentaba cruzar un bloqueo principal en Röszke, Hungría, cerca de la frontera. En uno de los momentos más críticos de la crisis de los refugiados, en Alemania también aumentaron los altercados y ataques contra los refugiados.
Imagen: Reuters/M. Djurica
Fronteras cerradas
Cuando se cerró la ruta de los Balcanes en marzo de 2016, se produjeron muchos tumultos en las zonas froterizas. Miles de refugiados se quedaron atascados y la policía reaccionó de forma ruda. Muchos intentaron, como estos refugiados cerca de la frontera entre Grecia y Macedonia, evitar las fronteras, que se habían cerrado hacía poco tiempo.
Un niño bañado en polvo y sangre. La foto de Omran en Alepo, de cinco años de edad, dejó a la opinión pública en estado de shock y se convirtió en el símbolo de la crueldad de la guerra civil siria y la miseria del pueblo sirio. Un año más tarde, la red mostró nuevas fotos del menor en buen estado de salud. Los seguidores de Al Assad criticaron entonces que la imagen se usó como propaganda.
Imagen: picture-alliance/dpa/Aleppo Media Center
Incertidumbre en la nueva patria
Un hombre sirio carga a su hija, bajo la lluvia, en la frontera griego-macedonia, cerca de Idomeni. Espera encontrar seguridad para su familia en Europa. Según el Reglamento de Dublín, las solicitudes de asilo se deben procesar en el país de llegada de la UE. Muchos tuvieron que regresar al país de llegada. Grecia e Italia están sobre todo superados por la cantidad de solicitudes de asilo.
Imagen: Reuters/Y. Behrakis
Esperando el apoyo de Alemania
Alemania es el país de destino número uno de los refugiados, aunque su política de refugiados y de asilo se haya vuelto más restrictiva debido al gran flujo de inmigrantes. En Europa, ningún país ha acogido a tantos refugiados como Alemania: 1,2 millones. La canciller Angela Merkel se convirtió en un ícono para muchos de ellos.
Imagen: picture-alliance/dpa/S. Hoppe
Estado de emergencia en los campamentos de acogida
El campamento de acogida de refugiados en el norte de Francia, en Calais, fue desalojado. El lugar se incendió y las cerca de 6.500 personas tuvieron que ser evacuadas y ubicadas en otros centros. Medio año más tarde, los informes de organizaciones humanitarias aseguran que muchos menores siguen merodeando y viviendo en los alrededores de Calais.
Imagen: picture-alliance/dpa/E. Laurent
Ahogados en el Mar Mediterráneo
Las embarcaciones de salvamento marítimo civiles y estatales no paran. A pesar del peligro extremo que pueden correr sus vidas, muchos refugiados huyen de la pobreza o de la guerra en sus países con la esperanza de tener un futuro mejor en Europa. Solo en 2017, 1.800 personas han perecido en el viaje. En 2016, 5.000.
Imagen: picture alliance/AP Photo/E. Morenatti
Sin ley en Libia
Cientos de miles de refugiados del África subsahariana y de Oriente Próximo esperan en los campamentos de Libia para poder cruzar a Europa por mar. La situación en dichos campamentos es catastrófica, advierten las organizaciones humanitarias. Hay testigos que hablan de esclavitud y prostitución forzada. Y a pesar de todo, no dejan de soñar con Europa.
Imagen: Narciso Contreras, courtesy by Fondation Carmignac