Comemos en microplásticos lo que pesa una tarjeta de crédito
24 de marzo de 2022
Aunque no lo notemos, comemos y bebemos microplásticos cada día hasta un total de cinco gramos a las semana, el equivalente al peso de una tarjeta de crédito, dice estudio de la Universidad de Medicina de Viena.
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El plástico no es biodegradable y sigue descomponiéndose hasta quedar reducido a piezas milimétricas que entran en la cadena alimentaria y, al final, en nuestro cuerpo.
Estas partículas que entran en el tracto gastrointestinal a través de la comida y la bebida consisten en micro y nanoplásticos, que suponen especialmente un riesgo para la salud de las personas con enfermedades crónicas, como la diabetes, la obesidad o la hepatitis.
Así lo recoge el estudio "Desperdiciar o no desperdiciar: cuestionar los riesgos para la salud de los microplásticos y nanoplásticos con un enfoque en la ingestión y la carcinogenicidad", publicado en la revista Exposure & Health, que resume los últimos datos conocidos sobre esta cuestión.
Según Lukas Kenner, miembro del estudio e investigador de MedUni y del Hospital General de Viena, un intestino sano es capaz de hacer frente a este riesgo, mientras que las personas con enfermedades crónicas o distrés son "susceptibles a los efectos nocivos" de estos plásticos.
La investigación, que se centra en el impacto de las micro y nanopartículas en el sistema digestivo, también indica que ingerir estos plásticos podría activar mecanismos implicados en las respuestas inflamatorias e inmunitarias e, incluso, podría estar detrás de la aparición del cáncer.
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Microplástico podría causar cáncer e inflamaciones
Los nanoplásticos se definen como los que tienen un tamaño inferior a 0,001 milímetros; los microplásticos, de 0,001 a cinco milímetros, que siguen siendo parcialmente visibles a simple vista.
"En particular, los nanoplásticos están asociados con procesos bioquímicos que están involucrados de manera crucial en el proceso por el cual las células normales se transforman en células cancerígenas", explica el estudio.
Estas partículas entran en la cadena alimentaria a partir de los alimentos o el consumo de bebidas, pero también por los residuos de los envases. En este sentido, los investigadores sostienen que al beber de 1,5 a dos litros de agua al día de botellas de plástico se ingieren unas 90.000 partículas de ese material al año, mientras que al hacerlo del agua del grifo esta cifra disminuye a 40.000.
"El ser humano ha introducido una cantidad masiva de plástico en los entornos atmosférico, terrestre y acuático, lo que hace que los desechos plásticos sean tan ubicuos que incluso contribuirán a un rastro fósil identificable para las generaciones venideras", subrayan.
Además del impacto en los ecosistemas, el estudio pone el foco en las consecuencias "completamente inexploradas" para la salud humana.
"Se necesita con urgencia una investigación más detallada sobre cómo estos plásticos afectan al cuerpo humano: si pueden transformar las células e inducir la carcinogénesis y de qué manera, particularmente ante el aumento exponencial de la producción de plástico no degradable", concluyen los investigadores.
jov (efe, derstantard)
Microplásticos, esos compañeros cotidianos
A pesar de sus potenciales efectos dañinos para la salud y el medio ambiente, los microplásticos son nuestros compañeros diarios. Acá unos cuantos productos cotidianos que los contienen.
Imagen: picture alliance/JOKER/A. Stein
Plástico en tu boca
Si tienen menos de cinco milímetros de diámetro, son microplásticos. Estas diminutas partículas se acumulan en el mar, pueden penetrar en la cadena alimenticia e incluso diseminarse en el aire. Se encuentran en productos de cuidado personal, tales como la pasta de dientes. Es uno de los usos más habituales de los microplásticos en nuestra vida diaria.
Imagen: picture-alliance/dpa/S. Sauer
Exfoliantes de la piel
Según los expertos, algunos productos cosméticos pueden contener tanto plástico en su formulación como en el propio envase que los contiene. Los exfoliadores de la piel se sirven a menudo de los microplásticos, a los que denominan "micro-perlas". Después de su uso, desparecen raudas por el desagüe.
Imagen: picture-alliance/empics/Y. Mok
¿Delicioso plástico....?
Desde las aguas residuales, los microplásticos llegan a los océanos, donde pueden llegar a penetrar en la cadena alimentaria si el zoopláncton se alimenta de ellos. En 2017, investigadores hallaron que el 25% del pescado de mercados de Indonesia y California contenía plástico y fibras textiles. Todavía no hay estudios sobre si el consumo de microplásticos a través del pescado daña la salud humana.
Imagen: picture-alliance/dpa/Anka Agency International
Condimento plástico
Varios estudios publicados en 2017 demostraron que los microplásticos se hallaban presentes en sal marina de Estados Unidos, Europa y China. No es de extrañar, si tenemos en cuenta que entre el 60 y el 80 por ciento de la basura marina está conformada por desechos plásticos y que hasta 12 millones de toneladas de plásticos acaban cada año en el océano.
Imagen: picture alliance/Bildagentur-online/Tetra
Sin escape posible
Además de haber hallado microplásticos en el pescado, los científicos apuntan también hacia otros productos, tales como la miel. En la estrategia sobre plásticos recientemente adoptada por la UE, la miel fue mencionada como uno de los productos que contienen microplásticos.
Imagen: Colourbox
Vestir con plástico
Además de las "microperlas" de los productos de higiene, los textiles sintéticos liberan una gran cantidad de diminutas fibras plásticas en las aguas residuales. Según estudios, una carga típica de lavado de tejidos acrílicos de 6 kilogramos genera más de 700.000 fibras individuales.
Imagen: Imago/Mint Images
Ruedas sucias
Las ruedas son una importante fuente de microplásticos en el medioambiente. Están fabricadas con polímeros sintéticos y mezcladas con goma que se desgasta con el uso. Este proceso genera microplásticos que se dispersan en el aire o que son arrastrados por la lluvia. Investigadores están de acuerdo en que una alta proporción de partículas encontradas en el mar proceden de las ruedas de los autos.
Imagen: Colourbox/Akhararat
Abrimos el grifo y.... microplásticos
También se han encontrado microplásticos en el agua del grifo. En un análisis de muestras procedentes de diversos países del mundo, más del 80 por ciento estaban contaminadas con fibras plásticas. Así pues, si están en el agua, es muy probable que también estén en alimentos básicos como el pan.
Imagen: Imago/Westend61
Sí, lo sentimos, también en la cerveza...
Si los microplásticos están presentes en el agua del grifo, también lo están en la cerveza. Un estudio de 2014 encontró partículas plásticas en un total de 24 cervezas alemanas, aunque hubo gran variabilidad en los resultados y sería necesario investigar más para verificarlos. De momento, sigamos disfrutándola... Prost! ¡Salud!