Amenazas contra “regímenes canallas” y alabanzas para las Naciones Unidas: en Nueva York, Donald Trump se mostró como un decidido estadista. De temer será su próximo tuit, opina Konstantin Klein.
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"America First”: con ese lema de campaña se transformó Donald Trump en el 45 presidente de Estados Unidos. En la cosmovisión de Trump, los Estados Unidos no están primeros en el mundo, sino también solos. Según el presidente, los acuerdos internacionales van contra los intereses estadounidnses. Y durante su campaña, las Naciones Unidas fueron blanco de sus improperios y críticas.
Eso era en 2016. Hoy, Trump es presidente y por lo tanto, debe jugar a ser estadista. Y un estadista se comporta diferente a como se comporta un candidato a la presidencia. Ante la Asamblea General dijo que para él "la defensa de los intereses de Estados Unidos está siempre en primer lugar, tal como para ustedes, como jefes de Gobierno, también sus países están en primer lugar”.
Subrayó, además, que Estados nacionales fuertes e independientes pueden llevar a las Naciones Unidas al éxito: "No queremos imponerle nuestro estilo de vida a nadie”, pero sí "ser un luminoso ejemplo para todos”. Los objetivos más importantes son "la paz, la seguridad y la soberanía para todos los países del mundo”, agregó.
Sobre todo los representantes de aquellos países a los que Trump aludió como "canallas” pusieron cara de piedra. Trump les dirigió duras palabras. Por ejemplo, dijo que Corea del Norte debía contar con su completa destrucción si los EE. UU. o alguno de sus aliados son atacados.
Acuerdos y negocios
Además, criticó a los países que comercian con Corea del Norte y apoyan así sus avances militares. Dos o tres frases después, Trump agradeció explícitamente a Rusia y China por haber apoyado las más recientes sanciones contra Corea del Norte en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. La política internacional es una cosa complicada.
Para Trump, también Irán es un país que propaga el miedo y el terror en el mundo. El presidente estadounidense dijo que el acuerdo atómico con Irán fue uno de los peores "deals” y una vergüenza para Estados Unidos. El autodenominado campeón empresarial mundial parece confundir todavía los acuerdos internacionales con los negocios. También mencionó a Venezuela, "cuyo presidente, Maduro, oprime a su pueblo”. Incluso arrancó algunas carcajadas a los asistentes al decir que "no aplica mal el socialismo, sino que lo aplica literalmente”.
El doble Trump
El actual presidente de los Estados Unidos existe por partida doble. Por un lado, el presidente airado, que dispara por las mañanas mensajes de 140 caracteres vía Tweet y, por otro lado, el presidente que sube al podio y lee con mirada fija un texto de un teleprónter, con frases completas y escrito por profesionales.
El presidente del teleprónter hace olvidar, a veces, a los observadores, y, sobre todo, a los medios de comunicación estadounidenses, al presidente de los tuits y pensar que Trump, efectivamente se ha transformado en un verdadero estadista. Pero que los límites entre el uno y el otro son difusos, lo demostró la mañana antes de su discurso ante la Asamblea General.
El problema es que de un presidente de Estados Unidos, una súper potencia, la única que había quedado en los años 1990, el mundo puede esperar más que un discurso pronunciado con voz firme y sin errores. Lo que el mundo tiene derecho a esperar es: previsibilidad. Previsibilidad no puede esperarse de los "países canallas”, pero sí, y con más razón, de una súper potencia.
En su discurso en Nueva York, Trump intentó transmitir una imagen de previsibilidad de su Gobierno. Solo habrá que esperar hasta el próximo arrebato en uno de sus acostumbrados tuits mañaneros para experimentar al otro Trump.
Donald Trump, el presidente impredecible
Son los primeros tres meses de una larga presidencia. No hay nada semejante a Trump. El presidente 45 de Estados Unidos hace que el mundo aguante la respiración.
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Discurso inaugural
El primer discurso presidencial tras la toma de posesión el 20 de enero en las escaleras del Capitolio fue una extensión de la campaña. Casi de manera agresiva anunció los lineamientos de su nueva política: “Primero Estados Unidos”. El país estaría experimentando una masacre, dijo, y eso debe acabar. Frente al asombro de todo el mundo, la pregunta era: ¿qué planea este hombre?
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Ilusión óptica
¿Se ven más personas a la izquierda que a la derecha? ¡Se equivoca! Lo que pasa es que usted aún no puede aceptar las “verdades alternativas”. Exactos ocho años separan a las fotografías. Las manchas blancas de la derecha muestran la ausencia de visitantes el día de la posesión de Donald Trump el 20 de enero. El interés por la asunción de Barack Obama el 2009 fue indiscutiblemente mayor.
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La mujer a su lado
No se sabe mucho de ella. Melania Trump, la tercera esposa del presidente, es de Eslovenia. Exmodelo y madre de Barron William (2006), el hijo presidencial más joven desde John F. Kennedy Jr. Por eso se la compara a veces con Jackie Kennedy, por lo menos en lo que respecta a la moda.
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Muchos detractores animados
Protestas en masa contra el nuevo jefe de la Casa Blanca. Y esto ya desde el segundo día. Sólo en Washington había alrededor de 500.000 manifestantes en las calles en la “Marcha de las Mujeres”. En protestas paralelas, desde Nueva York hasta Los Angeles, se movilizaron más de cuatro millones de personas. Ya desde el principio, Trump polarizaba y agravaba las divisiones en el país.
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Un decreto tras otro
Trump gobierna por decreto. ¿Cómo? Los decretos los firma en serie utilizando el instrumento de poder de sus facultades ejecutivas, que utiliza frente al Congreso, siempre de manera legal. Sin embargo, con su prohibición de entrada para los musulmanes de varios países se excedió. Los tribunales federales detuvieron su aplicación. Mucho se preguntan: ¿sabe él lo que está haciendo?
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Los murmuradores
Su punto de apoyo, su inspiración. Stephen Bannon se convirtió en jefe de estrategias en la Casa Blanca. El controvertido periodista y exdirector en jefe del derechista “Breibart News” se autoproclamó como un economista nacionalista y le recomendó a Trump desmantelar por completo el aparato estatal. Al día 76 de su mandato lo separó del círculo del Consejo Nacional de Seguridad.
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La manipuladora
Ella es la madre de los “hechos alternativos”. Kellyanne Conway, abogada e investigadora de mercado, es la consejera oficial del presidente. Ya es conocida en el ámbito político como un “camaleón” muy notorio. Ya sea inventando una masacre, para legitimar la prohibición del ingreso de musulmanes, o a través de su apariencia “adolescente” en la Oficina Oval.
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Una entre millones
Guadalupe García de Rayos es el rostro del decreto presidencial del 25 de enero. La madre mexicana de dos niños nacidos en los Estados Unidos es una de las más de once millones de “indocumentados” que viven en el país. La mujer, de 36 años, fue detenida y deportada a México sin su familia. Exactamente lo que anunció Trump en la campaña electoral.
Su política recuerda a un permanente “Estado de Emergencia”. Comentadores y caricaturistas han ejercitado su creatividad con un presidente que abiertamente gobierna sin tabúes. En los carnavales de Alemania los diseñadores de carros fueron poco delicados a la hora de representar a Trump, haciendo referencia a la elocuente y famosa “Libertad” norteamericana.
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Frontera cerrada
Lo que aún está por decidirse será noticia en los próximos años. La frontera sur de Estados Unidos deberá convertirse en un obstáculo insuperable para los mexicanos. Eso también prometió Trump en la campaña electoral. Las familias separadas ya se reúnen en la valla, pero apenas les queda espacio para tocarse los dedos.
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Así lucen los perdedores
Siete años han luchado los republicanos contra “Obamacare”, la reforma de salud del gobierno saliente. Cuando tuvieron la oportunidad de realizar el cambio de sistema, el ala ultraconservadora empujó su reemplazo total. Paul Ryan, vocero de los republicanos en el Congreso, tuvo que reconocer la derrota. La imagen de Trump como “negociador” se vio debilitada.