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Comida rápida: la carne es débil

13 de mayo de 2006

Los hábitos alimentarios de los alemanes dejan mucho que desear. No se dispone de tiempo suficiente, se come en exceso fuera de casa y, sobre todo, falta voluntad para seguir una dieta saludable.

Cada vez hay más gordos.Imagen: AP

Las buenas intenciones, como las palabras, se las acostumbra a llevar el viento. Y es que ya se sabe que la carne es débil y la voluntad quebradiza, especialmente cuando se trata de privarnos de manjares. De nada sirve que la renuncia tenga como objetivo proteger nuestra salud.

Así lo constata una encuesta realizada por encargo de la Techniker Krankenkasse alemana (Seguro Médico para Técnicos). Según el estudio, los hábitos alimentarios de los alemanes son cada vez menos saludables. Los motivos que se apuntan son diversos: escasea el tiempo de que se dispone para las comidas, cada vez se tiende más a comer fuera de casa y, sobre todo, falta voluntad.

Malos hábitos

Se tiende a consumir carne y embutido en exceso.Imagen: AP

El estudio constata que uno de cada diez alemanes come más de tres veces por semana platos precocinados y que uno de cada dos asegura que come lo que le gusta independientemente de si es sano o no. Incluso un 46% de los hombres se muestra convencido de que la grasa se corresponde con una buena alimentación. Esta última afirmación la realizan sobre todo aquellas personas con ingresos más bajos.

Este sector de la población tiende a justificar sus malos hábitos asegurando que dispone de pocos recursos para alimentarse de una forma sana. Paradójicamente, esas personas tienden a consumir carne, embutido y comida rápida, que en comparación con otros alimentos más sanos acaban resultando incluso caros.

Los peores, los jóvenes

El estudio apunta a los más jóvenes como el grupo de mayor riesgo. La tendencia al consumo de comida rápida entre los menores de 24 años es especialmente preocupante, como también lo es el desinterés de los jóvenes por una alimentación saludable.

Según la encuesta, el 14 % de los alemanes menores de 24 años comen cada semana cuatro o más veces comida rápida; además, el 29 % de miembros de este grupo etario consume más de una vez al día huevos, embutido o carne; y sólo el 33 % dice fijarse en el origen y composición de la comida que compran.

Sólo buenas intenciones

Crece la fractura entre el deseo de una alimentación saludable y los hábitos reales.Imagen: dpa Zentralbild

Es cierto que cada vez se dispone de más información sobre hábitos alimenticios saludables. Una información que, aparentemente, se traduce en buenos propósitos: el 98% de los encuestados afirma que su peso es importante, que disponen de información sobre los hábitos más adecuados para llevar una alimentación sana, que están dispuestos a seguirlos y que para ellos tiene un gran significado comer en compañía y con tranquilidad.

De hecho, si nos tuviéramos que fiar de las propósitos de los consumidores, no habría problemas de sobrepeso, cardíacos o de diabetes derivados de una mala alimentación. Uno de cada cinco alemanes intenta adelgazar más de una vez al año, uno de cada tres desea beber menos alcohol y casi uno de cada dos asegura comer más rápido de lo debido y quiere tomarse más tiempo para las comidas.

Fractura entre deseo y realidad

La realidad, sin embargo, es otra bien distinta. Cada vez resulta más difícil escapar del marco de una sociedad globalizada que nos impone una cultura del "fast food" (comida rápida) contraria a las normas básicas de una alimentación sana.

Así, la fractura entre el deseo de una alimentación saludable y los hábitos reales es cada vez mayor. La falta de una conciencia real sobre los problemas derivados de una mala alimentación animan a los consumidores a olvidar con rapidez sus buenas intenciones.

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