Afganistán: empieza negociación entre gobierno y talibanes
12 de septiembre de 2020
El esperado diálogo intraafgano arranca en Doha con la petición de un alto el fuego y la exigencia de los radicales islamistas de que el país tenga en el futuro un sistema político islámico.
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Las históricas negociaciones entre el gobierno afgano y los talibanes para poner fin a una guerra de 19 años empezaron este sábado (12.09.2020) en Doha, capital de Catar con la participación del jefe del Ejecutivo afgano, Abdulá Abdulá, e importantes líderes talibanes. "Hemos venido a este país para lograr una paz digna y duradera", dijo en la inauguración del diálogo Abdulá, quien aseguró que la historia de Afganistán recordará este momento como "el fin del sufrimiento de nuestra gente".
El jefe de Gobierno defendió que el fin de la guerra a través de un acuerdo político es una demanda "legítima" de los afganos y consideró que la población del conflictivo país ya "ha sufrido suficiente". Agregó que no hay un ganador en el actual conflicto, por lo que llamó a establecer un sistema "islámico, constitucional e inclusivo" que preserve los derechos de todos los afganos, incluyendo a los hombres, mujeres, niños y las víctimas de la guerra.
"Una paz duradera puede allanar el camino para el retorno de millones de refugiados", indicó sobre los muchos que han huido de la guerra en las últimas décadas, en su mayoría hacia los vecinos Pakistán (2,4 millones) e Irán (hasta 3 millones). Abdulá pidió que no se repita el fallido encuentro en 1995 entre los talibanes y el destacado asesinado comandante Ahmad Shah Masoud, quien luchó contra los soviéticos y posteriormente con los insurgentes y del que el jefe de Gobierno fue la mano derecha en su juventud.
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Petición de un "alto el fuego humanitario"
El jefe de la diplomacia catarí, el jeque Mohammed ben Abderrahman Al Thani, presidió la apertura de estas negociaciones que se celebran en un gran hotel de la capital de Catar con la presencia del secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, y del enviado de Estados Unidos en Afganistán, Zalmay Khalilzad. Pompeo dijo que los talibán habían aceptado no servir de refugio para terroristas.
El negociador del gobierno afgano empezó agradeciendo a los talibanes su "voluntad de negociar". "Hoy puedo decirles con confianza que nuestro país recordará este día como el día del fin de la guerra y el sufrimiento de nuestro pueblo", dijo Abdullah Abdullah, un exministro afgano. Asimismo, pidió un "alto el fuego humanitario" a los talibanes. El jefe político de estos, por su parte, dijo que el Afganistán del futuro debe tener un sistema político islámico.
El jefe negociador talibán, mulá Abdul Ghani Baradar, pidió que se priorice otorgar "beneficios a todos" y no sólo a algunos sectores, y que el diálogo de paz avance con "un montón de paciencia y atención". "Continuaremos las negociaciones de paz afganas con total honestidad", aseveró, al abogar por un Afganistán "independiente, unido y desarrollado", con un sistema islámico que haga que todos los ciudadanos se sientan parte de él.
Pompeo llama a "aprovechar la oportunidad"
"Sin duda nos enfrentaremos a muchos desafíos en las conversaciones de los próximos días, semanas y meses. Recuerden que actúan no solo para esta generación de afganos sino también para las generaciones futuras, para sus hijos y nietos", dijo el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, en su primera intervención en la ceremonia de apertura de las conversaciones.
Pompeo instó, como ya hiciera cuando se anunció el inicio de las conversaciones, al gobierno afgano y a los talibanes a "aprovechar la oportunidad" para poner fin a "la oscuridad de cuatro décadas de guerra" en Afganistán. "Cada uno de vosotros tiene una gran responsabilidad, pero no estáis solos: todo el mundo quiere que tengáis éxito", dijo a los representantes de las partes afganas, a los que exigió un "proceso de negociaciones inclusivo", destacando la presencia de cuatro mujeres en el equipo negociador gubernamental.
lgc (afp/efe/reuters)
La interminable lucha por el poder en Afganistán
A 17 años de la invasión estadounidense, Afganistán sigue sumido en la violencia desatada por los talibanes. Una serie de mortales atentados en el último año sugiere que los radicales son más fuertes que antes.
Imagen: picture alliance/Photoshot
Una seguridad frágil
Los reiterados ataques que han tenido lugar en 2018 y 2019 han causado la muerte y dejado con heridas a cientos de inocentes, y muestran cuán frágil es la situación del país y el débil poder del gobierno. Los incidentes han provocado desesperación en los ciudadanos, cansados de la guerra, y han puesto en evidencia las limitaciones del Estado para garantizar la estabilidad.
Imagen: Reuters/M. Ismail
Una larga serie de ataques
Los episodios de violencia han puesto nuevameente a Afganistán en el centro de la mirada internacional. Tanto los talibanes como el Estado Islámico se han atribuido distintos ataques, mientras crece la presión para que el gobierno afgano mejore la seguridad y recupere los territorios que están bajo el dominio de distintos grupos insurgentes, incluidos los ya citados talibanes y Estado Islámico.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/M. Hossaini
Ofensiva de primavera
En 2018, los talibanes anunciaron el comienzo de su ofensiva anual de primavera, desestimando una oferta de paz realizada por el presidente Ashraf Ghani. Los milicianos, que luchan para reinstaurar su visión radical de la ley islámica, aseguraron que su campaña fue en respuesta a la estrategia adoptada por EE.UU. en 2017, más agresiva con el fin de forzar a los insurgentes a sentarse a negociar.
Imagen: Reuters
La política para Afganistán de Trump
El presidente de EE.UU., Donald Trump, presentó una nueva estrategia para Afganistán en 2017, prometiendo desplegar más tropas para entrenar a las fuerzas afganas. También aseguró que su país seguiría apoyando a los afganos en su guerra contra los talibanes y que, para ello, la presencia estadounidense se extendería todo lo que fuera necesario. En 2019, sin embargo, cambió de parecer.
Imagen: Getty Images/AFP/B. Smialowski
Proceso de paz
Pese a que el presidente Ghani realizó una oferta en febrero de 2018 para que hubiera conversaciones de paz "sin condiciones previas", los talibanes no mostraron interés alguno hasta 2019, desestimando las propuestas como parte de una "conspiración". En 2019 aceptaron negociar, pero directamente con Estados Unidos, pasando por encima de Kabul.
Imagen: Getty Images/AFP/N. Shirzad
Apoyo paquistaní
Pakistán ha sido presionado por Kabul y Washington para que deje de ofrecer refugio a los militantes acusados de realizar ataques en Afganistán, un cargo que Islamabad niega, insistiendo en que su influencia sobre los insurgentes es sobreestimada. Kabul e Islamabad intercambian acusaciones de proteger a milicianos del otro país. El lenguaje áspero ha caracterizado la relación entre ambos vecinos.
Imagen: DW/H. Hamraz
El papel de los señores de la guerra
Además de los talibanes, los señores de la guerra afganos ejercen una enorme influencia en el país. El año pasado, el líder de Hizb-i-Islami, Gulbuddin Hekmatyar, volvió a Kabul -tras un exilio de 20 años- para jugar un rol activo en la política. En septiembre de 2016, el gobierno firmó un acuerdo con él con la esperanza de que otros señores de la guerra y grupos radicales siguieran el ejemplo.
Imagen: Reuters/O.Sobhani
Un gobierno ineficiente
En medio de una interminable batalla por el poder, los niveles de respaldo al presidente Ghani no hacen más que bajar. La corrupción desenfrenada y el largo tira y afloja dentro del gobierno de unidad nacional respaldado por Estados Unidos han tenido un impacto negativo en los esfuerzos gubernamentales para acabar con el terrorismo.