Onerosa y prometedora compra
16 de agosto de 2011![Sede central de Google en California, Estados Unidos.](https://static.dw.com/image/2333577_800.webp)
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El anuncio de que Google comprará Motorola Mobility –la división de telefonía celular escindida de Motorola– levantó una polvareda en el sector de los aparatos móviles y dejó sentir sus efectos sobre las bolsas internacionales. En la de Tokio, por ejemplo, los papeles de las empresas productoras de teléfonos celulares aumentaron de valor cuando se dieron a conocer los planes de Google. Y la prensa no ha dejado de comentar la movida estratégica del titán de Internet.
El diario alemán Mitteldeutsche Zeitung, publicado en Halle, daba por sentado que, en la guerra de las patentes contra Apple y contendores de talla similar, Motorola y Google serían más fuertes estando juntos. De hecho, el comentarista de ese periódico apunta a que la táctica que Google acaba de aplicar –la fusión vertical de fabricantes de hardware y software para dominar mejor los mercados– la calcó de la empresa de Steve Jobs: aquel que controle los smartphones, las tabletas y los sistemas operativos respectivos, podrá también mercadear más fácilmente los contenidos y las aplicaciones compatibles.
El periódico especializado Börsen Zeitung, de Fráncfort, ha subrayado que lo más importante para Google es hacerse de las 17.000 patentes que Motorola Mobility controla. Google cuenta con que eso la ayudará a defenderse de los ataques jurídicos que Apple y Microsoft han dirigido contra el software para smartphones Android. Los comentaristas del diario Neue Osnabrücker Zeitung coinciden con los del Börsen Zeitung al especificar que 17.000 patentes son 17.000 ideas, es decir, un caudal de conocimiento bien resguardado del que Google podrá hacer buen uso en el futuro cercano.
¿Por qué tanto interés en Motorola?
Google pagará 40 dólares por acción en metálico, 63 por ciento más del valor de la acción al cierre de los mercados el viernes (12.8.2011), haciendo evidente su interés por la compañía estadounidense. Cuando Motorola dejó de ser una entidad monolítica y se dividió en Motorola Solutions y Motorola Mobility a principios de este año, el ala dedicada a la telefonía celular salió a la bolsa y se convirtió en una tentación para Google porque, aunque Motorola Mobility perdió mucho terreno en el mercado de los móviles frente a fabricantes asiáticos como LG o Samsung, la empresa todavía tenía mucho que ofrecer: sus patentes.
El presidente de Google, Larry Page, escribió en su blog que la compra de Motorola Mobility –pionera en telefonía celular y propietaria de uno de los arsenales de patentes más fuertes del sector– servirá para compensar las carencias que afligían hasta ahora al gigante de Internet. Hace pocas semanas, Google perdió de cara a Apple y a Microsoft en el forcejeo por el portafolio de patentes de Nortel. “Esta operación nos permitirá defender mejor a nuestro sistema operativo Android de las amenazas de Microsoft, Apple y otras compañías”, agregaba Page, sin aludir los aspectos riesgosos de esta jugada.
Google, vulnerable debido a su propio éxito
Los expertos en la materia señalan que la compra de Motorola por parte de Google hará que los operadores de Android se percaten de cuánto dependen del coloso de Internet y de lo rápido que sus negocios se pueden venir abajo por un simple cambio de planes de Google. Según el diario económico alemán Handelsblatt, el consorcio Microsoft ha visto una oportunidad para sí mismo en esta victoria de Google y ahora busca posicionarse como una alternativa para los fabricantes de teléfonos móviles que quieren abandonar el sistema operativo Android.
También el semanario alemán Der Spiegel ha hecho hincapié en los efectos que este trato entre Google y Motorola Mobility tendrá sobre las relaciones de poder entre los fabricantes de hardware y los diseñadores de software, si llega a concretarse. La revista apunta a que, como la alianza de Microsoft con el productor de teléfonos celulares Nokia, la alineación de Motorola Mobility con Google pondrá a temblar al sector.
Autor: Evan Romero-Castillo / dpa / Reuters / ots
Editora: Emilia Rojas Sasse
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