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La era posLula comienza el 1 de enero de 2011

31 de diciembre de 2010

A partir del 1 de enero de 2011, Dilma Rousseff asume la presidencia de Brasl de manos de Lula da Silva. Por primera vez una mujer llega al poder en el país más grande de América Latina. Varios desafíos la aguardan.

Dilma Rousseff es la primera mujer en asumir la presidencia de Brasil.Imagen: picture-alliance/dpa

El Brasil que asume la nueva presidenta, Dilma Rousseff, el 1 de enero de 2011 tiene mucho que mostrar. Su economía crece un siete por ciento anual, tiene el Producto Interno Bruto (PIB) más alto en 25 años, 28 millones de brasileros salieron de la pobreza, y otro buen número pudo ingresar a la universidad.

La primera presidenta en la historia de Brasil, ex ministra, gestora del “Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC por sus siglas en portugués) y heredera del Gobierno de Lula será la mandataria de una de las economías fuertes que más despierta interés en los mercados internacionales.

Sin embargo, otra profunda conocedora de la realidad brasilera, Marina Silva, ex ministra de Ambiente, ve un enorme desafío para el nuevo Gobierno. “Los logros obtenidos hasta ahora deben ser integrados en la agenda económica y social del país. Al mismo tiempo, es necesario corregir los errores cometidos durante décadas y siglos del uso depredador y no sostenible de los recursos naturales”.

Medio ambiente: tema relevante en Brasil

La región del Amazonas, una de las zonas más ricas en biodiversidad de Brasil.Imagen: AP

La también senadora y ex candidata a la presidencia de Brasil no quiere especular si Dilma Rousseff priorizará la transición hacia una economía de bajas emisiones de carbono, así como si ampliará la preocupación ambiental a sectores como la educación, la salud y la energía.

Lo que sí ha percibido Silva es una nueva mentalidad de los brasileros. “A pesar de las circunstancias de mi candidatura y del proyecto que representé, así como del poco tiempo que obtuvimos en televisión (un minuto y veinte segundos contra siete minutos para Serra y diez para Rouseff), y de que no teníamos una estructura económica, obtuvimos 20 millones de votos. Ésta es una señal muy fuerte de parte de los votantes, que muestra que el medio ambiente es un tema relevante en Brasil”, dijo la ex candidata presidencial.

Energía, infraestructura, impuestos y derechos laborales

El Gobierno de Rouseff asume la misión de reglamentar la exploración de la mayor reserva de petróleo de Brasil en la formación geológica submarina de Pre Sal. Frente a lo inevitable, Silva dice que “los yacimientos de Pre Sal no pueden ser utilizados desde la perspectiva del petróleo por el petróleo mismo. Una gran parte debe ser utilizado para invertir en tecnología, conocimiento a innovación, con el fin de superar la transición de esta fuente de energía, que está basada en combustibles fósiles”.

Uno de los hombres más importantes del sector industrial de Brasil, Paulo Skaf, concuerda con que las inversiones en energía son fundamentales para el desarrollo del país. El también presidente de la Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo (Fiesp) representa este sector que produce el 42 por ciento del BIP de Brasil.

Petróleo y generación de energía son algunos de los desafíos de Rousseff.Imagen: DW

“El país no ha invertido en más de 30 años en infraestructura. Tenemos graves deficiencias en puertos, carreteras, aeropuertos, así como en la generación de energía. Dilma Rousseff ya fue miembro del Gobierno. Fue ministra de Energía, jefa del Gabinete y coordinó el PAC. Es por ello, que ella es consciente de estas prioridades”, dice Skaf.

El Gobierno de Rousseff también tendrá que ocuparse de otra expectativa del sector industrial: las reformas de los impuestos y de los derechos de los trabajadores, que no fueron lleavadas a cbo por Lula. “Sufrimos de una amplia burocracia, una alta carga tributaria y normas laborales complejas que muchas veces no benefician al trabajador. Los gastos de las empresas son muy altos, pero el empleado recibe un salario bajo debido a las cargas fiscales”, dice Skaf.

A pesar del auge económico, la industria brasilera observa una tarea urgente para el Gobierno de Rousseff. “Nuestra moneda está sobrevalorizada. Por ello nuestros productos no son competitivos en el mercado internacional. Con el dolar débil se estimulan al final las importaciones, pero no porque la industria brasilera no sea competitiva, trabaje mal o sus productos no sean de alta calidad. Todo ésto se debe a la guerra de divisas”, dice Skaf.

Asuntos internacionales

Susanne Gratius, de la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior – FRIDE ubicada en Madrid, piensa que el Gobierno de Rousseff se enfocará a los problemas internos, como la inequidad social y de género. “Ella va a insistir en las políticas sociales de Lula. No dará tanta importancia a cuestiones internacionales como lo hizo el anterior presidente. Lula fue el presidente que más viajó al extranjero en la historia de ese país”, dice Gratius.

Los temas más controversiales de la agenda internacional actual, como las relaciones con Irán, perderán, según Gratius, seguramente relevancia bajo el mandato de Rousseff. “En Europa, Dilma Rousseff es vista como la heredera de Lula que obtuvo la mayoría en el Congreso, trajó viejas figuras (del partido al Gabiente), y mantuvo otras. Se percibe una continuidad, pero sin el gran carisma de Lula”, concluye Gratius.



Autora: Nádia Pontes / Cristina Mendoza Weber

Editor: Enrique López

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