El 6 de julio de 2005 se dio la noticia al mundo: los Juegos Olímpicos de 2012 se celebrarían en Londres. Fue la confirmación de las esperanzas de miles de aficionados que aguardaban el veredicto con angustia y anticipación en Trafalgar Square, uno de los puntos más neurálgicos de la capital británica.

La alegría les duró poco. Al día siguiente, lo que comenzó como un sueño acabó como una pesadilla: la mañana del 7 de julio, cuatro terroristas islámicos nacionalizados en Inglaterra detonaron bombas en tres metros londinenses; otra bomba explotó en uno de los típicos autobuses rojos de dos pisos. 52 personas murieron en los atentados, y más de 700 resultaron heridas.

Los atentados recordaron duramente a todos aquellos que consideraban las amenazas del terrorismo durante la celebración de los Juegos Olímpicos como algo improbable el hecho de que Londres vive bajo una amenaza real de terrorismo islámico.

“Los Juegos Olímpicos son el objetivo perfecto para ataques terroristas”, dice George Kassimeris, experto en terrorismo de la Universidad de Wolverhampton. “Y a causa de las intervenciones de Gran Bretaña en Afganistán e Irak, la situación es ahora más sensible que cuando se celebraron los Juegos en Atenas, Sidney o Pekín.”
 

Cifras desbordantes

Los organizadores de Londres 2012 destacan por ello que se va a hacer todo lo humanamente posible para asegurar la seguridad. “Vamos a tener medidas a punto para cualquier tipo de eventualidad”, expresó el representante del Comité de Organización, Sebastian Coe, y añadió: “No tiene sentido correr ningún tipo de riesgo”. Los costes para esta olimpiada relacionados con la seguridad podrían ascender a 1.250 millones de euros. En ello se incluyen sueldos para 23.700 soldados y demás personal militar; en los puntos cumbre, el contingente podría incluso aumentar en 13.500 oficiales más. Ni siquiera en Afganistán hay ahora mismo tantos soldados estacionados.

La cifra de personal de seguridad, establecida por la compañía G4S, estaba pensada anteriormente para que coincidiera con el número de policías (17.000). No obstante, G4S acabó confesando que le resultaría imposible colocar a tantos empleados. Para llenar los huecos se ha recurrido a 3.500 soldados británicos.
 

Demostración de poder

Como avance de la fiesta de inauguración de los Juegos, el Gobierno británico ha hecho un despliegue de ejercicios militares durante una semana, en el que participaron desde aviones militares hasta helicópteros de la armada. Además, según el Gobierno, se han instalado misiles tierra-aire en los techos de los edificios más altos al este de la capital británica, desde los que se tiene una clara vista del estadio olímpico. Se ha entrenado especialmente a varios francotiradores para apuntar a pilotos de “aviones terroristas” de bajo vuelo. Por primera vez, personal de guardia patrullará la red de metros de Londres armados con ametralladoras.

Todo esto hace de la Olimpiada de 2012 la mayor operación de seguridad de Gran Bretaña en tiempos de paz. “El Gobierno británico hará todo lo que esté en su mano para estar preparado ante cualquier eventualidad – tanto en el aire como en el suelo, bajo tierra y en el agua”, dice Kassimeris.
 

La ciudad “no está en estado de sitio”

Y a pesar de todo, los organizadores insisten en que darán una calurosa bienvenida a todos sus invitados. “Nos queremos asegurar de que los Juegos sean seguros, pero al mismo tiempo no deseamos mostrar al mundo una imagen de una ciudad en estado de sitio, porque Londres en ningún momento lo será”, dijo Coe. “Invitamos a la gente a que venga a Londres, y que celebren el mayor evento deportivo que se ha visto en este país”, añadió.

La compañía de seguridad G4S comentó al respecto: “Nos estamos esforzando mucho para mantener este equilibrio: ocuparnos de la seguridad, y de que la gente se sienta bien acogida”, dijo David Commins.

Los visitantes deberán pasar por procesos de seguridad como los de los aeropuertos para entrar en el estadio, y habrá estrictas normas sobre lo que se puede llevar encima y lo que no. En Londres, habitantes y turistas recibirán la advertencia de que es posible que se den retrasos en los metros y autobuses; millones de viajantes se verán afectados en la ciudad a causa de las severas medidas de seguridad. Muchas compañías permitirán a sus empleados trabajar desde casa durante el periodo de los Juegos Olímpicos. Otros optarán directamente por irse de Londres e intentar encontrar algo de calma fuera de la vorágine urbana.

“Cuando se establecen medidas de seguridad de semejante calibre, automáticamente supondrán dificultades e incomodidades para muchos. Además, también se restringirá significativamente la libertad de los ciudadanos. Me temo que es lo que corresponde, si se quieren proteger los Juegos”, dice Kassimeris.

Autor: Joanna Impey / lab
Editor: Enrique López