Las Iglesias ortodoxas, que cuentan con unos 300 millones de fieles, planearon un encuentro histórico en Creta. Pero el primer concilio en más de un milenio corre peligro de fracasar.
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La Iglesia ortodoxa tenía grandes planes. Para el 19 de junio está previsto el inicio de su primer concilio desde el año 787, con la participación de unos 350 obispos, de las 14 Iglesias ortodoxas existentes en el mundo. Cinco de ellas han declinado ahora participar en el encuentro, incluyendo la Iglesia Ortodoxa Rusa. El Santo Sínodo, con el patriarca Cirilo, justificó su decisión señalando que el concilio amenaza con dividir a la comunidad ortodoxa en lugar de unirla. Al respecto conversamos con el profesor Thomas Bremer, del Instituto Ecuménico de la Universidad de Münster.
DW: Profesor Bremer, la Iglesia ortodoxa no es un bloque monolítico. ¿Cuál es su estructura?
Thomas Bremer: La Iglesia ortodoxa consta de 14 Iglesias autónomas. Cada una de ellas tiene tuición sobre un determinado territorio y decide sobre sus propios asuntos. Pero todas se conciben, en conjunto, como una Iglesia ortodoxa.
El patriarca de Constantinopla es considerado tradicionalmente el primus inter pares. ¿Por qué tiene dificultades permanentemente con el patriarca de Moscú?
La de Constantinopla es la primera de las Iglesias ortodoxas, pero hoy en día el Patriarcado de Constantinopla, en Turquía, es muy pequeño. En Estambul, que es el nombre actual de la ciudad, hay solo unos pocos miles de creyentes ortodoxos. También pertenecen a él fieles en las islas griegas y en parte de Grecia. Además, Constantinopla reivindica jurisdicción sobre los creyentes que viven en territorios no ortodoxos. Por ejemplo, los que viven en Estados Unidos o en Alemania.
La de Moscú, en cambio, es la mayor Iglesia ortodoxa. Se estima que tiene más de 100 millones de miembros en Rusia, Bielorrusia, Ucrania y otros países. Hay algunas polémicas de fondo, pero también está el asunto de la primacía dentro del ámbito ortodoxo.
Poco antes del primer concilio ortodoxo desde hace más de 1 200 años, tras 55 años de preparación, se produce ahora el boicot. ¿Cómo ocurrió esto?
Ya se sospechaba que podría haber ciertas dificultades. El primer detonante fue la declinación de asistir del Patriarca de Bulgaria, hace unas dos semanas. Fue algo sorpresivo, porque todos los preparativos de los últimos dos años se habían realizado con gran consenso. Todos los documentos han sido aprobados por unanimidad. Todos estaba informados del cronograma y de lo que habría de ocurrir. Entonces resulta curioso y sorprendente que los búlgaros dijeran que se requería más tiempo y que el concilio debía ser aplazado.
Entretanto, Bulgaria, Georgia, Serbia, Antioquía y Rusia piden que se posponga el encuentro. ¿Cuáles son los temas a tratar en el concilio?
Hay seis textos preparados, que son conocidos y han sido publicados. Y hay un mensaje, un texto, que aún debía ser elaborado. Estos seis textos se refieren a la misión de la Iglesia ortodoxa en el mundo de hoy, a la relación con otras iglesias cristianas, al ayuno, al matrimonio, a la autonomía de cada Iglesia y a la diáspora.
Ahora las iglesias antes mencionadas se han echado atrás y piden una postergación. ¿Qué ganan con eso?
Si el concilio no tiene lugar ahora, no se qué ocurrirá; si se trabajará con vigor para celebrarlo pronto o no se hará nada por largo tiempo.
Pero también los cristianos ortodoxos viven en la modernidad y requieren respuestas acordes a nuestro tiempo…
También hay ortodoxos en sociedades occidentales. En Estados Unidos, teólogas y teólogos ortodoxos discuten en forma crítica los textos del concilio. Sostienen que no es lo que se necesita hoy. (…) Es de temer que la comunidad ortodoxa tenga dificultades para demostrar unidad. Lo que está exhibiendo ahora es una gran desunión. Por otra parte, corre peligro de quedar a la zaga de la modernidad y perder contacto con las personas que viven en la modernidad, tanto en Occidente como en sus propios países.
¿Qué dicen las escrituras sagradas acerca del trato a la naturaleza?
Los cristianos, los musulmanes, los hindúes, los budistas y los judíos, todos viven en el mismo planeta. Y todos se ven igualmente afectados por las consecuencias del cambio climático.
Imagen: Mixtribe-Photo / CC BY 2.0
La salvaguarda de la Creación
Adán y Eva en el Jardín del Edén: en el cristianismo y el judaísmo, conservar la integridad de la creación es una de las tareas que Dios dio al hombre: “Tomó, pues, Dios al hombre, y le puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.” (Génesis 2: 15)
Imagen: Jonathan Linczak / CC BY-NC-SA 2.0
La Tanach judía y la Biblia cristiana comparten partes fundamentales
La historia de la creación se cuenta en el libro primero de Moisés. El Génesis es parte de la Torá, la primera parte de la Biblia hebrea, también llamada Tanaj.
Imagen: Lawrie Cate / CC BY 2.0
Las Palabras que se extendieron por todo el mundo
La historia de la creación es también una parte fundamental del Antiguo Testamento de la Biblia cristiana. Esta escritura sagrada es una de las obras más difundidas y más ampliamente publicadas en el mundo.
Imagen: Axel Warnstedt
El “mandato de gobernar” de los humanos
“Y los bendijo Dios; y díjoles Dios: Fructificad y multiplicad, y henchid la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces de la mar, y en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra” (Génesis 1: 28) es uno de los pasajes más conocidos de la Biblia que justamente se interpreta de forma distinta en relación con el mandato de gobernar la tierra (dominum terrae).
Imagen: Axel Warnstedt
Tratar la obra de Alá con moderación
También en el Islam se debe proteger la obra del Creador. El hombre puede aprovechar lo creado, pero con moderación. “El sol y la luna discurren por dos órbitas precisas; y el astro y el árbol se postran. Ha elevado el cielo y ha puesto la balanza para que no abusarais al pesar y cumplierais el peso con equidad sin menoscabo”. (Corán, Sura 55: 3-10)
Imagen: sektordua / CC BY 2.0
Sin corrupción en la tierra
El Corán contiene instrucciones específicas para el ser humano. Muchas se refieren al medio ambiente, explicando cómo se debe tratar a la naturaleza. "¡No corrompáis en la tierra!" (Corán, Sura 2: 11).
Imagen: Axel Warnstedt
El eterno ciclo del hinduismo
En el hinduismo, no hay un dios único ni una escritura sagrada con una sola historia de la creación: todo es parte de un ciclo compuesto de elementos individuales, vivos o muertos, visibles o invisibles, los cuales están interrelacionados unos con otros, y se repite continuamente. Los seres humanos son parte de este mundo y tienen la misma importancia que cualquier otra criatura.
Imagen: public domain
Eterno equilibrio
Quien toma algo, tiene que dar algo a cambio: “Al ser complacidos mediante la ejecución de yajñas [sacrificios], los semidioses, que están a cargo de satisfacer las diversas necesidades de la vida, les proveerán a ustedes de todo lo que necesiten. Pero aquel que disfruta de esos regalos sin ofrecérselos a su vez a los semidioses, es sin duda un ladrón”. (Bhagavad Gita 3:12)
Imagen: Axel Warnstedt
Sin distinción entre el yo y el medio ambiente
En el budismo, todo está interrelacionado, y es una religión basada en el intercambio. Los budistas no hacen distinción entre el yo y el medio ambiente. Los que aspiran a la iluminación se sienten como parte de todos los demás seres vivos y comparten su dolor. El ciclo de la vida puede terminar si la persona alcanza la iluminación y entra en el Nirvana.
Imagen: Jody McIntryre / CC-BY-SA-2.0
Todo está conectado
El Tipitaka, también conocido como Canon Pali, contiene las enseñanzas más antiguas de Buda. En él se describe la dependencia y la conexión de todas las cosas: “Cuando hay esto, habrá aquello. Cuando esto surge, aquello surgirá. Cuando no hay esto, no habrá aquello. Con el cese de esto, aquello cesará”. (Canon Pali, Samyutta Nikaya II, 12.21).