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Conclusiones tras Lampedusa

8 de octubre de 2013

Tras el entierro de los refugiados fallecidos en la costa de Lampedusa, surge la pregunta: ¿qué hacer con los supervivientes? Italia y la Unión Europea siguen sin llegar a un acuerdo en sus políticas migratorias.

Imagen: Reuters

Sharif está sentado a la sombra del muro de cemento del campamento de refugiados Marina Granda, situado en el extremo oeste de la isla de Sicilia. Ha sido su lugar de residencia ya durante más de un año. Sharif huyó de su país natal, Somalia, y llegó a Europa en barco. Tras atracar en la isla de Lampedusa, fue llevado al campamento en Sicilia. “En Somalia hay una guerra, y no se sabe cuándo acabará. En Italia, la vida es difícil, pero es mejor que en mi país”, cuenta Sharif.

El somalí vive con otros 100 hombres en un gran dormitorio. Le está permitido salir del campamento, pero la ciudad más próxima, Trapani, está a kilómetros de distancia. Sharif no sabe cuándo podrá comenzar su nueva vida en Europa: la última oleada de refugiados ha doblado el tiempo necesario para procesar las solicitudes de asilo. El proceso de la solicitud de Sharif podría llevar otro año entero. Las autoridades italianas no dan abasto.

La tragedia de los refugiados en Lampedusa

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De todas formas, Sharif solo necesita paciencia. Otros refugiados lo tienen mucho más difícil; especialmente aquellos que se encuentran detenidos en un centro de identificación y deportación, conocidos en Italia por las siglas “CIE”. En estos centros, los inmigrantes ilegales pueden estar retenidos hasta 18 meses sin juicio para tramitar su identificación, según las autoridades. Quien puede, salta la valla de cuatro metros de altura que rodea el edificio para huir. “Hace poco se escapó una pareja”, dice uno de los residentes de la ciudad más cercana, Trapani-Milo. “Es algo que pasa aquí casi a diario. Ya no se puede dormir por las noches debido al estruendo que viene del campamento. La gente allí grita y se rebela”.

Italia, colapsada

El sistema italiano para procesar la llegada de inmigrantes está completamente saturado. Mientras el Estado intenta detener la inmigración ilegal estableciendo un ejemplo con su política de detenciones, muchos refugiados consiguen escapar de los campamentos donde se les lleva o retiene. Los guardias lo admiten abiertamente: se encuentran impotentes ante la escapada en masa de refugiados y la falta de personal en sus filas. Además, los refugiados huidos dejan así un espacio muy necesitado para las próximas llegadas.

La espera para comenzar una nueva vida puede llevar años.Imagen: DW/K. Hoffmann

El ministro de Interior italiano, Angelino Alfano, ha anunciado la construcción de más campamentos de refugiados. Su estrategia consiste en fortalecer las comisiones que revisan las solicitudes de asilo y expandir los establecimientos que reciben solicitantes para que alcancen “una capacidad de 16.000 puestos en el país entero”.

Un tema transfronterizo

Es dudoso, no obstante, que estas medidas cambien el hecho de que la mayoría de los inmigrantes ilegales en Italia intentan pasar a otros países europeos. Por ello, Alfano ha anunciado una iniciativa para cambiar la ley europea actual que dice que cada inmigrante debe quedarse en el país al que originariamente llegó.

“Sicilia no es solo una frontera italiana: es también la frontera externa europea”, dijo Alfano. “La gente que llega aquí en barco no lo hace para tumbarse en nuestras playas. Lo que desean es ir a otros países europeos, ir a sus familias. Por ello, vamos a esforzarnos para conseguir un cambio en la política de asilo europea. Europa no nos puede pedir que nos hagamos cargo de los inmigrantes aquí sin levantar un dedo para ayudarnos”.

Quien puede, intenta saltar la valla para huir.Imagen: DW/K. Hoffmann

Laura Boldrini, la actual presidenta del parlamento italiano y exportavoz del Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en Roma, criticó la política de asilo de la Unión Europea tras la tragedia más reciente en Lampedusa, en la que al menos 231 refugiados murieron cuando su barco se incendió y se hundió en las costas de la isla. Los 28 miembros de la UE tienen 28 políticas diferentes de inmigración y refugiados, dijo Bodrini. Si los países no ceden algo de su soberanía en este tema, no se puede hablar realmente de una Unión Europea, concluyó.

Los sucesos de Lampedusa han puesto de manifiesto que ya es hora de debatir en profundidad la seguridad y la libertad de los inmigrantes. Y ese es el próximo objetivo de los ministros de Interior de la Unión Europea.

Autor: Karl Hoffmann / lab

Editor: Enrique López

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