Siete años de cárcel para ex pimera ministra bangladeshí
29 de octubre de 2018
La líder opositora y ex primera ministra bangladeshí Khaleda Zía fue condenada hoy a siete años de cárcel al ser encontrada culpable de cargos de corrupción.
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Esta sentencia que se suma a otra pena de cinco años de prisión que Zía está cumpliendo también por corrupción.
"El tribunal condenó a Begum Khaleda Zía a siete años de prisión y la multó con un millón de takas (unos 11.930 dólares) y una pena extra de cárcel en caso de no pagar la multa", anunció este lunes (29.10.2018) en una corte especial de Dacca el abogado de la acusación, Mosharraf Hossain Kajol.
Zía, de 73 años, fue trasladada a principios de mes a un hospital desde la cárcel en la que cumple la sentencia a la que fue condenada en febrero pasado, sin que se haya informado de las razones, y no ha estado presente en el nuevo juicio.
La ex primera ministra fue juzgada junto a otras tres personas por irregularidades en la recaudación de 375.000 dólares para el Fondo de Orfandad Zía, creado para financiar un orfanato.
Los otros tres acusados recibieron la misma pena que la líder opositora, de acuerdo con el letrado Kajol, que representa a la Comisión Anticorrupción de Bangladesh (ACC).
La ACC había registrado un caso por corrupción contra Zía en abril de 2011.
El abogado de Zía, Sanaullah Miah, afirmó a Efe que la decisión sobre cómo proceder a partir de ahora será tomada por el partido de la política, el Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP).
El mismo órgano judicial de Dacca había sentenciado a Zía por el fraude de unos 200.000 dólares también a través del Fondo de Orfandad Zía.
La mujer que gobernó el país en dos ocasiones (1991-1996 y 2001-2006) ha defendido reiteradamente su inocencia y ha asegurado de que se trata de una causa política orquestada por el Gobierno de su enemiga declarada Sheikh Hasina.
Pese a haber permanecido en prisión domiciliaria en varias ocasiones y tener actualmente 13 causas abiertas en su contra por corrupción, violencia y sedición, esta es la segunda condena contra la líder del BNP.
Bangladesh celebrará elecciones generales antes del 5 de enero, en una fecha todavía por determinar.
CP (efe, dpa, rtr)
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Niños rohinyá: abusados, secuestrados, huérfanos
La grave situación de los musulmanes rohinyá, obligados a escapar de las atrocidades cometidas por militantes y el Ejército en Myanmar, es difícil de digerir. Los niños son los más vulnerables, como muestran estas fotos.
Imagen: DW/J. Owens
Disparados y apuñalados
Desde agosto, más de 600.000 rohinyás han huido de Myanmar a Bangladesh. “El día que los militares vinieron, quemaron la aldea y le dispararon a mi madre cuando intentaba escapar. Mi papá no podía caminar, entonces lo apuñalaron. Lo vi con mis propios ojos”, dice Mohammed Belal, de 10 años, quien logró escapar.
Imagen: DW/J. Owens
Perseguidos por el trauma
La hermana de Mohammed, Nur, también vio la matanza. Ella y su hermano viven ahora en un refugio para niños sin compañía en Bangladesh. Ella puede jugar ahí y comer regularmente, un fuerte contraste con su viaje desde Myanmar, donde ella y su hermano casi se mueren de hambre. Pero la niña sigue siendo perseguida por el trauma de las últimas semanas. “Extraño a mis padres, mi hogar, mi país”, dice.
Imagen: DW/J. Owens
Conflicto de profundas raíces
El conflicto, el cual ha tenido lugar en los últimos 70 años y tiene sus raíces en la organización social del país después de la Segunda Guerra Mundial, ha cobrado más de 2.000 víctimas desde 2016, incluyendo la madre de Rahman, de 12 años (arriba). "Incendiaron mi casa y mi madre estaba enferma, así que no pudo irse", dice.
Imagen: DW/J. Owens
Salven a los niños
Dilu-Aara, de 5 años, llegó al refugio con su hermana después de ver a los militares asesinar a sus padres. “Estaba llorando todo el tiempo y las balas volaban sobre nuestras cabezas. De alguna forma escapé”. La agencia internacional Save the Children está ayudando a los menores que llegan a Kutupalong sin sus padres. Los niños representan hasta el 60% de los refugiados rohinyás en Bangladesh.
Imagen: DW/J. Owens
Cazados como animales
Jaded Alam está entre los cientos de niños que llegan a Kutupalong sin sus padres. Afortunadamente, su tía cuida de él, y muy bien, reconoce Jaded, quien creció en una aldea llamada Mandi Para, donde le encantaba jugar fútbol. Todo cambió cuando los militares atacaron. “Nos dijeron que nos fuéramos de nuestra casa. Cuando estaba corriendo con mis padres, les dispararon. Murieron en el acto”, dice.
Imagen: DW/J. Owens
Secuestro de niños
No todos han sido separados durante el escape. Rahman Ali ha estado registrando el refugio por semanas después de que Zifad, su hijo de 10 años, desapareciera. Los rumores sobre el secuestro de niños ha rondado el refugio por años y Rahman teme que su hijo haya caído presa de los traficantes de personas. “No puedo comer, no puedo dormir. ¡Estoy tan enojado! Es como si me hubiese vuelto loco”.
Imagen: DW/J. Owens
"Mi mente no es normal"
Cuando comenzó el tiroteo, Sokina Khatun hizo todo lo que pudo para proteger a sus hijos, pero no pudo salvar a Yasmine, de 15 años, y Jamalita, de 20, quienes estaban en una aldea vecina en el momento. “Les cortaron la garganta en frente de sus abuelos”, dice. “Estaba paralizada, no podía sentir el dolor. Ahora mismo, mi mente no es normal”, dice. Ella logró rescatar a nueve de sus niños.
Imagen: DW/J. Owens
Atacados, violados y robados
Yasmine cree que podría tener 15 años, pero luce considerablemente más joven. En su aldea, solía jugar con canicas y correr por los campos vecinos, pero recuerdos diferentes la persiguen ahora: el ataque de las fuerzas de Myanmar, la golpiza y asesinato de sus amados padre y hermanos y la violación por parte de un grupo de soldados que también la robaron: “Sentí mucho dolor en mi cuerpo”, dice.