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Condenados a entenderse

22 de julio de 2002

Tras el acuerdo en torno al islote de Perejil, alcanzado gracias a EEUU, los ministros del Exterior de España y Marruecos hablan sobre los problemas que empañan la relación bilateral, excepto Ceuta y Melilla.

Diálogo entre los gobiernos de Madrid y Rabat.Imagen: AP

Por lo pronto Madrid y Rabat superaron el conflicto y eso significa que los ministros del exterior de ambas naciones pueden volver a sentarse en la mesa de negociaciones. Después de cuatro horas de conversaciones, el Ministro del Exterior de Marruecos, Mohamed Benaissa y su homóloga española, Ana Palacio se negaron a hacer declaraciones conjuntas.

Previamente al encuentro, España afirmaba estar dispuesta a hablar sobre todos los temas de la agenda bilateral excepto uno, que está fuera de discusión y es el futuro estatus de Ceuta y Melilla, los enclaves españoles en el norte de África. Marruecos había anunciado que aprovecharía la reunión para tratar "todos" los asuntos que perturban las relaciones entre los dos países.

Analistas no esperaban ningún encuentro armónico, ni los comunicados dados a conocer por España, tras la retirada de sus tropas, abrigaban esperanzas sobre un acuerdo amistoso. Epaña afirma que con el repliegue de sus tropas se reestableció el ‘estatus quo’ existente antes de que se desatara el conflicto. Eso significa que ninguna de las dos naciones tiene derechos de soberanía sobre la isla. El gobierno marroquí da por lo menos señales de complacencia ante el repliegue militar español.

La inmigración y la pesca

Otro tema que empaña las relaciones bilaterales es la inmigración magrebí. El gobierno de Jose María Aznar endureció las leyes de inmigración afectando en primera línea a los ciudadanos marroquíes. Otro motivo de conflicto se deriva de los derechos pesqueros frente a las costas de Marroquíes. Un tratado desventajoso para los intereses de Rabat, no fue renovado por Marruecos, lo que ha afectado particularmente a las flotas pesqueras de España y Portugal.

Pero sin duda el tema más sensible de todos es la devolución de los enclaves españoles de Ceuta y Melilla, que España posee desde hace siglos y rechaza toda iniciativa de Rabat por discutir la cuestión. Incluso en los momentos más tensos del reciente conflicto en torno a Perejil, la Ministra del Exterior española se negaba categóricamente a hablar una palabra al respecto.

Dos ciudades españolas

Según el secretario español de Asuntos Europeos, Ramón de Miguel, el futuro estatus de ambos enclaves no están sujetos a discusión. "Son dos ciudades españolas," dijo. El gobierno marroquí quería hablar sobre el problema del contrabando que provoca pérdidas del orden de los 5 mil millones de euros al año. Por esa razón, afirmaba el gobierno de Rabat, sus tropas levantaron en la isla un "puesto de observación" militar, para así detener el contrabando.

La reunión con Benaissa en Rabat impidió que Ana Palacio representara a España en el Consejo de Asuntos Generales de la UE, la Ministra tampoco pudo reunirse con su homólogo británico Jack Straw, para deliberar sobre la propuesta británica de compartir con España la soberanía del estrecho de Gibraltar.

Ninguna bandera ondea ya en el islote de Perejil o Leila. Los integrantes de la Brigada Legionaria Alfonso XIII, que reforzaron las dotaciones militares en toda la zona, se retiraron de esos destinos para volver a sus bases en Almería y Málaga. Como suele suceder en las relaciones entre vecinos, España y Marruecos a pesar de los conflictos, están condenados a entenderse.