La Conferencia de Seguridad de Múnich no solo es escenario de la alta política internacional, sino también un laboratorio donde la diplomacia, muchas veces, se ejerce a puertas cerradas, con resultados inesperados.
Publicidad
Con la inauguración de la Conferencia de Seguridad de Múnich, este viernes (15.02.2019), no solo se da inicio a 48 horas de un apretado programa con decenas de eventos donde hacen su aparición jefes de Estado, ministros de Defensa pronuncian discursos y debaten ministros de Exteriores de diversas orientaciones políticas. La conferencia es un verdadero laboratorio donde se experimenta con las posibilidades diplomáticas, tarea que comienza con un tanteo de las diferentes posturas y un sondeo de los puntos en común. Y esto se produce, muchas veces, a puertas cerradas.
Tal vez eso tenga que ver también con el lugar donde se desarrolla la conferencia, el tradicional hotel Bayerischer Hof, un lugar especialmente indicado para la diplomacia de trastienda. Sus alfombras amortiguan los pasos, e incontables escaleras y pasillos abren bifurcaciones en los caminos que llevan a las cerca de 340 habitaciones. De ser necesario, incluso se puede evitar a curiosos reporteros y fotógrafos. La cúpula de la Conferencia de Seguridad de Múnich reservó 100 cuartos para reuniones confidenciales, que son entregadas por 30 minutos.
Plataforma para la política operativa
"La Conferencia de Seguridad de Múnich es un lugar donde se pueden probar ideas, desarrollar alianzas y organizar preparativos para que avancen procesos de paz, o para que comiencen”, explicó Wolfgang Ischinger, quien dirige el encuentro desde hace muchos años. Mencionó como ejemplo las negociaciones sobre el tratado sobre armas nucleares estratégicas "New START”. Según publicó en febrero de este año la revista "Política Internacional”, las negociaciones surgieron de conversaciones al margen de la Conferencia de Seguridad de Múnich de 2009. Dos años más tarde, la entonces secretaria de Estado de EE. UU., Hillary Clinton, y su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, firmaron los certificados de ratificación del tratado, también en Múnich, y otra vez al margen de la conferencia.
Es decir que, si el público se reduce durante un discurso de la canciller alemana, Angela Merkel, o del vicepresidente de EE. UU., Mike Pence, no será porque los participantes del encuentro se hayan ido a comprar suvenires de Múnich, sino porque tal vez estén en una de las reuniones bilaterales, de las cuales solo el año pasado se realizaron cerca de 2.200, según datos de los organizadores. Esos encuentros bilaterales, y a veces trilaterales, se han convertido en parte esencial de la conferencia, subrayó Tobias Bunde en conversación con DW. "Para muchos gobiernos, la Conferencia de Seguridad de Múnich es una forma efectiva de reunirse con otros representantes gubernamentales de manera rápida y eficiente, en lugar de hacer viajes de miles de kilómetros”, dijo Bunde.
En lugar de fina diplomacia, actualmente la política exterior está determinada, muy a menudo, por los tuiteos. Especialmente el presidente de EE. UU., Donald Trump, sorprende una y otra vez con decisiones de política exterior comunicadas a través de Twitter. Pero para Angela Merkel, por ejemplo, las conversaciones con amigos y oponentes en el marco de la Conferencia de Seguridad de Múnich no han perdido nada de su importancia.
"Estamos hoy ante una serie de conflictos, y el mundo, si bien ya no es bipolar, presenta conflictos locales y nuevos desafíos, como el terrorismo. Por eso, que hablemos los unos con los otros es tan importante como lo fue durante la época de la Guerra Fría”, señaló la canciller Merkel. Al menos, este año se espera, entre otros, a la mayor delegación estadounidense de todos los tiempos. Además del vicepresidente, Mike Pence, también estarán presentes el ministro de RR. EE., Mike Pompeo, el ministro de Defensa en funciones, Patrick Shanahan, y la portavoz de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. Eso permite esperar que también en Washington se busquen caminos más allá de la diplomacia a través de Twitter.
(CP/ERS)
Deutsche Welle es la emisora internacional de Alemania y produce periodismo independiente en 30 idiomas. Síganos enFacebook | Twitter | YouTube |
¿Guerra Fría recargada?
Con la suspensión del tratado nuclear INF, una de las principales iniciativas de desarme de los años 80 ha sido archivada. Este acuerdo fue un mérito de la diplomacia y del movimiento por la paz. Aquí una revisión.
Imagen: picture-alliance/dpa/P. Zinken
Rearme verbal y material
EE. UU. suspendió primero su participación en el tratado nuclear INF durante seis meses, y un día después, lo hicieron los rusos. Por el momento, estas decisiones ponen fin a una fase de tres décadas de entendimiento y desarme entre las principales potencias. Los militares y los políticos participaron en este pacto, igual que la sociedad civil, que se movilizó masivamente en los años ochenta.
Imagen: picture-alliance/dpa/P. Zinken
Arsenal del terror
El INF fue uno de varios tratados diseñados para frenar el terrorífico arsenal atómico creado por el rearme de la Guerra Fría. Aquí hay un misil Pershing II de EE.UU. equipado con una cabeza nuclear en la base estadounidense Mutlangen, en Baden-Württemberg (Alemania).
Imagen: picture-alliance/dpa/R. Schrader
Brindis por el entendimiento
El avance hacia el tratado INF fue logrado por el entonces presidente de EE. UU. Ronald Reagan (izquierda) y el líder soviético Mijail Gorbachov (derecha) en diciembre de 1987. Tras su firma en Washington, ambos políticos presionaron para un nuevo comienzo en las relaciones Este-Oeste.
Imagen: picture-alliance/dpa
Línea directa
Una de las grandes preocupaciones durante la Guerra Fría fue que las dos grandes potencias podrían declararse la guerra entre sí por un simple error de comunicación. Es por eso que los ingenieros de ambos países establecieron la llamada "línea directa" en 1963: una conexión directa entre Washington y Moscú. Esta imagen muestra un télex en el Pentágono en 1963.
Imagen: picture-alliance/ dpa
Entre dos frentes
Durante la Guerra Fría, el Telón de Acero corrió por el centro de Alemania. La República Federal de Alemania (RFA) estaba vinculada a Occidente, y la República Democrática Alemana (RDA) a la esfera de influencia oriental. En el caso de una guerra nuclear, el Gobierno federal tenía su propio búnker cerca de Ahrweiler, en su sede ubicada en Bonn.
Imagen: DW/Maksim Nelioubin
Gobierno subterráneo
En caso de una guerra nuclear, el Gobierno de Alemania Occidental debía continuar trabajando. Por lo tanto, el búnker estaba equipado con todo lo necesario. En el subsuelo también había una sala de reuniones con colores cálidos que supuestamente aliviaban el horror del búnker.
Imagen: DW/Maksim Nelioubin
¿Guerra nuclear? No, gracias
El temor a una posible guerra nuclear también impulsó a gran parte de la población a manifestarse. A fines de la década de 1970 surgió un movimiento por la paz que durante años exigió desarme y entendimiento. Aquí hay un pin correspondiente a una de las reuniones celebradas en Bonn, en octubre de 1981.
Imagen: HDG
Demostración histórica en el Hofgarten
El 10 de octubre de 1981, alrededor de 300 mil personas se reunieron en Bonn, entonces la capital de la República Federal, para protestar contra el armamento nuclear. La última reunión en el Hofgarten de Bonn se convirtió en una de las manifestaciones más impresionantes de la historia del movimiento alemán por la paz.
Imagen: picture-alliance/dpa/K. Rose
"Reunión de los valientes..."
"...no de los temerosos". Así describió el político del SPD Erhard Eppler, uno de los actores clave en el movimiento por la paz, al mitin de Bonn. Las palabras de Eppler se referían a que justamente quienes expresaban temor a la guerra eran valientes por ello.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Athenstädt
Bloqueo por la paz
En septiembre de 1983, los opositores a las armas nucleares bloquearon el depósito de armas de EE.UU. en Mutlangen. Entre ellos estaban el Nobel de Literatura Heinrich Böll y su esposa, Annemarie. Böll dijo que estaba allí "porque sería muy fácil defender algo tan primordial solo desde mi escritorio. También deseo solidarizarme con todas aquellas personas que tanto se sacrifican".
Imagen: picture-alliance / dpa
Críticas desde las Fuerzas Armadas
Uno de los opositores al rearme más famosos fue el general de división Gert Bastian. Junto con la política Petra Kelly, protestó contra el despliegue de misiles nucleares de mediano alcance en Europa. En 1983, ambos fueron de los primeros políticos del partido ecologista Los Verdes en ser electos para ingresar al Parlamento alemán.
Imagen: AP
Objetivos comunes en Occidente y Oriente
Muchas personas también tomaron las calles en la parte oriental de Alemania. "Espadas en arados" fue el lema del movimiento por la paz allí. Fue inventado en 1980 por el joven pastor Harald Bretschneider. Desde las filas de los activistas por la paz de Alemania oriental también surgió un movimiento de protesta contra el sistema político de la RDA.
Imagen: DW/W. Nagel
Logro I: desarme en el Este
El tratado INF llevó el desarme masivo del potencial nuclear a ambos lados del Telón de Acero. Esta foto de 1989 muestra una serie de misiles soviéticos SS-20 destruidos.
Imagen: picture-alliance/akg-images/Russian Picture Service
Logro II: desarme en Occidente
Los estadounidenses también retiraron sus armas nucleares de Europa. En 1988 abrieron el depósito de Mutlangen para la prensa internacional. Luego se llevaron los cohetes Pershing II a EE.UU., donde fueron desarmados. El peligro de que Europa pudiera convertirse en el escenario de una guerra nuclear parecía haber acabado.