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Constitución feminista de Chile: una "oportunidad histórica"

1 de septiembre de 2022

La de Chile, la primera constitución feminista del mundo, podría provocar una ola de reformas constitucionales. DW habló con la vicepresidenta de la Comisión de la Mujer de la Eurocámara y con una exasambleísta chilena.

Mujeres activistas realizan una performance en una plaza pública de Managua, Nicaragua, diciembre de 2019.
La performance del grupo chileno Las Tesis, presentada por primera vez en Santiago de Chile, el 25 de noviembre de 2019, ha dado la vuelta al mundo. Aquí, una representación en Managua, en diciembre de 2019.Imagen: Inti Ocon/AFP/Getty Images

"En este momento, tenemos una oportunidad histórica en Chile para cambiar la vida de las mujeres, no solamente la de las chilenas, sino la de las de América Latina y el mundo entero", dice a DW María Eugenia Rodríguez Palop, vicepresidenta de la Comisión de la Mujer en el Parlamento Europeo.

"La propuesta que hay ahora mismo sobre la mesa recoge las demandas del movimiento feminista de las últimas décadas y algunas acuciantes que tienen las mujeres en todas partes del mundo" afirma Rodríguez Palop, jurista y catedrática de Filosofía del Derecho.

"Esta propuesta constitucional chilena puede desencadenar una nueva ola de reformas constitucionales, que ojalá llegara a España y a la Unión Europea", comenta y hace alusión a la marea feminista internacional que desataron las mujeres chilenas con la performance feminista de Las Tesis.

¿Qué es exactamente lo feminista de la propuesta chilena?

La propuesta constitucional chilena reconoce el trabajo doméstico y el de cuidados como una actividad económica. Según datos de la CEPAL, que apoya este texto, mientras las mujeres dedican cuatro horas y 25 minutos al día a cuidados del hogar y la familia, los hombres, en promedio, lo hacen una hora y 23 minutos. "Toda persona tiene derecho a cuidar y ser cuidada", reza el Artículo 50 de la propuesta constitucional chilena y asegura que el Estado velará porque esto sea realizado en condiciones de igualdad y corresponsabilidad.

"Además de integrar a la mujer en todas las esferas de gobierno y de toma de decisiones, establece la protección de derechos de nosotras, de nuestras hijas, de quienes van creciendo", dice a DW Manuela Royo, abogada e historiadora, que integró la Convención Constitucional chilena.

Polémica por la inclusión del aborto

Se trata del derecho a una vida sin violencia y de los derechos sexuales y reproductivos, inscritos previamente en convenios internacionales. Entre ellos, el derecho a decidir sobre el propio cuerpo y a interrumpir voluntariamente un embarazo.

"Será la ley la que regule después los plazos y cambie la situación actual, en la que, si una mujer decide interrumpir un embarazo —y no es por violación, inviabilidad fetal o peligro para la vida de la madre— puede ir presa", subraya Royo.

"Una de las muestras de que los derechos sexuales y reproductivos, entre ellos el derecho al aborto, deben estar inscritos en la Constitución es el recurso de inconstitucionalidad que se ha presentado contra la ley vigente en España. También los retrocesos que están sufriendo las mujeres en Polonia y en Hungría", subraya Rodríguez Palop. 

Y no se trata de abrir la posibilidad a una interrupción en cualquier momento, hasta el final de la gestación, como se ha insistido en malinterpretaren algunos círculos, sino de permitir una regulación de plazos, recalca la eurodiputada, también investigadora del Instituto de Estudios de Género de la Universidad Carlos III de Madrid

Agua y educación sexual para todos

¿Otro aspecto feminista de la propuesta chilena? El artículo 40. "Para evitar embarazos no deseados, violaciones, discriminaciones y reproducción de estereotipos, la obligatoriedad de la educación sexual integral en las mallas curriculares de todos los establecimientos educacionales es lo más relevante", responde Manuela Royo. "Si desde la infancia somos capaces cuestionar la violencia patriarcal, va a ser más fácil evitar violencia de género", agrega.

La exasambleísta, quien fuera varios años defensora pública y ahora es portavoz del Movimiento de Defensa por el Acceso al Agua, la Tierra y la Protección del Medioambiente, ve en el derecho al agua otro aspecto feminista del texto. "La desprivatización de los bienes naturales y la lucha por el medioambiente no está separada de la reproducción de la vida", explica.

"Siempre he establecido la relación entre feminismo y bienes comunes", coincide, por su parte, Rodríguez Palop y hace alusión a lideresas medioambientalistas de todo el mundo.

"Me parece fabuloso que la Constitución chilena inscriba el agua como un derecho humano, algo que después de muchos años y mucho trabajo se consiguió en Naciones Unidas. Ha llegado el momento de que los Estados lo garanticen", exige Rodríguez Palop, desde Santiago de Chile, hasta donde se desplazó para, en el referéndum del 4 de septiembre, "apoyar el Apruebo, sin paliativos".

(rml)

 

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