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Constitución Europea: ¿referéndum, sí o no?

pk16 de julio de 2004

Mientras Gerhard Schröder rechazó categóricamente la realización de un referéndum en Alemania respecto a la Constitución Europea, Chirac y Blair anunciaron que quieren que "decida el pueblo" ¿Quo vadis Europa?

La Constitución Europea: nuevas especulaciones políticas.

Mientras que el jefe de gobierno alemán, Schröder, rechazó categóricamente esta semana la realización de un referéndum en el país para que la población decida acerca de si acepta o no el proyecto de Constitución Europea, el presidente francés anunció que probablemente se lleve a cabo "ya a mediados de 2005".

Jacques Chirac anuncia el plebiscito en Francia.Imagen: AP

Francia seguirá los pasos del Reino Unido, España y Portugal, entre otros países, que convocarán a los ciudadanos a decidir directamente si aceptan o no el actual proyecto constitucional, consensuado por los jefes de gobierno y Estado de la UE.

Hasta le fecha se sabe que diez países de los 25 países integrantes de la UE llevarán a cabo referéndums, en otros, como Alemania, de ninguna manera y otros más, en los que existe la posibilidad, pero no es obligatoria, todavía no han decidido qué hacer.

Numerosas facetas

Schröder y Blair: referéndum, ¿sí o no?Imagen: AP

La discusión en torno al elemento plebiscitario en la aprobación de la futura Constitución Europea tiene numerosas facetas. En primer lugar se halla naturalmente la cultura política de cada país. Países con tradiciones plebiscitarias o en los que incluso la Constitución Nacional obliga a una consulta popular, la realización de un referéndum es inevitable.

En otros países, como por ejemplo Alemania, el elemento plebiscitario no está previsto en los mecanismos de decisión popular. En Alemania se entiende que los representantes del pueblo elegidos para el Parlamento están en condiciones de decidir sobre si aceptan o no el actual proyecto constitucional europeo.

Schröder ha dicho que "la Constitución alemana prohíbe expresamente la realización de un referéndum y nosotros nos tenemos que atener por supuesto a lo que manda la Carta Magna". Y agrego: "lo que otros países hagan, es naturalmente cosa de sus propios gobiernos y de lo que regulen las disposiciones constitucionales".

Los propios ciudadanos alemanes se han manifestado en sondeos en un 77% a favor de la realización de un referéndum. Para ello sería necesaria primero una reforma de la propia Constitución alemana, lo que con las actuales mayorías parlamentarias, es, sin embargo, imposible.

Mezcla con la política interna

En otros casos, como el francés, se ha echado en cara al gobierno enlazar una cuestión europea, como lo es la aprobación de la Constitución de la UE, con temas de política interna, lo cual no es una "mezcla sana". Chirac ha recurrido a la posibilidad del reférendum para afirmar su posición política interna en relación sobre todo con Nicolas Sarkozy, su ministro de Economía y díscolo aspirante autoproclamado para sucederlo en el Elíseo.

Una situación similar se ha planteado en Gran Bretaña. La población de las Islas es tradicionalmente escéptica en cuanto a la Unión Europea y el país no ha adoptado ni siquiera el euro (también sigue circulando por la izquierda). Por ello ha causado sensación el reciente anuncio de Tony Blair de someter el proyecto de Constitución Europea a plebiscito.

Nuevamente, el anuncio no tiene tanto que ver con Europa como con la política interna en Gran Bretaña y sobre todo con las próximas elecciones. Para llevar a cabo las elecciones parlamentarias hay tiempo hasta mediados de 2006. Pero todo el mundo cuenta con ellas para el año próximo.

"Dejemos que el pueblo tenga la última palabra", dijo Blair, "porque es tiempo de decidir de una vez si Gran Bretaña quiere formar parte del centro y el corazón de Europa o ser una figura más bien marginal".

Una eventual victoria de la Constitución en un referéndum anterior daría nuevos impulsos a Blair y haría olvidar el marasmo de la guerra de Irak. Al mismo tiempo les quitaría argumentos a los conservadores, decididamente antieuropeístas.

Si lo que puede ser bueno para Chirac y Blair también es bueno para Europa, eso es naturalmente harina de otro costal.

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